Cómo comer kale, el “primo” de la coliflor

Esta verdura, que aún están descubriendo los consumidores, concentra en sus hojas vitaminas y minerales, además de propiedades antioxidantes. Un productor aconseja cómo cocinarla en el día a día y un cocinero brinda una de sus recetas.

Cómo comer kale, el “primo” de la coliflor

Esta verdura, que aún están descubriendo los consumidores, concentra en sus hojas vitaminas y minerales, además de propiedades antioxidantes. Un productor aconseja cómo cocinarla en el día a día y un cocinero brinda una de sus recetas.

Cómo comer kale, el “primo” de la coliflor

Esta verdura, que aún están descubriendo los consumidores, concentra en sus hojas vitaminas y minerales, además de propiedades antioxidantes. Un productor aconseja cómo cocinarla en el día a día y un cocinero brinda una de sus recetas.

Primo hermano del brócoli, la coliflor y los repollitos de Bruselas, el kale está comenzando a verse en cocinas y verdulerías en los últimos años, donde los consumidores buscan sus hojas rizadas principalmente por la gran concentración de vitaminas, minerales y antioxidantes que lo convierten en un “superalimento”.

“El kale toma su fama en un momento en el que hay una tendencia clara de la gente que asoció que la comida y la salud van de la mano. A eso sumale la movida fit y se convierte en un nicho de mercado, que cada vez es más grande”, aseguró el productor Agustín Benito, de Sueño Verde, empresa que hace 15 años cultiva esta crucífera en el país.

Junto al coliflor y al quinoto, el kale es protagonista en el invierno.

Cómo se produce

En la Argentina, el kale se produce en la provincia de Buenos Aires y se hacen dos siembras anuales, una a principio de año y otra a mediados. Se comienza a cosechar a los tres meses.

“La planta arranca con el nivel del piso y termina a un metro, un metro y medio de altura”, explicó Benito. Y contó que “parece una palmera, donde las hojas de arriba se van cortando y va quedando el tallo pelado con el penacho de hojas que son para la siguiente cosecha”.

Su cultivo no es muy complejo, la planta se adapta al clima y soporta bien el frío, pero hay que tener cuidado con algunas plagas como los pulgones.

“Hay de diferentes colores, rojos y verdes, que acentúan su color con el frío, y de hojas crespas y lisas. El más conocido es el de hojas crespas, bien rizadito”, detalló el productor.

Actualmente el mercado es chico, pero se encuentra en crecimiento gracias a que se está empezando a hablar del producto desde hace un tiempo y cocineros lo incorporaron en las cartas de sus restaurantes. “Es una especialidad, el mercado es chico. El productor tradicional no lo planta porque no lo puede vender”, advirtió Benito, aunque consideró que el cultivo “está en desarrollo, le falta unos cuantos años, pero va firme y continuo”.

Aunque parezca una novedad para los consumidores jóvenes, las abuelas conocen la planta como la tradicional berza, o col rizada. Y es que, como en otras áreas, en la alimentación también hay modas.

“Las plantas no son inventos, en una época está de moda el rabanito y en otra es un bajón y no lo come nadie. De repente en 10 años uno empieza a hacer algo con rabanitos y se vino de vuelta, son ciclos, hay momentos de esplendor, de alto consumo y después baja y crece otro”, dijo el productor.

“No son mutaciones genéticas, son variedades de especies que siempre existieron”, aclaró.

Sus propiedades

Se trata de un producto rico en fibras, ácido fólico, minerales como Magnesio, Calcio, hierro, potasio, magnesio y vitaminas A, C y K. Además, contiene propiedades protectoras de la salud por contener, por ejemplo, sustancias antioxidantes.

Otra de sus bondades es poseer un contenido muy bajo de calorías: una taza tiene 33.

También se destaca su alto contenido de hierro, potasio, calcio y betacarotenos.

Cómo cocinarlo

A la hora de consumirlo, el kale se hizo conocido por los licuados verdes que referentes de la alimentación sana comparten desde hace tiempo en las redes sociales. También por los “chips” que se pueden hacer secando las hojas al horno, o fritas. Sin embargo, hay opciones para salir de la moda y consumirlo en el día a día.

“Es un producto muy rico para comerlo salteado con oliva y ajo. Lo podés poner en ensaladas, mezclado con otras hojas, y se adapta perfectamente a empanadas y tartas”, enumeró Benito, quien destacó que tiene sabor a brócoli sin ser tan “oloroso”.

A diferencia de la espinaca y la acelga, esta verdura de hoja mantiene su volumen al hervirla y es más sustanciosa, lo que la hace ideal para rellenos.

En Holanda es muy consumida. Hervida, junto con papas y salchichas, constituye uno de los platos típicos del país: el Boerenkool.

El chef Pablo Campoy comparte una receta:

Remolachas asadas con kale y queso de cabra

Ingredientes

1kg remolachas, preferiblemente de colores varios

½ taza aceto balsámico italiano

1 paquete de kale

Tomillo fresco

4 dientes de ajo

1 taza de azúcar rubia

1 vaso de agua

50g queso de cabra untable

Sal y pimienta al gusto

2cdas manteca

100g avellanas tostadas

Preparación

Primero tomar las remolachas enteras con piel, lavarlas para retirar residuos de tierra y colocar en una placa profunda para horno. Agregar ½ taza de azúcar rubia, los dientes de ajo aplastados y unas ramas de tomillo fresco junto con las remolachas, agregar el

vaso de agua y tapar la placa con papel aluminio, cuidando de no dejar ningún agujero por el que pueda escaparse el vapor en la cocción. Llevar a un horno mediano (180ºc aproximadamente) por 40 min a 1 hora, o hasta que al pincharlas, las remolachas estén cocidas en su interior.

Retirar las remolachas del horno y dejarlas enfriar destapadas hasta que se puedan manipular. Una vez frías, pelar las remolachas y cortarlas en mitades o cuartos según sea su tamaño, reservar.

Por otro lado limpiar bien las hojas de kale y retirarles el tallo, cortarlas en tiras de 2cm de grosor y reservar en un lugar fresco para que no se marchiten. En una sartén grande u olla colocar la manteca, el resto del azúcar rubia y cocinar a fuego alto hasta derretir la manteca y fundir con el azúcar. Agregar las hojas de kale y dos o tres ramas de tomillo fresco. Cocinar las hojas de kale hasta que suavicen un poco y agregar entonces las remolachas asadas y las avellanas, revolviendo constantemente para que no se quemen las hojas de kale. Por último agregar el aceto balsámico y dejar reducir para formar la salsa, mientras se sigue revolviendo. Salpimentar a gusto.

Servir en un plato o fuente grande, un poco profunda. Colocar el queso de cabra untable sobre las remolachas y hojas de kale con ayuda de una cucharita de café. Terminar el plato con un poco de aceite de oliva y opcionalmente puede decorarlo con algunas hojas de kale frito.

Rinde de 4 a 6 porciones


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