A la familia taxista viedmense

Fechas festivas como las que estamos viviendo, exponen y dan dimensión exacta de la importancia de la actividad del taxista. Tan relegada, mirada de reojo, y llevada adelante a los ponchazos.

Estos días han puesto de manifiesto diversos aspectos a considerar, observar y, en consecuencia, actuar, si es la pretensión de los protagonistas y de quienes legislan, mejorar el servicio de transporte más utilizado tanto por los sectores más humildes como por la clase media de nuestra capital.

La escasez de unidades en proporción a la demanda, la carga y sobrecarga horaria de los trabajadores y trabajadoras taxistas para la obtención de un beneficio económico que se paga con salud, la recepción de infinidad de quejas y maltrato por la problemática de la insuficiente cobertura de transporte de taxi depositada sobre las y los laburantes del volante, las licencias inactivas en tiempos en los que más se las necesita trabajando, entre tantísimas dificultades a ordenar, resolver, regular y profundizar de una vez por todas y para siempre, deben “ponerse sobre la mesa”.

Son además estas semanas, las que le devuelven a los y las taxistas el reflejo más cabal de la relevancia de nuestro trabajo y su función, esa devolución que jamás escucharemos por parte de nadie, más allá de nuestras propias familias, porque es vox populi dentro de la sociedad la instalación de diferentes estigmatizaciones que recaen en “el tachero”, a ellas nos han acostumbrado y se les ha dado lugar agachando la cabeza, acompañadas las mismas de la crítica más rígida y permanente a quienes pasamos horas y horas arriba de un auto.

Paradójicamente, también el usuario, sin darse cuenta ha dado ahora sí, el valor real al taxista y al servicio que presta, ese valor que es nulo y denigrado en la cotidianidad del año, toma trascendencia por estas horas al querer conseguir un taxi.

Lo que somos, lo que verdaderamente somos… mujeres y hombres trabajadores, apasionados, desgastados, risueños, enojados, enamorados y/o enemistados con la vida, madres y padres de familia, hijos e hijas, hermanos y hermanas; personas, con un enorme abanico de realidades distintas, con “mochilas”, con deudas, con más años, con menos años, con penas, tristezas, alegrías, fracasos y triunfos, pequeños y enormes.

Es anhelo para este 2022, que “EL TAXI”, sea tema de agenda para nuestras autoridades, sin tibiezas, con compromiso e involucramiento.

Para la gran familia de taxistas viedmenses, les deseo de corazón un mejor año y muchas felicidades.

Nicolás Abelleira Tapia

DNI 32.049.598

Presidente Asociación de Taxistas Viedmenses

(texto sintetizado)


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