Breve historia de un yacimiento que no pudo despegar

Aguada Federal fue la apuesta de Neuquén en Vaca Muerta. Con GyP, en 2013, anunciaba un proyecto que buscaba secundar a Loma Campana. Hace días dejó el área por las deudas.

Esta semana se conoció que Gas y Petróleo del Neuquén (GyP) vendió, a sus socias Wintershall DEA y ConocoPhillips, el 10% de participación que todavía atesoraba en el emblemático Aguada Federal. El yacimiento no es significativo para la historia de Vaca Muerta por su producción, apenas tiene 8 pozos y poco más de 1.300 barriles diarios, sino porque sobre su superficie el gobierno de Neuquén buscó edificar la conquista del no convencional criollo en 2012.

Casi ocho años después el proyecto, que fue anunciado con la promesa de hacerle sombra a Loma Campana de YPF-Chevron (produce más de 50.000 barriles), terminó en una opaca salida de GyP, acorralada por las deudas.

La épica en el bloque comenzó un 30 de octubre de 2012. Se cumplían 94 años del descubrimiento del petróleo en Neuquén, habían pasado cinco meses de la nacionalización del 51% de YPF, y el exgobernador Jorge Sapag no dejó nada al azar.

“Hará historia”, dijo el exmandatario cuando se iniciaba la perforación del primer pozo por cuenta y cargo de GyP. Todavía era Aguada del Chañar, el bloque del que se desprendería Aguada Federal, y que por entonces se desarrollaba en asociación con la ahora llamada Ieasa (exEnarsa). Otro bloque con historia revisable y cuyo derrotero terminó el año pasado con una cara adquisición por parte de YPF. Por aquellos años la firma CPC, de Cristóbal López, fue la adjudicataria de un gasoducto cuya utilidad todavía está puesta en duda.

El discurso fundacional de Sapag aventuró un futuro promisorio para el bloque: “tenemos la firme convicción y esperanza de encontrar gas y petróleo para las futuras generaciones de neuquinos y para las presentes también”.

La posta gestacional fue tomada por el exministro provincial de Energía, Guillermo Coco y, por entonces, presidente de la petrolera provincial, con razón social privada. La incompatibilidad fue subsanada años mas tarde.

En Kassel, Alemania, a fines de 2013 GyP firmó un acuerdo de asociación con Wintershall, una operadora de talla mundial, para desarrollar Aguada Federal. Se hizo bajo la figura de Unión Transitoria de Empresas (UTE) y fue por partes iguales. La compañía alemana pagó 145 millones de dólares para ingresar al bloque, 30 millones embolsó la petrolera neuquina y el resto lo destinó al plan de seis pozos.

Alemania. La firma con Wintershall se realizó en Kassel.

Coco explicó, aquel 23 de septiembre, que el proyecto incluía un piloto de 500 millones de dólares y un desarrollo de 3.335 millones de dólares en 18 años. Aclaró, como se hace en estos casos, que el plan quedaba ajustado a los resultados productivos. También dio por descontado que la firma provincial contaba con los recursos para afrontar todas las etapas del desarrollo:

“Lo que tiene que ver con el financiamiento del opex conseguimos una buena financiación que es (una tasa) Libor más cero. En caso de necesitarlo tenemos esa disponibilidad. La realidad, lo que nos dicen los técnicos, es que podríamos financiar estos seis pozos con la renta del crudo”.

En 2015, dos años después de la foto protocolar, la compañía alemana le compró a la petrolera provincial casi toda su participación en el bloque y se hizo cargo de la operación. GyP volvió a hacer caja: 30 millones de dólares. Pero hasta ese momento se había informado de la perforación solo de tres pozos.

Ante una consulta de este medio, desde la petrolera provincial detallaron algunos puntos hasta ahora desconocidos. La participación de GyP en el proyecto de Aguada Federal fue “mixta”: es decir asociación y sistema carry. Los primeros seis pozos corrieron por cuenta de Wintershall, mientras que la firma neuquina compartía los gastos de superficie. De todos modos esa etapa acumuló deudas por 15,5 millones de dólares y durante la extracción, con lo que debía costear su participación, el pasivo solo creció porque la productividad no fue la esperada.

Los pozos fueron cerrados y se congeló, por el momento, la deuda contraída.

En números

US$ 3.356
millones proyectaban, en 2013, que demandaría el desarrollo de 18 años en uno de los bloques estrella de la cuenca.
US$ 176
millones es el valor estimado para el área. GyP cotizó su 10% en 17,6 millones de dólares.

Con su participación reducida al 10% del negocio, GyP acordó con los alemanes pagar sus deudas con el 65% de la producción que le correspondía, siempre y cuando, se reactivara la producción.

De esa manera, en 2018, Wintershall le propone realizar dos pozos horizontales, por un valor de 50 millones de dólares, a lo que la petrolera provincial accede y hace su aporte: 5 millones de dólares. Allí los resultados fueron más alentadores por lo que pudo cubrir los gastos y comenzar a repagar parte de su deuda.

Con una extracción cercana a los 1350 barriles diarios (Neuquén produce unos 165.000) la operadora extranjera avanza en delinear un plan de cuatro años por 373 millones de dólares, algo que para GyP queda fuera de escala. Es ahí donde Wintershall consigue atraer un nuevo socio y es nada menos que uno de los gigantes del no convencional norteamericano, ConocoPhillips.

Con deudas y fuera de rango, GyP inicia las negociaciones para su salida del proyecto. Desde la petrolera provincial confirmaron que la operación comenzó antes de la doble crisis, de precios y por la pandemia, que desestabilizó a la industria petrolera. Incluso destacaron que ambas compañía mantuvieron los compromisos iniciales asumidos en la negociación.

Así la petrolera provincial tomó como referencia el valor de acre pagado por ConocoPhillips, 7.300 dólares, y pidió la misma compensación. Al salir acumulaba deudas, en producción, que actualizadas a los bajos valores de fines de abril arrojaban un total de 12,6 millones de dólares. El monto acordado fue 17,6 por lo que terminó embolsando 5 millones de dólares al final de su participación en Aguada Federal.

Desde su nacimiento, en 2008, GyP cumplió con varios de sus objetivos: amplió la participación el Estado en la renta petrolera y trajo socios de peso mundial a desarrollar los no convencionales. También desató críticas y dejó dudas sobre su funcionamiento.

Pero para concluir este capítulo, puede pensar se que no tuvo la suerte de ser profeta en su tierra (prometida). Algo no menor si se recuerda como algunos de los funcionarios de esa época usaban analogías con la independencia del país para ubicar sus roles en el nacimiento de Vaca Muerta.


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