Añelo: ciudad cabecera de dos yacimientos insignia

Loma Campana de YPF y Fortín de Piedra de Tecpetrol marcaron un antes y un después en el desarrollo de Añelo. Por qué son un hito para el shale argentino y cuál es su verdadero potencial.

Si hay una ciudad que puede hablar del antes y después de los desarrollos no convencionales en Neuquén es Añelo. Aquella localidad de apenas 2.000 habitantes orientada a la actividad frutícola fue embestida – en menos de una década- por el crecimiento de la industria y hoy, con sus más de 8.000 habitantes, es la ciudad cabecera de los dos yacimientos insignia de Vaca Muerta y el país: Loma Campana y Fortín de Piedra.

Vaca Muerta tiene hoy 39 concesiones no convencionales otorgadas que abarcan una superficie de 8.850 km2, es decir un 29,5% del total. Pero los dos mejores ejemplos del verdadero potencial de Vaca Muerta son las dos joyas del petróleo y el gas que tienen YPF y Tecpetrol.

Los dos desarrollos hidrocarburíferos marcaron la historia y con sus hitos alcanzados en poco tiempo lograron colocar a la formación no convencional argentina en las vidrieras de todo el mundo.

Alrededor de estos proyectos, y de los más incipientes también, Añelo comenzó a crear una economía regional que depende casi exclusivamente de la actividad petrolera y su progreso acompaña los vaivenes característicos del sector. Su crecimiento comenzó primero de la mano de YPF y sus socios de calibre internacional y el segundo gran salto y masificación acelerada fue con El Fortín de Tecpetrol.

Loma Campana es mucho más que un yacimiento de YPF, se trata del principal desarrollo no convencional del país y donde la firma hizo su curva de aprendizaje operacional que hoy entrega resultados técnicos casi idénticos a los que se ven en la cuenca Permian de Estados Unidos.

Precisamente es ahí donde se comenzó a forjar el sueño del shale argentino y también es de donde la nueva dirigencia de la petrolera de bandera buscará impulsar la YPF exportadora de los próximos años. “El corazón de la energía argentina”, definió a Vaca Muerta el presidente Alberto Fernández en su visita a la provincia la semana pasada.

Loma Campana significó para el país la muestra de que los recursos naturales estaban ahí y que era posible extraerlos con gran expertise. Ese mismo que aplican las petroleras internacionales como Shell, Total, ExxonMobil, Petronas, Chevron (con El Trapial) y Wintershall Dea, entre otras, y que llegaron a través de lo que mostró YPF en ese yacimiento.

Con un conocimiento de las características geológicas mucho más avanzado, en 2016 llegó Tecpetrol y logró producir en tiempo récord el 13% del gas diario que necesita Argentina. La manera más simple de explicar esto es que con el ingreso de un jugador del calibre del grupo Techint a Vaca Muerta volvió a sobrar el gas en el país durante el verano.

Hace unos días la compañía anunció públicamente la terminación de la obra y entregó algunos detalles. La construcción del yacimiento de gas más grande e importante de Vaca Muerta demandó la contratación de 4.500 colaboradores y el involucramiento de más de 1.000 pymes de todo el país.

En total requirió más de 8.000.000 de horas de trabajo y en el bloque se emplazaron unos 275 kilómetros de ductos, equivale a casi tres veces la distancia entre la capital de Neuquén hacia Añelo.

Este proyecto de clase mundial dejó en evidencia dos cosas: por un lado, cómo se tradujo el viejo Plan Gas en inversiones, y por otro, que Vaca Muerta tiene todo para convertir al país en exportadora neta de hidrocarburos.


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