Blanca Cassataro: inolvidable voz en los bailes valletanos


Blanca Cassataro, una joven allense nacida el 18 de mayo de 1939, era hija de Salvador José Cassataro, un hombre de sangre siciliana, y de Amalia Giles. Don Salvador se desempeñó como cocinero en General Roca, en Allen y en Senillosa donde atendía la gamela de los empleados de YPF.

Fue también cocinero del hotel Limay, del hotel Confluencia y del Club Independiente. Cuando se retiró de esta actividad abrió un kiosco situado en diagonal España frente al hospital Castro Rendón. Solía frecuentar las canchas de fútbol con una jardinera, un carrito y golosinas que vendía a los concurrentes.

Cuando Blanquita era muy pequeña sus padres se fueron a vivir a Neuquén Capital, por lo que cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 2 e hizo la secundaria en la Escuela Profesional de Mujeres.

De su matrimonio con Bernardo Sánchez -gendarme y gran futbolista- nacieron tres hijos: Ricardo Alberto, Daniel Bernardo y Patricia Mónica, que les dieron cuatro nietas: Cecilia Daniela, María Florencia, Gabriela Mariana y Micaela Milagros.

Blanquita Cassataro, como se la conoce en el mundo de la música, trabajó en la Gobernación de Neuquén durante 33 años y se jubiló en 1991.

Parte de su vida la dedicó a la música, era cantante de tangos. Por este motivo, en 1984 tuvo una mención especial en Cosquín, Córdoba. Grabó dos discos con la orientación de su hijo Daniel, afamado músico de nuestra ciudad y alumno nuestro en la ex-ENET 1. Intervino en 1987 en la grabación de un casette: “Músicos populares del Neuquén”.

Actuó con Naldo Labrín y Damián Cazeneuve en el Salón Dorado y cantó acompañada de Miguel Ángel Barco y de su hijo. Su esposo era el suboficial mayor de Gendarmería Nacional Bernardo Sánchez que acompañaba en las funciones a don Verdini en el Círculo de Gendarmería, nacido el 6 de noviembre de 1936 en la ciudad de Cipolletti, provincia de Río Negro.

Fueron sus padres doña María Jorgelina Juárez y Francisco Antonio Sánchez.

Don Bernardo cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 53 de la ciudad cipoleña; allí estuvo hasta tercer grado y completó los estudios en la Escuela Nº 73 de la localidad de Barda del Medio. Trabajó como empleado de comercio durante siete años en la Cooperativa La Estrella, luego cumplió con el servicio militar, en la VI Brigada Aérea de Tandil, provincia de Buenos Aires.

Cuando estaba en Tandil jugó durante un año en el primer equipo de Rivadavia y en el seleccionado de Tandil. Recibió ofrecimientos para presentarse en el Club Huracán de Buenos Aires una vez terminado el servicio militar, pero cuando recibió la Libreta de Enrolamiento firmada con la baja tomó el tren rumbo a Cipolletti. Pasó por Bahía Blanca.

Allí jugó dos o tres partidos en Villa Mitre, pero si bien recibió ofertas para quedarse a jugar en ese lugar no las aceptó. Lo mismo ocurrió con Tandil, Azul y Balcarce, localidades que lo tentaron para que jugara allí.

Él siguió rumbo al Valle de Río Negro y Neuquén en 1958. Ingresó a trabajar en la Casa de Gobierno, donde prestó servicios hasta el 31 de mayo de 1960.

El 1 de junio del mismo año ingresó a esta institución como gendarme y se desempeñó en las áreas de Comunicaciones e Intendencia. Prestó servicios en la Dirección Nacional de Gendarmería en la Capital Federal, y luego le salió el pase a la Agrupación XII de Gendarmería en Neuquén.

En octubre de 1995 ingresó como encargado de la Agencia Nº 6 de la Ayuda Mutua del Personal de Gendarmería Nacional. En el Día de la Madre quiero homenajear a Blanquita que nos agasajaba con su dulce voz, y en su nombre a todas las madres.

Beatriz Carolina Chávez


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