A descubrir Bariloche desde el aire

Parapentes, avionetas y planeadores están disponibles para sobrevolar lagos, montañas y bosques. Una opción que toman locales y visitantes para disfrutar la ciudad desde otra perspectiva.

Para disfrutar de los paisajes de Bariloche, la belleza de los lagos, el bosque y la cordillera no hace falta tener los pies sobre la tierra: para los que buscan algo distinto, bien vale también animarse a un paseo aéreo.

Entre los servicios disponibles para turistas y residentes están los vuelos biplaza en parapente que parten del cerro Otto. Otra posibilidad es recorrer la zona en avioneta y hasta en planeadores sin motor. Estas dos últimas propuestas tienen eje en el Aeroclub Bariloche, sobre la Ruta Nacional 40 kilómetro 2050.

“Antes que nada, cumplir un sueño que muchos traen desde la infancia”. Como si lo hubieran acordado, los tres pilotos de parapente consultados para esta nota dejaron caer esa frase ante la pregunta sobre la motivación principal con la que llega la gente a contratar un vuelo biplaza.

Y coincidieron también en asegurar que no sólo los turistas se anotan para derivar por el aire con velas de colores, sino también muchos residentes que regalan la experiencia del parapente a un amigo o familiar.

El vuelo dura entre 15 y 20 minutos (hasta media hora si no hay viento), aunque con la aproximación en vehículo a la zona de despegue, el equipamiento y la charla previa puede demandar 90 minutos. Los vuelos comerciales parten del cerro Otto (hay tres zonas habilitadas, según el viento) y aterrizan junto a la estación inferior del Teleférico, en el km 5 de avenida de los Pioneros.

Los operadores quieren que el municipio les autorice otra vez la zona del puerto San Carlos como punto de llegada, que tiempo atrás estaba disponible y les ofrecía otras variantes, con viento “laminar” del lago en lugar de los “rotorados” por los árboles que tienen en el teleférico.

Pablo Pontoriero, uno de los instructores, aseguró que vuelan todo el año, que cada estación es distinta, y que en su caso puede transportar personas de hasta 100 kilos. Algo que depende de la homologación del parapente. Entre los clientes hay gente de todas las edades, aunque por una razón no explicada, “el 70% son mujeres”, según aseguró otro de los prestadores, Hernán Di Lorenzo.

“Uno les explica, les indica el nombre de los cerros, les habla todo el tiempo, y algunos se emocionan en pleno vuelo”, aseguró Hernán. Destacó que para los prestadores la seguridad es lo más importante y pueden exhibir un dato no menor: “hasta hoy en Bariloche tenemos tasa cero de accidentes en vuelos biplaza”.

La zona de vuelo va desde la cumbre del cerro Otto hacia el norte, sin sobrevolar el lago Nahuel Huapi, con recorridos que pueden llegar hasta el cerro Runge al este y hasta Playa Bonita en la zona Oeste. El piloto aprovecha las corrientes de aire para ascender, lo que garantiza las vistas de la cordillera. “El Tronador se ve re imponente”, dijo Hernán.

Ernesto Gutiérrez es otro de los experimentados parapentistas que ofrecen vuelos biplaza. “Volar sin motor es un sueño de muchos –explicó–. Es placentero, es suave, no hay vértigo. Los pasajeros quedan muy contentos, porque el paisaje desde ahí arriba es bien distinto. Para muchos es algo fuerte. Hay un antes y un después del primer vuelo”.

Pablo Pontoriero agregó: “la gente lo vive como una experiencia inigualable, y también es muy gratificante para el piloto”.

A diferencia de otros servicios turísticos, las condiciones meteorológicas son determinantes para el parapente. El viento no puede superar los 25 kilómetros por hora. Y en un día de calma no es recomendable volar con niños o personas de poco peso.

Por lo general el cliente contrata el servicio y se le asigna un día tentativo, que sin embargo depende de los pronósticos y se puede modificar. Por eso algunos turistas previsores se comunican y reservan antes de llegar, a fin de tener más opciones.

Un avión, otras miradas

El placer de recorrer en avioneta las alturas de Bariloche es una de las variantes que se pueden contratar en el Aeroclub. Sergio Ciulanti, jefe de instructores, explicó que cuentan para los vuelos con un Cessna 172, apto para transportar dos personas.

Ofrecen vuelos con distintos formatos, con duraciones de 15, 20 ó 30 minutos. “Es según el gusto del pasajero, pero los días buenos son para disfrutarlos”, dijo.

Los vuelos suelen recorrer primero el cerro Leones (vecino al aeroclub) para luego sobrevolar la ciudad de Bariloche hasta Llao Llao y la isla Victoria. La altura mínima es de 600 metros (según regulación de Parques Nacionales) y entre los interesados hay tantos residentes en Bariloche como turistas que quieren llevarse una imagen diferente o también “gente que vuela en todos lados y quiere hacerlo acá también”.

El despegue. Y una aventura inolvidable a punto de comenzar.

Donde reina el silencio. El planeador se eleva con la ayuda de las corrientes dinámicas.

Parapente
Prestadores que figuran en la página del Emprotur:

www.brcparapente.com (Pablo Pontoriero). 2.900 pesos

www.parapentebariloche.com.ar (Hernán Di Lorenzo). 3.200 pesos

www.barilocheparapente.com.ar (Ernesto Gutiérrez). 2.900 pesos

Vuelos en avioneta

Comunicarse con el Aeroclub en su página www.aeroclubbariloche.com.ar o con los instructores:

Sergio Ciulanti 0294 154667727.

Federico Patussi 0294 154514006.

Tarifas: (siempre para dos plazas) 6.370 pesos 1 hora
3.430 pesos media hora
2.450 pesos 15 minutos

Conectarse con Facebook del Club de Planeadores con Rodolfo Jäkel (0294 154577657) ó con Werner Lantschner (0294 154582201)

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