Crimen de Karen: “El jurado no pensó en el daño hecho al bebé”

Para los padres de la muchacha lo peor no pasó. Cuentan que no saben cómo explicarle a su nieto, de apenas un año, que su madre murió protegiéndolo.

Cuando Raúl Guayquinao habla de su nieto, Lucas, no puede eludir la tristeza. Su voz comienza a quebrarse y sus ojos, que en todo momento parecen inyectados en sangre, toman un brillo particular, se tornan vidriosos, pero las lágrimas no alcanzan a escapar por su rostro.

Ayer cuando concluyeron los alegatos de clausura del juicio por jurados por el asesinato de su hija Karen Guayquinao (21 años), la familia de la joven víctima se retiró de la sala y aguardó en la vereda por varias horas, entre remeras blancas con imágenes de la joven junto a su niño y una pancarta que exigía justicia. Eran apenas las 11 de la mañana y todavía restaban las instrucciones del juez a las partes y que el jurado comience a deliberar.

Sin embargo la mente de Raúl no estaba puesta en la resolución del tribunal integrado por 12 ciudadanos. Él no pensaba en culpables o inocentes, él pensaba de que manera le iba a tener que comunicar en el futuro a su pequeño nieto que su mamá ya no está. Su voz se quebró por segunda vez al recordar que el pequeño Lucas cumplió su primer año hace pocos días, el 28 de mayo, y que cuando tenía tan solo dos meses su madre le salvó la vida entregando la propia.

El hombre asegura que “nosotros vamos a continuar mal porque hay que ver que cuando pasó todo mi nieto tenía apenas dos meses. Ahora nosotros tenemos la responsabilidad, por lo menos, de que se críe bien porque ya no tiene a su mamita”. La esposa de Raúl, Angélica Kennedy agregó que “para mi va a ser la misma tristeza de siempre, porque a Karen no me la devuelve nadie. La mataron cobardemente por la espalda”.

Las palabras de Raúl denotaron un profundo dolor, porque contó que “nosotros por más que los condenen, vamos a seguir mal para el resto de nuestras vidas, pero ahora lo que tenemos que ver es que el nene esté bien. Todavía no sabemos cómo se lo vamos a explicar”.

El pequeño permanece por estos días con su papá, Bernardo Naim, fuera de la ciudad y al cuidado de su abuela paterna. Los Guayquinao aseguran que lo ven a menudo, pero que optaron por alejar al pequeño de su casa ubicada en la esquina de Potente y Otto Neuman, para mantenerlo al margen de la violencia que se vive en el barrio San Lorenzo Norte donde las amenazas de muerte son una denuncia constante, al menos en la boca de los familiares de la joven asesinada.

Ellos hablan de mafias, aseguran que los kioscos de drogas y las detonaciones de armas de fuego son moneda corriente, y por ese motivo quieren que el pequeño no enfrente ese mundo tan hostil.

“No pensaron en el bebé”, remarcó ayer Raúl tras conocer el veredicto del jurado.

La condena

Datos

10 años
y 8 meses es la pena que el joven declarado culpable podría cumplir por el delito de asesinato agravado.

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