“Borges me condenó a ser su memoria”

Lo dice el francés Jean Pierre Bernès, amigo del escritor.

FRANCIA (AFP).- Antes de morir, Jorge Luis Borges “me condenó a ser su memoria”, afirma Jean Pierre Bernès, quien recogió sus últimas confidencias y cuya hermosa morada en Arcachon (sudoeste de Francia) es un museo donde reina el escritor argentino, que murió en Ginebra en 1986.

“Su última frase para mí, poco antes de morir, fue ‘gracias por todo, usted me ayudó a morir en literatura. No tengo nada para legarle, pero lo condeno a ser la memoria de Borges’”, contó Bernès, quien acaba de publicar “J.L. Borges: la vie commence” (J.L. Borges: La vida empieza, editorial le Cherche Midi).

En una larga entrevista con la AFP en su casa rodeada de jardines y tapizada con tejidos marroquíes, pinturas de ancestros y retratos de Borges, Bernès se mostró inagotable en sus recuerdos del autor argentino, a quien conoció en Buenos Aires, una tarde de 1975, “en un jardín lleno de aires de tangos y jacarandás en flor”.

“Yo había sido nombrado agregado cultural de la Embajada de Francia en Buenos Aires, y acepté porqué había leído ‘Ficciones’, y quería conocer a su autor. También quería conocer a Victoria Ocampo, que editaba la revista Sur”, relató.

“El encuentro con Borges fue el más importante de mi vida. Se dio rápidamente una gran complicidad con él y también con (el escritor argentino) Adolfo Bioy Casares y con su esposa, Silvina Ocampo. Siempre estaban jugando, riéndose, inventando apodos crueles. Yo los llamé ‘les enfants terribles’”, dijo.

El universo de Borges era la literatura, los libros, subraya Bernès. “No vivía en la cotidianidad”, dice, admitiendo que también él vive un poco fuera de la realidad, rodeado de cartas viejas, fotos, libros, sin computadoras ni celulares.

Cuenta que su ama de llaves argentina, Amanda, que fue la cocinera de Silvina Ocampo y que tiene ahora 95 años, le dice siempre que él, como Borges, tampoco vive en la realidad.

“Me dice: no sé si el señor vive en un monasterio, en una cárcel o en una tumba”, cuenta Bernès, que de repente, quizá para probar que está vivo, se pone a tocar en el piano algunas de las milongas y tangos que Borges le pedía que le tocara.

Pero Bernès tiene los pies suficientemente en la tierra como para haber ganado dos procesos judiciales a María Kodama, la viuda de Borges, que quería impedir la reedición de sus Obras Completas en la prestigiosa colección de la Pléaide (editorial Gallimard). Esos dos tomos en papel biblia, editados por Bernès, con la colaboración de Borges, fueron publicados por la Pléiade en 1993 y 1999, pero estaban agotados desde hace varios años. “Yo gané dos procesos judiciales. Pero ya no quiero decir ni una sola palabra sobre Kodama”, advirtió Bernès. “No quiero polémica”, enfatizó, afirmando que está escribiendo otro libro donde “contará muchas cosas”, pero que ése lo publicará “sólo después de muerto”.

Señala que Borges, que nació en 1899, tuvo también “otra vida”, de joven, en la que parece que tomaba alcohol, se drogaba. “Me habló un poco de eso. Yo estoy escribiendo ahora, pero son cosas muy privadas, las publicaré después. Me contó tantas cosas”, aseguró Bernès.

“Era un hombre feliz, gracias a los libros. No era un atormentado. Un día en Ginebra, pocos días antes de morir, me dijo riéndose: ‘¡Qué razón tenía Quevedo, cuando dice en un poema que la vida comienza con sollozos, y con caca. Y así también termina’, me dijo Borges entre risas”.

Bernès le ganó dos procesos judiciales a María Kodama. Ella quería impedir la reedición de sus “Obras completas” en Galimard.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios