Entrevista a la hija de Pelozo Iturri luego del fallo histórico

Para Loreley “a él le daría paz saber que el caso se haya resuelto”. Para ella es un caso cerrado. Recordó el duro momento en que le notificaron la muerte de su padre.

“Para mí esto es etapa cerrada. No me devuelve nada, a él le daría paz que se haya resuelto el caso, ahora sí, que descanse en paz”, dijo Loreley Pelozo, hija de Argentino Pelozo Iturri, el interno que hace más de 10 años murió en la ex U9, asesinado por los guardiacárceles.

Así quedó probado en la condena que los jueces Marcelo Grosso, Orlando Coscia y Alejandro Silva dieron a conocer el miércoles.

La joven vive en Buenos Aires y lamentó no haber podido presenciar la sentencia, porque al igual que todos los que buscan justicia, le hubiera gustado ver el rostro de los responsables ante el tribunal.

Fueron condenados 14 penitenciarios y 8 de ellos encarcelados al término de la audiencia, porque se probó su actuación en la brutal golpiza hasta la muerte de Pelozo Iturri, que los jueces castigaron con perpetuas, tras consideraroconfirmada la tortura.

La sentencia

14 condenas
8 a perpetua para los guardias y 6 sentencias entre 3 y7 años para los jefes que permitieron y luego ocultaron la tortura.

Loreley fue escueta y de la condena que marcó un hito ( según destacaron la fiscalía y la Procuración Nacional) planteó que no le aportó más que un fin de una etapa. “Después de todo lo que pasó, para mi ayer fue que mi papá descansó, a mi no me devuelve nada porque ellos se llevaron lo más valioso que tuve en la vida”, dijo.

Recordó que “me llamaron para decirme que mi papá falleció por un paro respiratorio y al otro día lo dejaron en el cementerio. Vi un cajón que no decía nada, hasta último momento detrás de las rejas”, reflexionó. “Para mi es etapa cerrada y que descanse después de todo lo que pasó”, insistió.

Loreley se crió “prácticamente sola”, con una tía y otro hermano de Pelozo durante la infancia y a partir de a adolescencia, se crió sola, aseguró. “El siempre estuvo preso, pero también siempre presente a través de un teléfono; cuando mi tía me llevaba a verlo, me firmaba los boletines o jugaba al ajedrez; a él (la sentencia) le devolvería la paz que se haya resuelto el caso”, sostuvo.

Cuando le avisaron de su muerte “fue algo muy feo y muy fuerte. Llegó la ambulancia y me dieron 5 monos (envoltorios de ropa) como dicen los presos, con fotos, ropa y papeles. En el cementerio vi un cajón de manzanas que no decía nada, que parecía que se iba a caer el cuerpo de tan feo que estaba. Que pueda descansar en paz ahora”, insistió.

Pelozo Iturri cumplía condena por homicidio en Ezeiza cuando fue trasladado, a espaldas del juez de Ejecución, a la ex U9 de Neuquén. “El preso está preso en castigo de un delito que cometió. Nada puede justificar que una persona sea torturada y muerta en una cárcel. En esto va el compromiso de magistrados, funcionarios judiciales y la sociedad toda”, dijo el juez Marcelo Grosso.


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