Baja demanda de obreros en la construcción de Bariloche

De un total de 1.200 trabajadores nucleados en Uocra, un 30 por ciento está desocupado y depende del IFE. Esperan obras de gran envergadura para reactivar el sector.

 Si bien hubo momentos peores en el inicio de la pandemia, que se acentuaron luego con la veda invernal, el sector de la construcción se mantiene en movimiento en Bariloche, pero con un ritmo muy bajo para la época, y con una desocupación entre los trabajadores del sector no baja del 30%.

 El dato lo aportó el secretario general de la seccional local de Uocra, Nicanor Espinosa, quien dijo también que no hay obras públicas en marcha con gran demanda de obreros y las privadas tienen en general un volumen muy acotado, para lo que suele ser habitual a partir de septiembre.

Estamos a la espera de que se empiece a mover y se reactive en serio, como pasa todos los años después de la veda, pero hasta ahora el impacto fue muy poco -dijo Espinosa-. Lo vemos por la gente que busca trabajo y viene a anotarse al gremio”.

Estimó que de un padrón de 1.200 trabajadores de la construcción en Bariloche, hay casi 400 que están sin empleo y dependen del IFE, los módulos alimentarios y otros subsidios.

El representante local en el Consejo de Ingenieros de Río Negro, José Repossini, afirmó también que hay obras en marcha pero en un volumen menor al deseado. Aclaró sin embargo que está todo dado para que varias inversiones empiecen a acelerarse porque “el valor en dólares es bajo”, tanto para la compra de insumos como en la mano de obra.

La construcción fue una de las primeras actividades que obtuvo permisos de trabajo, apenas superada la etapa de aislamiento obligatorio, al comienzo de la pandemia. Desde el municipio subrayaron que esas decisiones buscaban aprovechar el “efecto multiplicador” que tiene ese sector.

Pero Espinosa dijo que el impacto fue parcial porque los protocolos conspiran contras las obras de gran envergadura y también porque la ciudad entró rápidamente en el invierno, cuando muchas obras se frenan, por la imposibilidad de trabajar a la intemperie.

El dirigente afirmó que los proyectos más grandes en ejecución son los que llevan adelante las empresas Alusa y Oriente, bajo contrato del Estado, con la construcción de viviendas. Cada una trabaja aproximadamente con un centenar de obreros.

Agregó que hay otras como el colector cloacal costanero (de la empresa Ecosur), que es una inversión grande pero “con mucha maquinaria” y menor demanda de mano de obra.

Señaló que también están a la espera de que se generen nuevos puestos de trabajo en el polo tecnológico y en la ruta 23 (ambas de Decavial) y la aspiración de máxima es que la provincia retome la obra de ampliación del hospital zonal, parada desde hace más de dos años, que convocaría a cientos de trabajadores.

En relación con la obra privada Espinosa dijo que “hay movimiento, pero poco: algunos edificios en el centro, que se hacen en etapas, y que si antes necesitaban 30 ó 40 trabajadores hoy no tienen más de 10”.

 Descontó que “en condiciones normales la demanda de mano de obra a esta altura del año sería mucho más importante”. Dijo que “la gente está ansiosa” por aprovechar laboralmente la temporada de buen tiempo y desde Uocra esperarán unos días más, pero si la actividad no crece lo esperado, saldrán “a pedir reuniones con el municipio y con empresas, para buscar alternativas”.

Cuidados

 Como ocurre con otras actividades económicas, la construcción debió adaptarse a las exigencias sanitarias por la pandemia de Covid y cada una de las obras, cualquiera sea su tamaño, tiene que cumplir con un puntilloso protocolo.

 Espinosa dijo que ayer salieron con inspectores de la secretaría de Trabajo a verificar el cumplimiento en algunas obras grandes. “Hay que estar encima, porque siempre falta algo -explicó-. Tiene que haber alcohol en gel, jabón disponible y agua abundante. Los comedores tienen que respetar el distanciamiento. Y los grupos de trabajo deben estar organizados en cuadrillas chicas, para evitar que un caso positivo de coronavirus paralice toda la obra”.

 En relación con los salarios, el dirigente de Uocra admitió que hay un atraso importante y que la paritaria se desarrolla a nivel nacional, por ahora sin novedades. Dijo que un “oficial” albañil gana 20.000 pesos de bolsillo por quincena y un ayudante entre 16 y 17 mil. El último aumento data de febrero.


El dólar también juega


El ingeniero Repossini dijo que la situación sanitaria es un condicionamiento inevitable, pero otro termómetro clave para la actividad constructiva es el valor de dólar y la devaluación de hecho que registró el peso en los últimos meses es un estímulo para la actividad.

“Cuando hay una situación así se empieza a mover porque siempre hay gente que tiene dólares guardados y aprovecha para invertir. El metro cuadrado se mide en dólares y si antes costaba 1.000, ahora cuesta 700”, explicó.

Dijo que el tipo de obra particular que tiene más dinamismo son “los complejos de departamentos, chicos pero muchos”,

Según Repossini, “la obra común, la de todos los días, la que realiza uno mismo, esa está floja, hay poca plata. Pero el que ha guardado dólares empieza a ver que éste es el momento”.

 ambién señaló que “hay hoteles que están invirtiendo” y a modo de ejemplo mencionó “algunas obras grandes como la de calle Moreno, para una clínica y un proyecto inmobiliario importante en el oeste, en calle Ojos del Salado”.


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