Asaltante a joyería cipoleña había “señado” un regalo

CIPOLLETTI (AC).- Ayer declararon dos testigos por el asalto a la joyería “Kilates” que ocurrió en julio de 2010. Una empleada del comercio aseguró que uno de los ladrones había estado la mañana anterior y que incluso había “señado” un regalo para su padre. El hijo de los dueños del local aportó detalles sobre los delincuentes y el tipo de armas que utilizaron. Los imputados se movilizaron en un auto robado y encerraron al dueño del coche en el baúl. La Cámara Primera escuchó el relato de los dos testigos, que también fueron víctimas de la banda de delincuentes. La mujer, empleada de la joyería, había salido a pagar los impuestos y regresó cuando la policía que custodiaba el lugar estaba siendo reducida. Ella también fue inmovilizada y el mismo destino tuvo el portero del edificio. La empleada relató que uno de los hombres que vio salir del local había estado la mañana anterior buscando un regalo para su padre. Manifestó que ese día miró unas “cruces y cadenitas” y que incluso dejó una seña asegurando: “mañana a las cinco vengo con mi hermano que es el que tiene la plata”. La testigo agregó que por el tono de voz del hombre pensó que era un gitano, mendocino o chileno y también dijo notar el mismo acento en el hombre que la amenazó con el arma. La mujer estimó que habría tres hombres, uno afuera y dos adentro del comercio y un cuarto que aguardaba en el auto, que estaba estacionado frente al local con el propietario encerrado en el baúl. El hijo de los dueños de “Kilates” aseguró que uno de los ladrones tenía un arma y también habló del acento “cuyano” de los delincuentes. El juicio, que comenzó el miércoles, tiene dos acusados: Fernando Darío Rivarola Sosa y Jesús Javier Wekid Calzeta. Ellos fueron detenidos en Mendoza, donde enfrentan otros procesos judiciales.

Rivarola Sosa y Wekid Calzeta, juzgados por el asalto.


CIPOLLETTI (AC).- Ayer declararon dos testigos por el asalto a la joyería “Kilates” que ocurrió en julio de 2010. Una empleada del comercio aseguró que uno de los ladrones había estado la mañana anterior y que incluso había “señado” un regalo para su padre. El hijo de los dueños del local aportó detalles sobre los delincuentes y el tipo de armas que utilizaron. Los imputados se movilizaron en un auto robado y encerraron al dueño del coche en el baúl. La Cámara Primera escuchó el relato de los dos testigos, que también fueron víctimas de la banda de delincuentes. La mujer, empleada de la joyería, había salido a pagar los impuestos y regresó cuando la policía que custodiaba el lugar estaba siendo reducida. Ella también fue inmovilizada y el mismo destino tuvo el portero del edificio. La empleada relató que uno de los hombres que vio salir del local había estado la mañana anterior buscando un regalo para su padre. Manifestó que ese día miró unas “cruces y cadenitas” y que incluso dejó una seña asegurando: “mañana a las cinco vengo con mi hermano que es el que tiene la plata”. La testigo agregó que por el tono de voz del hombre pensó que era un gitano, mendocino o chileno y también dijo notar el mismo acento en el hombre que la amenazó con el arma. La mujer estimó que habría tres hombres, uno afuera y dos adentro del comercio y un cuarto que aguardaba en el auto, que estaba estacionado frente al local con el propietario encerrado en el baúl. El hijo de los dueños de “Kilates” aseguró que uno de los ladrones tenía un arma y también habló del acento “cuyano” de los delincuentes. El juicio, que comenzó el miércoles, tiene dos acusados: Fernando Darío Rivarola Sosa y Jesús Javier Wekid Calzeta. Ellos fueron detenidos en Mendoza, donde enfrentan otros procesos judiciales.

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