Santoral del 15 de julio 2025: por qué la Iglesia Católica celebra hoy a San Buenaventura

La Iglesia Católica celebra hoy a San Buenaventura, un teólogo italiano del siglo XIII. Fue conocido por su profunda devoción a la fe católica. Los detalles.

San Buenaventura fue un teólogo, filósofo y religioso franciscano italiano del siglo XIII. Nació en 1217 en Bagnorea, Italia, y fue conocido por su profunda erudición y su devoción a la fe católica.

San Buenaventura ingresó a la Orden Franciscana en su juventud y estudió en la Universidad de París, donde se convirtió en discípulo de Santo Tomás de Aquino. Fue conocido por su habilidad para reconciliar la fe con la razón y por su defensa de la teología franciscana.

Como franciscano, San Buenaventura ocupó varios cargos importantes en la Orden, incluyendo el de ministro general. Fue un influyente líder espiritual y escribió extensamente sobre teología y mística. Sus obras más famosas incluyen ‘La Mente Iluminada’, ‘La Reducción de las Artes a la Teología’ y ‘Las Seis Alas del Serafín’.

San Buenaventura fue nombrado cardenal por el Papa Gregorio X en 1273, pero falleció ese mismo año en Lyon, Francia. Fue canonizado por el Papa Sixto IV en 1482 y es venerado como uno de los grandes doctores de la Iglesia.

La festividad de San Buenaventura se celebra el 15 de julio en el calendario litúrgico católico, recordando su vida santa y su contribución a la teología y la espiritualidad cristianas.

Oración de San Buenaventura


Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, los senos más escondidos de mi alma, con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor y de una verdadera y pura caridad, tal como la que llenaba el corazón de los Santos Apóstoles, a fin de que desfallezca y se derrita solo en amor tuyo y en deseo de poseerte.

Que ansíe por Ti, que desfallezca en tus atrios, y que no aspire más que a verse libre para unirse contigo. Haz que mi alma tenga hambre de Ti, oh Pan de los Ángeles, alimento de almas santas, pan nuestro cotidiano, lleno de fortaleza, de dulzura, de suavidad, que a cuantos con él se nutren hace sentir las delicias de su sabor.

¡Oh Jesús, a quien los Ángeles desean siempre contemplar, haz que mi corazón sin cesar tenga hambre de Ti, se alimente de Ti, y lo más profundo de mi alma sea regalado con la dulzura de tus delicias. Que mi corazón tenga siempre sed de Ti, oh fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias, abundancia de la casa de Dios.

Que no ambicione otra cosa sino poseerte, que te busque y te encuentre, que a Ti me dirija y a Ti llegue, en Ti piense, de Ti hable y todo lo haga en loor y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin. Que Tú solo seas siempre mi esperanza, toda mi confianza, mis riquezas, mi deleite, mi contento, mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi olor, mi dulcedumbre, mi alimento, mi comida, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi heredad, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija, firme y hondamente arraigada mi alma y mi corazón.

Amén.