El conflicto que terminó con una calle alambrada

La posesión de un terreno de 20 metros de ancho y 100 de largo, donde ahora funciona una calle, es materia de controversia entre un vecino de Luis Beltrán y entes oficiales, como el municipio y el IPPV.

El problema no es nuevo, sino que se remonta a más de 30 años. Como no hubo solución, días atrás el vecino decidió alambrar la mitad de la arteria, poniendo nuevamente el caso en discusión.

Norberto Pirri sostiene que compró en un remate, a mediados de la década de los 80, dos terrenos de 50 metros de frente por 100 metros de extensión. Paralelamente el IPPV construyó tres barrios: Los Alamos, El Rosedal y El Ceibo, todos sobre la calle Champleaux -de acceso a la ciudad- con un total de 300 casas. En ese momento logró la cesión de las tierras necesarias desde el municipio.

Pero al cederse las tierras no se tuvieron en cuenta las calles internas y laterales de los barrios. Así se construyeron las barriadas y se decidió abrir las calles, avanzando sobre terrenos privados.

Justamente, el último de los barrios, El Ceibo, se separa de los terrenos de Pirri por tan sólo una calle: Goitia.

En realidad esta arteria de tierra, y diagramada mucho más ancha que otras calles de la ciudad, desde Champleaux y durante los primeros 100 metros no debería existir, dado que según lo mencionado por Pirri, toda la calle estaría dentro de su terreno, que llegaría hasta la línea de construcción del barrio.

El IPPV tomó la decisión de abrir esa calle argumentando que se había hecho una expropiación, algo que según sostienen distintas fuentes, nunca existió.

De hecho, Pirri indicó que nunca fue notificado de ello y hasta se colocaron los servicios como cloacas sobre su terreno.

Pirri decidió, ante la falta de respuestas alambrar la mitad de la calle. Colocó postes de hormigón, y alambrado. “Lo hice porque principalmente estaba cansado que me robaran. También lo hice en la calle de atrás y en la del costado. Ahí incluso, dentro de mi terreno, hay un desagüe, pero sólo se levantó revuelo por esto porque sobre esta calle que transitaba mucha gente”, dijo Pirri, que posee un hotel en el ingreso a la ciudad.

Al no resolverse el problema de posesión se multiplican los inconvenientes, dado que no se les pueden dar las mensuras a los propietarios de las casas del barrio, y así tampoco pueden escriturar y se ven impedidos de vender.

Ante la decisión del vecino, desde la gestión de Pablo Delgado se lo notificó que ante cualquier accidente debería hacerse responsable.