Alquilar, una odisea que desgasta

Una familia tipo necesita entre 20.000 y 30.000 pesos al mes para costear una vivienda. Los inquilinos pagan precios exorbitantes, sumados a la comisión y el depósito, para ingresar.

“No es que al propietario no le gusten los chicos, es por un tema de seguridad”. Con ese argumento, una agente inmobiliaria justifica que en la vivienda que ofrece para alquilar no se permitan menores, tampoco animales.

La medida discriminatoria es moneda corriente entre los oferentes. En la calle y en los distintos lugares de promoción de renta inmobiliaria es común leer carteles que digan “sin niños ni mascotas”. La consigna pone de manifiesto las desventajas que sufren miles de familias cipoleñas que no pueden acceder a una vivienda propia y sólo les queda alquilar. Según cifras extraoficiales que manejan las asociaciones de inquilinos, se trata de 17% de la población de la ciudad.

A los inquilinos se les presentan muchos obstáculos en la odisea de conseguir un alquiler que cumpla con ciertos requisitos, como costo, ubicación y comodidad. También deben hacer frente a las actitudes discriminatorias por parte de algunas inmobiliarias. La búsqueda de negociar directamente con los propietarios es una de las herramientas que se utilizan para sortear el costoso paquete económico que significa acceder a una vivienda rentada.

Según las normativas vigentes, los honorarios del corredor inmobiliario no pueden superar el 4% del contrato, siempre y cuando no supere la renta mensual, y debe ser absorbido por el locador, mientras que el locatario no debe pagar comisión. Sin embargo en todas las inmobiliarias que recorrió “DeCipolletti” está presente el cobro de la comisión al inquilino y la mayoría excede ese porcentaje. “Si no lo pago yo, lo paga otro”, dice un inquilino, quien reveló que en la renegociación del contrato le incrementaron más de un 45%.

En los últimos años los costos exorbitantes obligaron a muchos inquilinos a buscar otro alquiler más barato, con todo lo que eso implica en una organización familiar. No sólo la mudanza sino las distancias nuevas al lugar de trabajo o al colegio de los chicos.

Incluso muchas familias optaron por buscar un terreno en las tomas cipoleñas ante la imposibilidad de acceder a una vivienda propia.

Los precios de los alquileres responden a la arbitraria lógica de la oferta y la demanda. El propietario pone el precio y el inquilino debe elegir entre las posibilidades que ofrece el mercado. Por ejemplo, en las inmobiliarias los alquileres de una vivienda con una habitación oscilan entre 6.000 (son muy pocos y alejados de la zona céntrica) y van hasta los 13.000 pesos. Tomando la media de 8.000 pesos, para ingresar a un departamento pequeño se necesitan como mínimo unos 15.000 pesos, ya que las inmobiliarias dan hasta tres cuotas para pagar el depósito y la comisión, es decir que durante los primeros tres pagos la cifra casi triplica el costo de un mes de alquiler. El flamante locatario debe disponer de 24.000 a 26.000 pesos si se abona todo de una sola vez. Las cifras suben considerablemente en las unidades habitacionales de dos o más ambientes. Un departamento de dos dormitorios comienza en los 10.000 pesos y puede superar los 16.000 pesos.

Sumado a los incrementos de los servicios de luz, agua, gas, expensas y otros, una familia tipo necesita entre 20.000 y 30.000 pesos para costear un alquiler. El margen de ahorro para comprar sólo se lo permiten los trabajadores de gran poder adquisitivo. “Es imposible pensar en una vivienda propia con esos valores, encima los créditos del Procrear ahora son variables y no convienen”, esgrimió Eduardo, un vecino que alquila en el barrio San Pablo.

Buscar alquileres es desde hace tiempo una odisea en Cipolletti, pero hoy incluso parece una tarea épica conservar el actual, porque al momento de la renovación los índices de aumento rondan entre el 40 y el 80%.

¿Qué pasa con la nueva ley?

En el terreno jurídico y político la lógica del más fuerte predomina e incluso logró torcer la media sanción del Senado para la nueva ley de alquileres que presentó el año pasado la senadora por Río Negro Silvina García Larraburu. En el 2016 el proyecto tuvo media sanción en la cámara alta pero fue cajoneado en Diputados. “No te imaginás el lobby que realizó el sector inmobiliario para boicotear la ley”, reveló Néstor Soler, delegado en Cipolletti de la Unión de inquilinos de Río Negro, creada recientemente (ver aparte).

Semanas atrás se comenzó a debatir el proyecto en la cámara baja, en la cual el oficialismo introdujo una serie de modificaciones que benefician al sector empresario. Si se aprueban los cambios, el Senado deberá debatir el nuevo texto.

El diputado oficialista Daniel Lipovetzky (Pro) presentó un nuevo proyecto que modifica el espíritu de proyecto de Larraburu. Esta iniciativa estipula, entre otras medidas, eliminar el ítem que establecía un monto máximo para las comisiones, duración del contrato entre otros. El proyecto de la oposición pretendía que los contratos sean por tres años para evitar el incremento en las renegociaciones.

“Lo que pedimos es que haya un contrato equitativo y justo. Por eso es importante que los inquilinos consulten antes de firmar el contrato”.

Néstor Soler, delegado de
la Unión de Inquilinos
de Río Negro.

El dato

“Es imposible pensar en una vivienda propia con esos valores, encima los créditos del Procrear ahora son variables y no convienen”,

esgrimió Eduardo, un vecino que alquila en el barrio San Pablo.

Alrededor del 17% de la población cipoleña alquila. En el país son cerca de 7 millones las personas que acceden a una vivienda a través del pago de una renta.

Hasta 4% del contrato es lo que puede cobrar un agente inmobiliario, pero debe ser costeado por el locador y no por el locatario. Lo suele pagar el inquilino.

La vivienda impacta en la canasta básica

En Cipolletti no hay números oficiales –la Unión hará un relevamiento cuando esté en pleno funcionamiento–, aunque se estima que más de 18.000 personas alquilan.

La federación y todos sus representantes coinciden en la necesidad de defender el acceso al alquiler, impulsando la desconcentración y la regulación de la vivienda entendida como un derecho humano. También denuncia que desde hace años el Indec dejó de medir el impacto del alquiler en la canasta básica de una familia, lo que genera que la cifras que se obtienen y se difunden no se ajustan a la realidad de quienes alquilan.

Datos

“Lo que pedimos es que haya un contrato equitativo y justo. Por eso es importante que los inquilinos consulten antes de firmar el contrato”.
$ 8.000
es el promedio de alquiler de una casa de un dormitorio.
De dos ronda entre los 12.000 y 16.000 pesos.
“Es imposible pensar en una vivienda propia con esos valores, encima los créditos del Procrear ahora son variables y no convienen”,
Alrededor del 17% de la población cipoleña alquila. En el país son cerca de 7 millones las personas que acceden a una vivienda a través del pago de una renta.
Hasta 4% del contrato es lo que puede cobrar un agente inmobiliario, pero debe ser costeado por el locador y no por el locatario. Lo suele pagar el inquilino.

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