“Argentina no es un cambalache”

Estimada Agustina: he leído y releído tu carta y no puedo encontrar el origen de tu afirmación. Sería bueno saber cuáles son los hechos que te llevan a hacer las aseveraciones que volcás en ella. Utilizas términos como “maltratar a la gente por pensar distinto”, hablás de modos reaccionarios, discriminatorios y violentos, y decís que no podemos pensar sin tener miedo. Me quedo sin saber qué es lo que pasó. De todas formas, dado que doblo tu edad puedo decirte que, efectivamente, muchos jóvenes no vislumbran lo que se vivió 76. Por suerte esos años están sepultados y cada día se reafirma más el sentido profundamente democrático del país con elecciones periódicas y con juicios a los responsables de tanta barbarie. Mucho es lo que se aprendió en los treinta años de democracia en los que te tocó vivir. En la década que va del 74 al 83, la situación fue muy distinta de la que hoy vivimos. En esa época si vos escuchabas una sirena en la calle nunca se te ocurría que era una ambulancia o los bomberos, sino que tenías la certeza que era uno o varios autos de la policía que iban a buscar a alguien que tal vez nunca más aparecía. En esa década, si eras delegado sindical no corrupto, corrías un serio peligro. También si eras abogado que defendías presos políticos, si eras sacerdote y hacías la opción por los pobres, si eras estudiante y pretendías cambiar la realidad, si andabas con el pelo largo y con barba, si repartías volantes, si eras periodista e informabas lo que estaba pasando, si estabas en un grupo de rock, más un sinfín de razones o sinrazones que eran motivo de arriesgar literalmente tu vida. Si un joven no regresaba a su casa, la novia se ponía contenta si sabía que se había ido con amigos a tomar unas cervezas o, de última, si había estado con alguna otra. Lo terrible era que lo hubieran secuestrado y nunca más se supiera nada de él. Muchos chicos no llegaron nunca a los 28 años que tenés vos. Antes, sus vidas y sueños fueron cortados en alguna “escuelita” (¿triste nombre para un campo de concentración, no?) o como se llamara el centro de detención. Por eso creo que hay que recuperar el significado de las palabras. No es lo mismo un ataque de hígado que una cirrosis, no es lo mismo sufrir una situación de autoritarismo que plantear que se está viviendo la década de la dictadura. Porque, con ese análisis, pareciera que en realidad la dictadura no fue tan terrible. Hoy los medios pueden decir lo que quieren, aquellos que tienen reclamos pueden cortar rutas y calles sin ser reprimidos, si la policía te detiene te da el derecho a tener un abogado, el ejército no puede salir a hacer tareas de seguridad interior, los países no hacen intercambios de activistas políticos y muchos otros sucesos que, por suerte, ya aparecen como extirpados de la cotidianeidad de este país. En honor a la verdad, debo decirte que esta década en nada se parece a la del 76, y no es “por suerte”, sino por una lucha que ha llevado adelante mucha gente. Comenzó con Alfonsín en el Juicio a las Juntas, tuvo su otro gran hito que fue el bajar los cuadros de los dictadores por parte de Néstor Kirchner y continuó con la lucha incansable de las Madres, las Abuelas y los organismos de derechos humanos, esos grandes orgullos de la sociedad argentina. Un grupo de mujeres y hombres que no pudieron ni pueden ser doblegados por la adversidad ni por la prepotencia del poder. Estoy seguro de que para ellos (como para la mayoría de los habitantes de este país) no es lo mismo esta década que la del 76. Creo que deberías escucharlos y pensar por qué lo dicen. Horacio D. García DNI 10.595.398 Neuquén

Horacio D. García DNI 10.595.398 Neuquén


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