Análisis: Una incómoda transición para la gestión de Gutiérrez

La última declaración pública de Alberto Fernández, ahora electo presidente de la Nación, sobre el gobernador neuquino Omar Gutiérrez fue demoledora. Criticó la cercanía con Mauricio Macri y aseguró que no “honraba” la historia del Movimiento Popular Neuquino (MPN). Claro que eso fue en febrero de este año cuando el ahora mandatario apenas era un dirigente más en el espacio del peronismo y todavía mantenía ese estilo visceral y verborrágico que luego debió pulir.

Fernández se despachó en una visita de apoyo al cutralquense Ramón Rioseco en plena campaña por la gobernación neuquina.

Por más que el tiempo haya pasado y las circunstancias sean totalmente distintas, no menos cierto es que no existe evidencia de un cambio en la relación. Tras las PASO se difundió un presunto llamado del gobernador al candidato del Frente de Todos, sin embargo nunca se conocieron detalles y formas del diálogo.

Gutiérrez evitó, al igual que con los temas de trascendencia nacional como el aborto, definir públicamente su postura, sin embargo su vínculo y comodidad con las políticas de Macri resultaron inocultables a la luz de los hechos.

El alineamiento de los gobiernos del MPN con el poder político nacional de turno es histórico y no menos provechoso para los intereses de la provincia. Nadie puede reprocharle nada, en ese sentido, a Gutiérrez quien aplicó el modelo de sus antecesores.

Además, en el balance final, puede vitorear que se trató de la etapa en la que los intereses provinciales fueron correspondidos, claro que a costa de un antipático golpe en los bolsillo de todos los argentinos como fueron los tarifazos para el gas, la electricidad y los combustibles. La recomposición del precio en boca de pozo fue un pedido histórico y hasta el 2015 infranqueable para los gobiernos neuquinos.

La incomodidad para Gutiérrez será doble y personal.

La última transición nacional fue el exgobernador Jorge Sapag quien se llevó la marca, como dicen los futboleros, y borró todas las referencias que el MPN tuvo con el kirchnerismo durante una década. Ahora Gutiérrez deberá jugar él mismo la individual.

Muchos se preguntan cómo hará para pasar de ser “uno de los gobernadores preferidos de Macri” a rehacer los vínculos con un presidente que puede no necesitarlo decisivamente, ya que Fernández enfrentó dos elecciones nacionales con el apoyo explícito de la mayoría de los gobernadores del país.

Vaca Muerta, seguramente, será el lazo de acercamiento. Tanto para Macri como para Fernández es clave. Sin embargo, cada uno tiene ideas distintas sobre cómo desarrollarla ¿Podrá ensamblarse Gutiérrez en ese nuevo pensamiento sobre el rumbo que deben tomar los hidrocarburos no convencionales neuquinos o deberá recurrir a la tutela de un viejo conocido por el kirchernismo como Sapag?

Además la salida de Guillermo Pereyra en el Senado, pese a que no se reconozca públicamente, le quitará intermediarios en un área en la que Gutiérrez prefiere el mano a mano.


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