La división social en los monumentos

Los del centro están en mejores condiciones que los ubicados en los barrios. La restauración, según el vandalismo, cuesta hasta $ 20.000 al Municipio. Hace un año se colocó uno en Villa Florencia y ya hubo que repararlo tres veces.

Cada monumento de la ciudad le demanda al municipio un costo de entre 5.000 y 20.000 pesos en limpieza y mantenimiento, dependiendo de las obras a ejecutar y de la superficie a limpiar. Los grafitis obligan al municipio a realizar tareas de restauración cada casi dos meses.

Los de las avenidas Argentina y Olascoaga y son los que se encuentran en mejor estado de conservación. No pasa lo mismo con los bustos ubicados en los barrios alejados del microcentro. El de Florencia Ochagavía, de Gatica y Luis Beltrán del barrio Villa Florencia, fue colocado por el municipio el año pasado y ya fue restaurado tres veces.

La subsecretaria de Espacios Verdes, María Eva Roca aseguró que cada un mes y medio el municipio realiza tareas de mantenimiento o reparación de algún monumento. “Sin embargo, hemos notado que en los últimos tiempos la gente está aprendiendo a respetar los monumentos. Antes los destruían, sobre todo los bustos a los que les arrancaban alguna parte. Ahora no pasa de los grafitis o pintadas, que es inevitable que se produzcan”, dijo la funcionaria.

Si se comparan los monumentos del centro y de los barrios se puede detectar una gran diferencia en su estado de conservación. Miguel de Güemes, Manuel Belgrano, Arturo Illia y el perito Pascacio Moreno son los bustos que por la continua intervención del municipio se mantienen sin señales de deterioro.

Roca destacó que las estatuas del ex gobernador Felipe Sapag y del poeta neuquino Marcelo Berbel jamás fueron tocadas por el vandalismo. Una de las razones podría ser que se ubican en lugares de mucha circulación, como son las esquinas de avenida Argentina y San Martín y avenida Olascoaga y Alcorta.

Distinta suerte tienen los bustos del poeta y médico Gregorio Álvarez y la fundadora del barrio Villa Florencia, Florencia Ochagavía. El cemento fisurado con pedazos sueltos, pintadas y bases en mal estado son una postal cotidiana.

Una tregua les dieron a las fuentes de la ciudad, porque desde el año pasado que no se observa la presencia de detergente y vaselina.

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Una tregua les dieron a las fuentes de la ciudad, porque desde el año pasado que no se observa la presencia de detergente y vaselina.

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