La economía del día después: los planes del gobierno para el mediano plazo

La primera noticia económica poselecciones llegó apenas unas horas después del cierre del comicio: 10% de incremento en el precio de los combustibles. Tanto el impacto en el bolsillo como en los costos de la cadena de distribución quedan absolutamente eclipsados por la confirmación del rumbo económico iniciado en diciembre de 2015.

Efectivamente, si hay una certeza que dejó la elección legislativa de 2017 es que el gobierno de Cambiemos resultó notablemente fortalecido. La traducción de ese impulso en materia económica comenzará a verse plasmada en la segunda parte del mandato de Mauricio Macri, y sin dudas será el trampolín que faltaba para el lanzamiento a una posible reelección en el 2019.

Pero para entender la economía luego de la elección que confirmó el liderazgo del gobierno hay dos aspectos muy concretos a tener en cuenta.

El primero tiene que ver con la confirmación del rumbo. El triunfo de la semana pasada es un voto de confianza a la política económica de los últimos dos años. En este acápite puede incluirse la lucha contra la inflación, la actualización de las tarifas, la corrección cambiaria y el sinceramiento de la estadística pública.

El segundo tiene que ver con el futuro. El éxito electoral es también un voto positivo a las reformas estructurales que el gobierno tiene en carpeta desde siempre, para las cuales no contaba con el suficiente aval político-social. Ese respaldo llegó el último domingo.

“Necesitamos perder definitivamente el miedo” y “En el día de ayer ganó el diálogo” fueron las primeras palabras del presidente de la Nación en conferencia de prensa el día después del acto eleccionario. Pero más allá de las frases comunes del vasto libreto de marketing duranbarbista, el mandatario dejó también una serie de precisiones que permiten avizorar la hoja de ruta para el mediano plazo.

Deuda

“Mientras haya déficit, Argentina deberá seguir tomando deuda”, sentenció el presidente Macri el día lunes. Indicó además que la lucha contra la inflación seguirá siendo la prioridad número uno. La realidad es que según las proyecciones del propio Presupuesto 2018 enviado por el Ejecutivo al Congreso de la Nación se proyecta una reducción paulatina, pero el déficit fiscal no se terminará ni en el 2018 ni en el 2019. Es decir, el plan de gestión es seguir endeudándose en el exterior. En los 22 meses de gestión, la emisión de deuda externa del gobierno nacional supera largamente los 100.000 millones de dólares. Una verdadera espada de Damocles, puesto que el peso de los intereses comienza a cobrar relevancia. El rojo en cuenta corriente terminará en 4,8% del Producto Bruto Interno (PBI) este año, y llegaría al 5,3% en el 2018. “Desvestir un santo para vestir al otro” rezaba el refrán de la abuela. Nada mejor para describir la dinámica que pretende reducir el rojo fiscal incrementando el peso de los intereses de la deuda.

Inflación

El gobierno ha elegido la inflación como su principal objetivo de política económica. Todas las demás variables quedan atadas al objetivo principal. Tanto es así, que no importa el precio a pagar en cuanto a la postergación de otros objetivos como incremento de la inversión y ritmo de la actividad económica producto de las altas tasas de interés. Ni siquiera el altísimo costo financiero que se paga por la política de esterilización monetaria que lleva adelante el Banco Central (BCRA). Sólo por los intereses generados con la emisión de Lebac, la entidad monetaria lleva erogados
$ 270.000 millones en los últimos 22 meses. Unos u$s 15.000 millones. “Sturzenegger acaba de subir la tasa sólo hasta 27,75% porque es la más alta posible en términos políticos”, manifestó a este cronista un conocido analista económico. Intentaba explicar que, si el marco político lo permitiera, la tasa sería aun mayor. Está de más decirlo: las tasas altas, y por ende las ganancias financieras en pesos, se mantendrán en el 2018.

Tipo de cambio

Una precisión más es que el tipo de cambio se mantendrá atrasado. Sencillo análisis en base al “libre” juego de la oferta y la demanda en el mercado cambiario: si la tónica será la entrada permanente de dólares financieros desde el exterior, habrá sobreoferta de divisas y el tipo de cambio seguirá barato. Mala noticia para las economías regionales y especialmente para la fruticultura, la cual no sólo carece de un plan estratégico estructural, sino que debe lidiar con la altísima competitividad de sus rivales directos en el mercado, y a un tipo de cambio bajo.

