Al desnudo, los problemas estructurales de la ruralidad

SAN MARTÍN DE LOS ANDES.- Buenas y malas, a un año de la erupción del volcán Puyehue-cordón Caulle. Unas 535 empresas locales se acogieron a los programas de Recuperación de Empleo (Repro) del gobierno nacional para enfrentar una crítica situación económica derivada de la virtual pérdida de las temporadas turísticas de invierno y verano. Ese rubro parece dispuesto a recuperarse, ya casi apagados los ecos del coloso, pero el sector rural sigue castigado en medio de una crisis estructural que el volcán precipitó junto con la caída de cenizas. Desde las oficinas locales de Empleo 2.788 trabajadores fueron registrados por 535 empresas de hotelería, gastronomía, comercios y otros rubros, para paliar lo que hubiera sido un estallido de desocupación en la ciudad. Ese aliciente, junto con el diferimiento de vencimientos de tasas y un tratamiento fiscal similar por parte de la provincia y la Nación, alivió en parte la pesada carga que dejó el volcán chileno, que hizo naufragar el segmento de alta de la temporada de invierno 2011 y afectó fuertemente el desenvolvimiento de la temporada de verano 2011/2012. Pero en el sector rural próximo a San Martín de los Andes y hacia el interior del Parque Nacional Lanín, en jurisdicciones también compartidas con la provincia, la mortandad de ganado diezmó planteles, muchos de ellos con un duro golpe para crianceros de subsistencia. El dato curioso es que, a un año, los informes que llegan desde la coordinación del Comité Local de Emergencia Rural Lácar (CLER) señalan que comienza a despuntar una recuperación de las pasturas otrora cubiertas por las cenizas. Sin embargo, la reposición de los rodeos exige más que eso y debe concretarse con capital, que de momento no ha llegado a los productores y crianceros. De unos seis millones de pesos fue el aporte que realizó la cartera de Agricultura de la Nación, que se destinó a la ayuda de grupos de crianceros afectados por la ceniza del Caulle en los departamentos del sur neuquino, según informó el delegado de Agricultura Familiar en Neuquén, Ernesto Lagos. Sostuvo que ese aporte “es independiente de otras acciones que hubo en cuanto a entrega de forrajes, otros insumos o tanques para almacenar agua”. El grueso de los fondos se destinó a la compra de fardos, a la reparación y/o construcción de cobertizos (pues no había estructura para almacenar pasto) y a nuevos sistemas de captación de agua. Precisamente, la crisis del volcán desnudó a su vez las graves condiciones que atraviesan las reservas, fuentes y sistemas de suministro de agua. Sectores incluso próximos al casco urbano de San Martín de los Andes exhiben estos problemas, según confirmó uno de los coordinadores del CLER, Marcelo Fernández. Sitios como Puente Blanco, Quitrahue, Catritre o el mismísimo cerro Comandante Díaz, que abraza a la ciudad por el sur, sufren una crisis hídrica, que se agravó con las cenizas. Tanto que al cierre de este informe el CLER Lácar había llamado a una “reunión extraordinaria y urgente” para abordar la problemática.


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