Aprender en pandemia: son estudiantes de medicina y hacen la práctica en el Hospital de Roca

Un grupo de seis estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional del Comahue logró recuperar el espacio de prácticas presenciales en el Hospital Francisco López Lima de Roca. ¿Cómo es sumar experiencias en plena pandemia?

“El año pasado, que cursábamos de forma virtual, hacíamos algunos cursos sobre Covid y había tratamientos que hoy por ejemplo ya no se usan. Realizar las prácticas en el sistema de salud nos permite ver la dinámica, el avance de la investigación y la medicina mientras estos ocurren, y lo vemos desde adentro. Ya no lo leemos: lo vivimos”. Con esas palabras, Victoria Díaz Sosa explica las sensaciones de un grupo de seis estudiantes de la Universidad Nacional del Comahue que retomaron las prácticas presenciales en el Hospital Francisco López Lima y que ven un momento histórico de la salud desde adentro.

Además de Victoria, el grupo se compone por Christian Urra, Florencia Franco, Juan Fernández, Lucía Bestvater y Simon Mora. Dichos estudiantes oscilan entre quinto y sexto año de Medicina en la UNComa, y después de un año en el que no pudieron realizar prácticas presenciales, retomaron los trabajos in situ y tratan de dar una mano, desde el lugar que puedan, para un sistema saturado por la pandemia.

“El poder estar aprendiendo de algo así, que lógicamente cambia y rompe muchos paradigmas, te da cierto orgullo. Es una oportunidad, no todas las universidades la tienen. Nosotros cursamos las prácticas de forma presencial después de haberlo pedido mucho durante el año pasado, y es una satisfacción el haber vuelto y ver desde adentro cómo se maneja el personal de salud”, comentó Díaz Sosa.

El grupo de estudiantes está en el tramo final de la carrera, y por eso mismo realizan las prácticas presenciales. Si bien el objetivo a futuro es sumarse y dar una mano en el sistema de salud, tienen en claro que no es una ayuda inmediata, pero si una forma de acelerar el proceso.

“No somos una ayuda en el presente inmediato, porque nosotros aún estamos formándonos, entonces lamentablemente no podemos realizar las tareas diarias del Hospital, pero el poder estar capacitándonos (a diferencia del año pasado que fue todo virtual) nos permite llegar más rápido a recibirnos e integrarnos al sistema de salud como miembros activos, y ahí si, ayudar lo antes posible. Sabemos que el sistema está saturado y colapsado”, explicó Victoria.

Durante 2020, las prácticas presenciales en el Hospital no se realizaron y las cursadas tuvieron un desarrollo virtual, que lógicamente no fue igual.


Las prácticas, de todas formas, son tan útiles para ellos como para el resto de los trabajadores. Es que, según comentó Díaz Sosa, “si bien no estamos haciendo tareas de médicos, estamos ayudando en el vacunatorio de la Colonia Penal para registrar pacientes. Vamos nosotros como estudiantes de Medicina y también van voluntarios que son estudiantes de Enfermería. Es un trabajo que si bien no lo hacemos en el Hospital, es parte del sistema de salud. Estamos contentos de poder ayudar con eso”. Además de estas tareas, el grupo puede estar presente en varios procedimientos para ir aprendiendo. Según explicaron, pueden ver pacientes, interrogarlos, realizarle exámenes físicos, historias clínicas y también analizar diversos casos.

Los estudiantes pudieron hacer algunas prácticas en 2019, y si bien retomaron ahora, tuvieron un 2020 enteramente virtual. Y en ese espacio, donde cambió prácticamente todo lo que entendemos como normalidad, también cambió la percepción de los espacios que ocupan. “El hospital en sí cambió mucho desde el 2019, cuando cursábamos, y hoy. Cambió la circulación, cambiaron los protocolos, cambia la ropa, los pacientes que ves… es bastante shockeante haber visto cómo era todo prepandemia y cómo es ahora”, analizó Díaz Sosa.

Dentro del shock lógico de atravesar una pandemia y vivirla desde adentro, Victoria describió como una “mezcla de sensaciones” este presente. “Las pandemias son cosas que vos lees en algún momento de la carrera, y ves cosas como la peste bubónica o tifus, pero como algo que pasó hace mucho tiempo. Ahora estamos en plena pandemia, y vemos como se mueve todo, ya no desde los libros”, agregó.

Como suele ocurrir con la mayoría de las personas involucradas en la salud, el hecho de ver desde dentro cómo se lleva adelante el trabajo en plena pandemia choca también con la imagen del resto de la población, donde muchas veces se nota falta de precaución. Sobre el personal, Díaz Sosa graficó que “después de un día eterno de trabajo ellos salen, llegan a casa y prenden la tele o no sé, van al supermercado, y ahí ven que la gente no se cuida… Es una situación que da bronca e impotencia. A veces hay gente que dice que no tiene libertad, y después ves que el personal de salud está hace más de un año trabajando sin descanso”.

La sala donde trabajan y suman experiencias y aprendizajes.


“La ausencia de cuidados muchas veces da bronca e impotencia. Estando adentro ves cómo es todo, cómo es la famosa ‘primera línea de batalla’, y entre otras cosas podés ver que el personal de salud está dejando todo hace un año y medio. Y cuando digo todo es eso, todo; porque ponen su salud física, mental y emocional. Están constantemente expuestos a un nivel grande de estrés, trabajando muchas horas en condiciones desfavorables, viendo cómo llegan pacientes, cómo se complican o cómo fallecen. También han perdido compañeros, o viven con miedo de llevar el virus a casa y contagiar a su familia”, relató Díaz Sosa, respecto al sacrificio que diariamente realizan los trabajadores.

En un contexto en el que se relajaron varias cuestiones de restricciones durante algunos meses, quizás quedó la sensación de que la situación con el coronavirus estaba relativamente controlada en la región. Sin embargo, Díaz Sosa explicó que eso ocurre únicamente puertas para afuera del Hospital. Hacia adentro, lo contrario: “Todo este desgaste no terminó después de diciembre. La situación dentro del sistema de salud sigue, los médicos, enfermeros, personal de limpieza y demás, siguen trabajando un montón y por un sueldo que realmente deja mucho que desear”.

Así, el grupo de estudiantes logró recuperar un espacio de prácticas fundamental, no solo para su desenvolvimiento profesional sino para entender cómo funciona el sistema desde adentro y, por el momento, aportar con lo que se pueda. Sin dudas (y lo dejó claro Díaz Sosa), aprender sobre una pandemia en pleno desarrollo de la situación y con un sistema funcionando a pleno es una oportunidad imperdible para estar preparados el día después del egreso. Ahora solo falta el último tramo.


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