“Boyhood” es la favorita de los críticos en el Festival de Berlín

Cine

La nueva película del estadounidense Richard Linklater, “Boyhood”, que describe cálidamente las vivencias del protagonista desde su infancia hasta su juventud, es firme candidata a quedarse con el Oso de Oro al mejor filme de la 64 edición del Festival de Berlín., que hoy sábado 15 de febrero llegará a su término con el anuncio de los ganadores.

El director de “Antes del amanecer” volvió a tomar al paso del tiempo como motor narrativo y filmó a sus protagonistas en distintos momentos, durante más de 10 años, para mostrar la evolución física de todos ellos y describir la vida cotidiana, las alegrías y los sufrimientos del joven Mason (Ellar Coltrane), su hermana y sus padres (Ethan Hawke y Patricia Arquette), separados.

Con un estilo marcadamente realista, y apelando una vez más a la fuerza de diálogos profundos y dinámicos, Linklater logra posicionarse como máximo favorito en Berlín con “Boyhood”, un retrato minucioso de la vida del protagonista, en un proceso de aprendizaje y transformación que marca el paso de la niñez a la edad adulta.

Sin embargo, no es el único que tiene chances de ganar el máximo galardón, ya que la película alemana “Die geliebten Schwestern” (”Beloved Sisters”), de Dominik Graf, puede hacerle sombra con un elegante y delicado drama de época inspirado en el triángulo amoroso entre dos hermanas y el célebre poeta y filósofo teutón Friedrich Schiller.

“Die geliebten Schwestern” describe la relación entre las hermanas Charlotte y Caroline Lengelfeld, unidas por un pacto secreto por el que juran compartirlo todo, incluso cuando el joven Schiller (1759-1805) aparece en sus vidas por casualidad, buscando a alguien que le indicara un camino.

Este año el cine alemán pisó fuerte en la Berlinale y podría tener en el pequeño Ivo Pietzcker, de no más de 10 años, a un sorpresivo ganador del Oso de Plata al mejor actor por su papel en “Jack”, de Edward Berger, que narra la historia de un niño que debe aprender a ser adulto para sobreponerse a la orfandad a la que su madre lo somete.

Con un estilo de realismo crudo que recuerda a los mejores filmes de los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, el filme es un retrato desolador de un niño golpeado por la vida, obligado a defenderse como puede para sobrevivir y cuidar de su hermano frente a la indiferencia social y a la más profunda soledad, con una de las actuaciones infantiles más austeras y creíbles de los últimos tiempos.

Otro filme alemán que podría provocar alguna sorpresa es “Kreuzweg”, de Dietrich Brüggemann, con una implacable denuncia de las nefastas consecuencias que el fanatismo religioso puede provocar en la mente y la persona de una adolescente, incluso llevándola a la muerte.

Con muchas posibilidades de obtener algún premio, aunque sea el Oso de Plata a la mejor actriz para su joven protagonista, “Kreuzweg” es un filme impactante y minimalista, filmado en 14 únicos planos, que trazan un paralelismo con las 14 estaciones del calvario que Jesús padeció antes de morir en la cruz.

Se trata de un verdadero vía crucis de una adolescente que -tal como su sacerdote, su madre y su entorno le indican- debe sufrir y sacrificarse en esta vida para llegar al cielo o el paraíso, y elige entregar su vida a Dios para curar a su hermano autista.

En este panorama también podría tener chances la película argentina “La tercera orilla”, de Celina Murga, que cuenta con la producción ejecutiva de Martin Scorsese y aborda el drama de un adolescente -el debutante Alián Devetac- que se debate entre hacer realidad los deseos de su padre o seguir su propio camino.

El nuevo filme de Murga muestra la particular situación familiar de este joven, cuyo padre, un médico influyente de la zona, mantiene vidas paralelas: una con él, su madre y sus dos hermanos, a quienes no reconoce socialmente, aunque sí mantiene económicamente, y la otra con su familia “oficial”, integrada por su esposa y un hijo.

En tanto, el otro filme argentino en competencia, “Historia del miedo”, de Benjamín Naishtat, podría ser considerado por el jurado oficial por ser un inquietante drama coral que indaga en los prejuicios de clase y el caos social a partir de una emoción tan primitiva como el miedo.

Entre los “tapados” de la competencia figura el filme griego “Stratos”, de Yannis Economides, un oscuro drama policial en el que Vangelis Mourikis encarna a una vieja leyenda del hampa venido a menos, que pese a haber purgado una condena por varios asesinatos, sigue matando gente para juntar dinero y así ayudar a rescatar a su antiguo jefe de la cárcel.

Con la profunda crisis socio-económica como telón de fondo, donde se ve una Grecia casi desierta y fantasmal en la que todos los valores éticos y la dignidad humana parecieran haber desaparecido, Economides ofrece una mirada oscura sobre la vida de este hampón que se gana la vida trabajando en una panadería, pero sale a matar personas cuando se lo encargan.

Aunque parece improbable, el jurado también podría volcarse por “Praia do Futuro”, drama del brasileño radicado en Berlín Karim Aïnouz, el thriller chino “Wu Ren Qu”, de Ning Hao, o incluso el paso en falso del veterano Alain Resnais, “Aimer, boire et chanter”, una comedia teatral y acartonada con la que sin embargo se alzó hoy con el premio Fipresci.

Y, por qué no, también podría gustarle la sólida “Macondo”, de la cineasta austríaca-iraní Sudabeh Mortezai, que transcurre en un suburbio de Viena y retrata el drama de Rasmasan, un niño checheno que, con apenas 11 años, se ve obligado a crecer y convertirse en adulto demasiado rápido.

Fuente: Télam.

Paulo Pécora