A 200 años del izamiento de la bandera argentina en Malvinas


Un 6 de noviembre de 1820, un marino norteamericano, en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata, izaba por primera vez nuestra bandera en las islas.


El pasado 30 de agosto se cumplieron 191 años desde que Luis Vernet asumió en 1829 la Comandancia Político y Militar de las Islas Malvinas. Nueve años antes, un 6 de noviembre de 1820, un marino norteamericano, en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata, izaba por primera vez nuestra bandera en aquellas tierras y hoy conmemoramos el bicentenario de aquel acto.

¿Y por qué recordar estos acontecimientos? Porque es necesario hablar de Malvinas más allá de la guerra. Al hablar de Malvinas lo primero que muchos recuerdan es la Guerra del 82, como si en el medio no hubiese sucedido nada, como si en el frío otoño austral del 82 hubiese sucedido el primer izamiento de nuestra enseña −hoy muchos vislumbran por primera vez que no fue así−, o como si nuestro país no contara con grandes logros diplomáticos. Así es como el tema Malvinas aparece muy a menudo en nuestra memoria como una larga herida entre dos pérdidas íntimamente vinculadas: la usurpación de 1833 y la guerra por todos conocida.

En tal sentido, creo que aún como sociedad nos debemos conocer profundamente qué hicimos todo este tiempo y realmente por qué son importantes las Islas. ¿Qué son las Malvinas? Más allá de lo geográfico son también un sentimiento con muchísimas aristas, experiencias, lugares e historias, son futuro y el lugar en donde vive el pulso de una Nación que desde hace más de 180 años se esfuerza por revertir una violenta usurpación.

El tiempo ha pasado y sin embargo pareciera que enfrentamos los mismos problemas: David Jewett fue un marino y corsario estadounidense que, ante la escasez de insumos y personal criollo, prestó servicios a una incipiente armada nacional. En el sur, él y sus sucesores se dedicaron a la detención de naves dedicadas al contrabando y la persecución de los foqueros y balleneros.

Ironías de la historia, fue también norteamericano el buque de guerra que en diciembre de 1831, protestando por la captura de un pesquero ilegal de la misma nacionalidad, destruyó el pequeño y desprotegido asentamiento argentino que, por entonces, era el más austral que poseían las Provincias Unidas.

Hoy, sin dudas, la pesca ilegal y la depredación de los recursos naturales en general, entre otras cuestiones, siguen siendo un problema en nuestras aguas y los recursos destinados a la solución de esta situación no siempre alcanzan.

¿Que pasará cuando en el 2023 se cumplan 40 años de la contienda bélica? Y en 2029 cuando se cumpla el bicentenario de la Comandancia Político y Militar de Vernet ¿Qué evocaremos? ¿Tendremos presente que cuando hablamos de la soberanía de las Islas estamos también hablando de la proyección antártica de nuestro país?

Por todo esto, el mejor homenaje como ciudadanos que le podemos hacer a los caídos es estudiar y conocer sobre la Causa Malvinas, con la guerra y más allá de ella. A los gobiernos les queda la tarea del efectivo patrullaje y la promoción de la ciencia aplicada en el Atlántico Sur.

No olvidemos que la base militar más grande que los ingleses tienen en el sur no es la que está en las Islas, sino la que está plantada primero en nuestra propia ignorancia sobre el tema.

*Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas, Neuquén


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