Belén Blanco desafía el tiempo

Comprometida con su oficio, contó el modo en que trabaja los personajes y cómo cambió en ella el modo de abordar cada desafío interpretativo.

La puesta de “La Señorita Julia”, de August Strindberg, adaptada por Alberto Ure y José Tcherkaski, agotó las ochocientas cincuenta localidades del Teatro San Martín, el pasado viernes 3 en la lluviosa noche tucumana. Belén Blanco (41) mostró su categoría de actriz y Cristina Banegas la dejó ser, junto al actor uruguayo Gustavo Suárez y Susana Brussa, y el mismo equipo que la monta sábados y domingos en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires, coproducida entre Argentina y Uruguay con apoyo de Iberescena. Reencuentro en los escenarios del trío creativo Banegas-Blanco-Ure- a más de veinte años de “El Padre” (89) y “Los invertidos” (95).

P- Hace mucho te vi en un unitario de televisión y sentí que traspasabas la pantalla e invadías mis emociones, una reacción que muy pocos actores y actrices logran. Eras muy chica… Pasó el tiempo y aquella imagen no decayó.

R- (Sonríe Belén encantadoramente) ¡Qué suerte!

De alguna manera también hacer estos materiales es estudiar (la charla se desliza en hall del San Martín). Porque son muy complejos, entonces no se pueden hacer así rápido, llevan mucho proceso de trabajo. Más allá que a lo mejor tenga un lapso normal de ensayo de dos meses, es una obra que leí durante dos años, viste? Estuvo funcionando en mí durante mucho tiempo, desde el momento de la preproducción. Yo no soy muy rápida, necesito un período de procesamiento… Sí, porque aparte no solo es una cuestión de texto, tiene muchas capas de sentido “La Señorita Julia”, es muy compleja. Entonces, requiere trabajar en muchos campos a la vez y eso lleva, requiere, mucha dedicación.

P-También te compromete emocional, corporalmente.

R-Sí, sí… Son personajes que no se transitan así nomás. Y no pasan desapercibidos adentro mío, no? Dejan mucha huella… Cuando siento que puedo, por lo menos, atravesar ciertos momentos, no te digo de una forma brillante, atravesarlos… Poder transitarlos, vivirlos, vivenciarlos, transmitirlos, es un gran logro. Por más que uno siempre tiene momentos u obras o pasajes de ellas que son muy difíciles, se trabajan, se atraviesan… Eso es lo lindo del teatro que es un proceso muy vivo.

P-¿Hace falta vivir ciertas cuestiones humanas para hacer este tipo de personajes?

R- Creo que todo lo que uno es y vive, se permite vivir, se atreve a vivir, o todo lo que nos sucede y el contacto que se tenga con eso, es muy importante porque habla de la sensibilidad. Pero no sé si es necesario, no lo sé… Es sensibilidad artística más que personal.

P- Te lo preguntaba porque no pocos actores y actrices me han dicho que algunos papeles no podrían haberlos hecho hace veinte años.

R- Bueno, puede ser. Pero por un montón de razones, por la confianza en uno mismo, por el oficio, porque un actor trabaja con muchos niveles de elementos, entonces es un quehacer muy difícil. Hay personajes que llevan mucho tiempo de vida poder encarnarlos. A lo mejor, en mi caso, no por lo que yo viví, sino por lo que soy capaz de atesorar y poder mandar al público. Mandar como transmitir, que es un talento que se tiene o no. La transmisión es re difícil.

Llegar al otro es… (Blanco queda por segundos pensativa) Pero sí, yo también creo que hay papeles que requieren un montón de condiciones para hacerlos modestamente bien. Modestamente lo digo (sonríe).

P-Has pasado por obras y roles que demuestran que tenés madera y trabajo sobre ella, de aprendizaje, tallado, pulido.

R- Es complejo porque no depende solo de uno. Como es un oficio con muchos altibajos. No hay un teatro oficial que tenga repertorio, los materiales que llegan no son siempre los que uno quiere. Lo que se desea suele ser difícil de producir. No estamos en Inglaterra donde hay quince teatros con repertorio y uno puede hacer determinados personajes que le interesan, intentar llegar a niveles más profundos de actuación. Es complicado. (Andrei) Tarkovsky tiene un libro que se titula “Esculpir en el tiempo”, y dice que siempre es la misma cosa lo que uno va trabajando.

P- Si mirás atrás, ¿qué ves? Proponiéndotelo como juego…

R- Me hubiera gustado hacer más, no en cantidad. El teatro tiene de bueno que hay una cuestión relacionada con la edad que permite atravesar el tiempo. Julia tiene veinticinco años y no hace falta tener cierta franja de edad para poder interpretarla.

Actuar es un trabajo que insume mucha energía, pero hay algo que está bueno y se va aprendiendo con el tiempo. Al menos a mí me ha pasado y es que cada vez puedo diferenciar un poco más los momentos. Tengo más claro, técnicamente, qué necesito y entonces, puedo trabajar de una forma más ordenada. Para que no sea mi vida, todo el día… Se aprende también a separar, a dividir y seguir siendo eficaz. Si bien inconscientemente siempre estoy trabajando como actriz, conectada con la observación, con los personajes, siempre…

“Inconscientemente siempre estoy trabajando como actriz, conectada con la observación, con los personajes, siempre”.

Belén Blanco y el apasionante trabajo de ser actriz.

Datos

“Inconscientemente siempre estoy trabajando como actriz, conectada con la observación, con los personajes, siempre”.

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