París je t’aime

La serie sobre destinos que aman los argentinos empieza por la ciudad luz.

Nadie duda que París sea, quizá, la ciudad más bella del mundo. Ningún argentino desconoce, tampoco, que los que nacimos en este rincón del planeta la amamos incondicionalmente. Cualquier viajero que se precie de tal sueña alguna vez con pisar la ciudad luz y el que tuvo la suerte de hacerlo desea volver, lo antes posible.

Vivir París, recorrerla, andarla, perderse por ella sin rumbo y sin guías, saborearla como un parisino, es uno de los mayores placeres que se pueden experimentar en los años que uno pasa por esta Tierra. Por estos días, cuando el verano se está despidiendo, es el mejor momento para desembarcar en la capital francesa. La ciudad esta llena de flores y los mercados al aire libre son un festival de colores y calidad, lo que permite disfrutar excelentes frutas y quesos en los parques por unos pocos euros. Los días son largos y se pueden visitar más lugares y terminar la jornada con una cena al aire libre, en Champ de Mars, por ejemplo, el hermoso jardín ubicado a los pies de la Torre Eiffel.

París tiene barrios entrañables como el Latino, donde el punto de referencia es la Place de Saint Michel. Las calles de los alrededores siempre están llenas de gente que concurre a los numerosos bares y restaurantes de la zona. El Marais es otro quartier exquisito. Era un inmenso pantano hasta el siglo XII, en la orilla derecha del Sena. Su auge comenzó con la construcción de la Place des Vosges, al mismo tiempo que la nobleza levantaba palacios en la zona. Hoy este precioso rincón de la ciudad se caracteriza por sus calles estrechas, cafés, elegantes mansiones convertidas muchas de ellas en museos, pequeñas boutiques y una población animada.

Sin embargo, mi preferido y el de muchos es Montmartre, donde aún quedan en pie algunos bares en los que se reunían los intelectuales que planeaban la Revolución Francesa. Siempre fue un lugar especial.

Hoy lo copan los turistas y los vendedores callejeros, y sus residentes son jóvenes profesionales de look vistoso. Pero antiguamente esta colina separada de la ciudad por los pantanos del Marais era como un pueblito de campiña aislado.

Este barrio se convirtió casi en un mito durante el siglo XIX, cuando fue ocupado por artistas y pintores atraídos por su aire bohemio y romántico. Una construcción de madera situada en la mitad de la cuesta, llamada Bateau-Lavoir, dio origen al cubismo; en ella trabajaron, entre otros, Picasso y Braque. En la parte más alta de la colina se encuentra la imponente, blanca y hermosa Basílica del Sacré Coeur.

Desde las escaleras del Sagrado Corazón se puede disfrutar de una de las mejores vistas de París. Recuerdo mi última vez allí. La mirada perdida en el horizonte, gozando de la belleza hecha ciudad, minutos antes de dejarla y añorando con volverla a ver.

El increíble Pompidou

Datos

El Centre Pompidou alberga una de las mejores colecciones de arte moderno de Europa. Abundan las obras de Picasso y Matisse y, además, toda la escena internacional del arte contemporáneo. Entrada desde 13 euros. centrepompidou.fr

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