Bariloche multiplica acciones para afrontar la crisis del empleo

La pandemia afectó el mercado laboral por el cierre del turismo que se prolongó casi nueve meses. Desde el municipio fortalecen herramientas a través de un organismo propio que conecta a los que necesitan trabajo con las empresas.

La oficina de Empleo del municipio logró sistematizar su registro de demanda, generó herramientas de acompañamiento virtual a los inscriptos en busca de trabajo y brinda capacitaciones para los oficios más requeridos. Pero aun así la demanda laboral desborda las oportunidades disponibles.

La pandemia estremeció desde la base el mercado de trabajo en Bariloche, debido al cierre del turismo que se prolongó casi nueve meses y las oleadas de medidas restrictivas que afectaron a un sinnúmero de actividades. La prohibición de despidos puso barreras a un mayor desempleo, pero la crisis sanitaria causo grave perjuicio a los trabajadores cuentapropistas y temporarios, que dependen de los consumos del turista.

Ese cuadro de situación repercutió en la oficina municipal encargada de canalizar las demandas laborales, que depende funcionalmente de la secretaría de Producción, Innovación y Empleo.

La secretaria a cargo, Eugenia Ordóñez, dijo que el registro de empleo tiene una media histórica de 1.200 ingresos anuales, que disminuyeron algo durante 2020, a pesar de la pandemia, debido a las restricciones de movilidad y al levantamiento de la atención presencial en las oficinas. Pero volvió a multiplicarse en los primeros meses de este año.

Precisó que del total de demandantes el 55% son mujeres. Y la estratificación por edades demuestran la profundidad del problema de empleo que atraviesan los jóvenes. El 50% del listado está compuesto por jóvenes de hasta 24 años, hay otro 25% entre 25 y 40 años y el restante 25% son mayores de 40.

“No hay perfiles uniformes”, dijo Ordóñez. Y lo señaló como un problema. Lo usual es que la gente se inscriba sin un proyecto laboral definido. “La mayoría no sabe bien lo que quiere”, señaló la funcionaria. Y esa definición es clave para orientarlos según los requisitos que suele plantear el empleador privado o incluso el propio municipio, que se vale del registro para incorporar trabajadores bajo contrato cuando necesita en distintas áreas.

Dijo que el registro de personas que buscan trabajo administrado por el municipio acumula hoy unas 4.500 fichas, aunque no está del todo depurado. Uno de los proyectos es digitalizarlo por completo para que “cada individuo pueda seguirlo” y darse de baja si logra inserción laboral, dijo Ordóñez. “Hoy lo que hacemos es filtrar por perfiles, empezamos a contactarlos cuando hay una oportunidad, pero algunos que ya tienen trabajo”, completó. Otros directamente se fueron de la ciudad.

El oficio de programador, por ejemplo, tiene más demanda que oferta y un gran potencial de desarrollo”.

Eugenia Ordoñez, funcionaria municipal.

La oficina de Empleo intenta funcionar como un “puente” con los potenciales empleadores, que recurren al organismo para incorporar personal (aunque son los menos) o para acceder a algún programa nacional de formación o inserción, que funcionan al estilo de una pasantía, y que en algunos casos derivan a la incorporación formal del aprendiz.

Ordóñez dijo que les sirve ese mecanismo porque otros “incorporan por recomendación de los empleados que ya tienen, pero eso genera circuitos demasiado cerrados” y no cumplen el objetivo de las empresas.

Situaciones límite

Los motivos que llevan a una persona desempleada a recurrir al municipio en general son parecidos y suelen tener detrás un historial de fracasos y frustraciones. “Algunos llegan desesperados, con una necesidad extrema”, admitió Ordóñez.

Dijo que una característica de Bariloche es la estacionalidad marcada en el mercado laboral, que se nota en las presentaciones receptadas por la oficina y en la masa global de empleo estable de toda la ciudad. Hay una constante histórica de 4.000 puestos de trabajo que se cubren en los picos de alta afluencia turística (enero/febrero y julio/agosto) y quedan vacantes en los meses intermedios, señaló la funcionaria.