Tarifas

“El 80% del gasto público argentino es inflexible a la baja”, explicó el especialista en temas fiscales Nadin Argañaraz en su visita a Neuquén hace una semana. Significa que si el objetivo es reducir el déficit el único camino a la mano por el momento es seguir recortando los subsidios económicos. Algo que tiene estrecha relación con la búsqueda de la eficiencia y del sinceramiento de los costos. La traducción es que las tarifas de la energía seguirán actualizándose hasta que el precio refleje el costo de producción.

Gradualismo

Existe cierto sector de la cátedra económica más ortodoxa que tras casi dos años de gestión macrista expresa cierto desencanto con la gestión económica de Cambiemos. Son aquellos que endilgan al incremento del gasto público todos los males de la economía nacional. No es que el gobierno tenga una percepción diferente. Sencillamente sucede que ha optado por no realizar un ajuste drástico y brutal de las partidas de gasto. El gradualismo fue en cambio la receta elegida por el gobierno, priorizando la paz social y la gobernabilidad por sobre la reducción del rojo fiscal. “Para 2018 está proyectada la mayor inversión social de la historia”, se ufanó el jefe de Gabinete Marcos Peña al otro día de las elecciones. En efecto, mientras el proyecto de Presupuesto enviado al Poder Legislativo prevé recortes en Transporte, Energía o Agroindustria, incrementa las partidas para Desarrollo Social.

Reformas estructurales

“Entramos en una etapa de reformismo permanente”, indicó Macri el último lunes. No se trata en este caso de una vacía consigna de campaña, sino de toda una hoja de ruta. Hasta el momento el gobierno sólo ha cambiado el modo de gestionar las estructuras que heredó. La elección del último domingo marca el hito para el inicio de los cambios profundos que desea implementar Macri. Dentro de la lista de transformaciones pendientes existe a la vez una agenda atada a la viabilidad. Para lo inmediato se especula con la reforma fiscal. Una nueva estructura tributaria que permita a las empresas ganar competitividad, y a la economía en general comenzar eliminar la carga de impuestos distorsivos como el impuesto a las Ganancias sobre el salario y revisar la doble imposición que generan algunos tributos provinciales como Ingresos Brutos.

Para el mediano plazo se espera una reforma laboral que permita reducir el costo del trabajo, mejorar la competitividad y generar empleo registrado genuino. La cúpula de la CGT hizo un tácito guiño político para dar luz verde a la reforma cuando decidió levantar el paro general que estaba pautado para mediados de septiembre. Como botón de muestra, el gobierno se aferra a los acuerdos sectoriales alcanzados en Vaca Muerta o en el sector automotriz.

Para un posible segundo mandato quedaría la reforma previsional. La ley de Reparación Histórica aprobada en el 2016 sugiere la necesidad de revisar los parámetros para la determinación de las condiciones en las que un trabajador se retira. Para decirlo en castellano, ya se debate puertas adentro del gobierno acerca de la necesidad de subir la edad jubilatoria. Aducen como argumento que la vida laboral se ha extendido en el siglo XXI y que la incorporación de 3.000.000 de nuevos jubilados en los últimos cinco años hace inviable el sistema de reparto en los próximos 20 años.

Datos

La elección de medio término refrendó el rumbo económico elegido por el gobierno. Comienza la etapa de las grande reformas estructurales.

Pulso Económico

Pulso

Datos

270.000
Los millones de pesos pagados por el Banco Central por los intereses de las Lebacs, en los últimos 22 meses.
24%
sería la inflación acumulada al finalizar 2017. Es la prioridad de la política económica.
4,8%
el peso del déficit en cuenta corriente en relación al producto bruto interno (PBI). El año próximo el rojo alcanzaría el 5,3%.
La elección de medio término refrendó el rumbo económico elegido por el gobierno. Comienza la etapa de las grande reformas estructurales.

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