Allen: así eran los viajes hace 100 años

Un nostálgico paseo fotográfico por medios de transporte que ya no están, como el tren y las embarcaciones, el primer colectivo que circuló y las carretas de cuando todo estaba por hacerse.

El camión de Miguel Fernández que se dedicaba a los fletes de leña y arena, también un Ford.

Carretas a caballo, el tren, balsas y colectivos, fueron los transportes que marcaron a la ciudad de Allen durante sus primeras décadas tras su fundación el 25 de mayo de 1910.

En ese pueblo pujante 5 días antes se había inaugurado la estación del ferrocarril, una de las primeras que la empresa Ferrocarriles del Sud proyectó para la instalación de elevadores de granos. El ramal ya se había construido en 1899.

El Ford modelo 1941 con el que empezó a escribirse la historia de Ko-Kó.


Un grupo de colonos que apostaron en su mayoría a la producción de alfalfa y la vid fueron los pioneros en poblar esa colonia que luego se creció como la ciudad que hoy se conoce.


Graciela Vega es profesora de historia, nacida en Allen y una apasionada por reconstruir el pasado de su pueblo. La docente forma parte de Proyecto Allen, un equipo multidisciplinario interesado en rescatar la historia local desde el punto de vista de sus protagonistas.


“La estación se llamó como Henry Charles Allen, un funcionario de la empresa Ferrocarriles del Sud quien fue designado en abril de 1894 para hacer estudios y un informe de los sistemas ferroviarios de Argentina y Uruguay”, detalla Vega en su investigación.


En su informe resaltó el valor social y económico que tenía el tren por el que “salían los productos de la zona y llegaban otros, que se distribuían en los comercios locales; cartas, periódicos y noticias circulaban de boca en boca y era el medio para viajar y la forma en la que llegaron cientos de inmigrantes”.

La estación del ferrocarril. Inaugurada en 1910.


Pero la locomotora no fue el único transporte de personas y el medio traer alimentos o productos de otros lugares.
Había carretas a caballo que eran tiradas por bueyes o mulas.

Postal de época. El pionero, sus caballos y el compañero fiel.

Su tarea consistía en viajar a Bahía Blanca o Buenos Aires para traer alimentos para la gente radicada en Roca y de lo que más tarde sería Allen”

Vega

La profesora contó que la gente “común” utilizaba sulkys y verduleras tirados por caballos o mulas hasta que apareció el transporte público en los años ‘30”.


Las balsas fueron otra herramienta muy usada en esas décadas. Y por el río Negro también navegaban pequeñas embarcaciones denominadas “vapores” que transportaban productos desde el Alto Valle a Viedma.
Se trataba de lanchas medianas, mientras que las balsas se utilizaban para que la gente pudiera cruzar el río.

La muchachada de a bordo. El río Negro fue una de las primeras rutas para transportar personas y productos.


Navegaban el vapor Tehuelche, el deslizador Querel, entre otros.
Entre las fotografías que tiene Proyecto Allen hay una imagen de 1939 donde está la familia Gabaldón, una de las primeras que tenía estas embarcaciones para paseo además del traslado de mercancías a Viedma.

Navegación interrumpida


La navegación por el río Negro estuvo en estudio por distintos organismos del Estado pero, “según el periódico Voz Allense, existían ‘poderosas influencias’ que demoraban la implantación de un servicio de navegación”.
Vega señaló que emprendimientos privados y hasta el Ministerio de Obras Públicas ofrecieron poder viajar a través del río hasta que finalmente en 1945 “dejó de ser de interés de las autoridades”.


Los camiones también tuvieron un uso fundamental para el transporte de leña, ripio y arena para las obras de construcción. Miguel Fernández Vega, fue uno de los primeros allenses en conformar una flota de estos rodados para los fletes de la época. El hombre nació en 1916 en barrio Norte cerca del Club Alto Valle
Su padre se dedicaba al transporte de leña en carreta a caballo y el heredó el oficio.

“¡Por un peso el cruce del río Negro, por un peso!

Las inolvidables balsas que cruzaban el río.

Hoy ya no se usa la balsa para cruzar el río ni tampoco el tren o las carretas a caballo para trasladar personas o productos. Y los colectivos míticos Ford de la década del 40’ fueron reemplazados por otras marcas.
En su libro El Maruchito de Río Negro, el profesor de comunicación y reconocido escritor Juan Raúl Rithner detalló como era transitar en esta zona en 1919.


“¡Por un peso, el cruce del río Negro hacia las tierras del desierto y el viento! ¡Por un peso! ¡Carro de dos ruedas incluido el conductor y animales empleados en su arrastre: Un peso!!! ¡Carreros… ¡A llevar mercaderías que vienen de Bahía Blanca y desde la estación Fuerte General Roca adonde han llegado por Ferrocarril del Sud! ¡Vamos carreros! ¡Vamos! ¡Por un peso, el servicio del cruce del río! ¡Un peso!”:de esta manera se vendían los viajes. Rithner menciona que los carreros, viajaban solos o en tropa para protegerse entre ellos, cargaban sus carros tirados por mulas con las mercaderías que se traían por el Ferrocarril del Sud hasta la actual ciudad de Roca y después cruzaban el río Negro con la balsa de Córdova o la de Farrés rumbo a los parajes de la Línea Sur. Estos recorridos duraban entre 30 y 60 días.
La ruta del río no se volvió a retomar y el tren que pasa por Allen solo transporta yeso: solo quedaron las anécdotas de esos viajes.


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