Esa fluctuación se agravó durante la pandemia. Según Ordóñez, con las declaraciones juradas de los contribuyentes de la tasa TISH se puede reconstruir que la sumatoria de empleos registrados. Dijo a modo de ejemplo que cayeron a 12.000 en abril de 2020, cuando en abril de 2019 habían sido 19.000. La cifra de este año todavía no está disponible.

Afirmó que “los números del año pasado son particularmente duros” y ese agujero en el mercado laboral se vio reflejado en los módulos alimentarios que debió repartir Desarrollo Social y que se multiplicaron por diez en los peores meses de la pandemia y de bloqueo de la actividad turística.

Sobre la mecánica de ingreso al registro, Ordóñez dijo que el trámite remoto trajo algunos desajustes porque es difícil hacer cumplir el requisito de residencia en la ciudad. Explicó que “las herramientas están pensadas para quienes son de Bariloche, pero se anota también gente que no es de la ciudad”. Dijo que con la vritualidad no es tan fácil despejar ese dato.

Aseguró que entre los que recurren al municipio “hay intereses diversos, desde el profesional que no quiere pasar por trescientas entrevistas hasta el joven recién salido del secundario que sí, que necesita ingresar en ese circuito”.

Reconoció que las herramientas disponibles están lejos de ser suficientes, porque en su mayor parte son entrenamientos laborales y “programas de inserción” financiados por el gobierno nacional, que el empleador suscribe como método de búsqueda, pero que no termina necesariamente en empleo efectivo.

La oficina de Empleo también busca soluciones específicas para personas que recibe por “derivaciones” de las áreas de Desarrollo social que trabajan con problemáticas de género, jóvenes en conflicto y víctimas de violencia. “Son colectivos que priorizamos”, dijo Ordóñez.

En números

4.500
fichas de personas que buscan empleo se acumulan en la oficina municipal.
200
empresas de diversos rubros integran el programa municipal de empleo.

Los programas en marcha


El área de “intermediación” laboral que administra el municipio tiene un número de empresas que es “dinámico”, según dijo secretaria de Producción y Empleo, y que entre diciembre y junio brindaron entrenamientos, programas de inserción o emplearon por intermediación directa a 223 personas.

El número es muy bajo en relación a la cantidad de aspirantes y por eso el municipio gestiona una ampliación de cupos en el ministerio de Trabajo de Nación, que les brinda sostén económico. Las empresas que trabajan bajo ese esquema incorporan un determinado número de trabajadores en entrenamientos que por lo común son de cuatro horas diarias, a cambio de un subsidio. Para renovar en una segunda operatoria deben haber contratado por lo menos a un trabajador de la tanda previa, explicó Ordóñez.

Dijo que el interés en esos programas tiene altibajos. Fue importante en el verano, en mayo bajó y “en temporada vuelve a subir”. Calculó que son unas 200 las empresas que trabajan con el municipio y que hay una gran variedad, desde verdulerías, prestadoras de servicios y colocadoras de vidrios hasta empresas tecnológicas y Catedral Alta Patagonia,

Un tema particularmente crítico son las “competencias” de las personas en búsqueda de trabajo. La funcionaria señaló que algunos perfiles específicos son difíciles de cubrir, entre los que mencionó el programador informático y el trabajador social, “porque son carreras que no se estudian en Bariloche”. En esos campos hay más demanda que oferta, y lo sufrió el propio municipio porque no encontraba personas con aptitud para cubrir ese tipo de puestos.

Por eso desde la oficina de Empleo brindan también capacitaciones específicas en programación. Detectaron también un déficit en manejo de idiomas, pero Ordóñez dijo que esa necesidad debería ser abordada por el sistema educativo, porque no es fácil asegurar esa formación con cursos cortos desde el municipio.

También dijo que proyectan retomar el “taller de competencias blandas” que se ofrecía hasta el inicio de la pandemia, dirigido a fortalecer la desenvoltura y la expresión de los jóvenes en busca de trabajo. “Para eso estamos esperando volver a la presencialidad, porque en formato virtual no se puede -sostuvo Ordóñez-. Lo grupal, el trabajo en equipo, la mirada, son fundamentales para desarrollar esas competencias”.


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