A cinco años de la explosión del Caulle, la región está en alerta

Bariloche aprendió de la desgracia y hoy está más preparada para enfrentar cualquier catástrofe. El recuerdo de un período de aprendizaje, solidaridad y fortaleza.

La tarde su puso oscura aquel sábado 4 de junio de 2011 cuando a las 16:30 el Centro Cívico se opacó. Antes ya había ocurrido en Villa la Angostura pero muy pocos lo sabían: un cordón volcánico, el Caulle-Puyehue, había entrado en erupción al otro lado de la Cordillera de los Andes y los efectos fueron inmediatos y prolongados.

La erupción del cordón Caulle-Puyehue quedó en la memoria de los habitantes de la zona cordillerana de Neuquén y Río Negro pero también el efecto de las cenizas volcánicas tapó los pueblos y campos de la Región Sur y llegó hasta la Costa Atlántica.

Pasaron 5 años y hoy “estamos muy alertas todos, el tema de los volcanes se chequea constantemente y la población tiene mayor información”, opinó Patricia Díaz, directora de Protección Civil de Bariloche que en 2011 trabajó en la organización del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) de Villa la Angostura, la ciudad más castigada por las cenizas volcánicas.

Díaz es voluntaria del área de coordinación y evaluación de desastres de las Naciones Unidas y una de las pocas miembros activas de la Argentina, por eso es requerida ante diversas emergencias en el mundo para brindar apoyo en la coordinación de tareas, un rol que semanas atrás la llevó a Porto Viejo, en Ecuador, el epicentro del devastador terremoto de mediados de abril.

“Desde que ocurrió lo del volcán Caulle-Puyehue se avanzó muchísimo, la comunidad científica apoyó con la respuesta, se trabajó en protocolos y en medidas de preparación para la comunidad”, dijo Díaz a este portal y remarcó que Bariloche cuenta ahora con un plan de emergencia que será difundido a la comunidad en noviembre.

Para la directora de Protección Civil el riesgo de que explote otro volcán y que las cenizas afecten a la región “ya está instalado porque está en la memoria colectiva y la gente sabe qué hay que hacer si ocurre pero también se trabaja en la preparación y en el alerta temprano porque pretendemos estar adelante y varios pasos adelante de la emergencia”.

El impacto del volcán en la región “nos hizo poner en perspectiva de qué tan preparados estábamos y que tan preparados no y a partir de ahí empezar a trabajar en la preparación y la mitigación de riesgo”, dijo Díaz.

Trabajadores despejan el techo de una capilla en Villa la Angostura.
Chino Leiva

La Angostura, una ciudad preparada

“La diferencia entre La Angostura y Bariloche en ese momento fue que un año antes se les había provisto una capacitación sobre el riesgo volcánico y Villa la Angostura tomó la posta, hubo mucha información previa a las escuelas y a la población, la gente sabía dónde vivía y qué podía pasar”, opinó Díaz que por entonces, en junio de 2011 fue convocada por el Centro de Operaciones de Emergencias de la ciudad neuquina para trabajar en la coordinación.

El caso de Bariloche fue distinto, no hubo información previa a la comunidad y se trabajó una vez ocurrida la emergencia, algo que se quiere revertir con el protocolo de emergencia que semanas atrás firmaron todas las instituciones involucradas ante eventuales contingencias.

Para Díaz en la actualidad no podría pasar un evento natural de la magnitud de la explosión de un volcán porque “las alertas son más accesibles” y la comunidad puede acceder a reportes del servicio vulcanológico de Chile por internet o a través de una aplicación por el celular.

Un empleado de la estancia San Ramón controla a las ovejas tras la caída de cenizas.
Chino Leiva

¿Qué hacer?

La toma de conciencia de la comunidad de que la región puede padecer situaciones de emergencia por la explosión de volcanes del cordón chileno, mejora la preparación para afrontar una situación similar.

“Es vital que la gente no entre en esa crisis de histeria colectiva que sale corriendo al supermercado, lo más importante es que la población no se alarme pero sí se alerte” dijo Díaz y remarcó que la población por la experiencia vivida conoce que podrían no llegar los vuelos pero “el abastecimiento de alimentos y otros productos no se va a cortar porque está previsto el despeje de rutas y las vías alternativas para llegar”.

Para casos de emergencia se recomienda tener un kit personal con elementos básicos y los documentos a mano ante una eventual evacuación, proveerse de barbijos, agua y no salir de las viviendas en caso de no ser necesario.


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