Buscan alternativas para aprovechar el residuo cervecero

Miles de kilos de bagazo se descartan luego de la cocción de la malta. Por ahora es insumo gratuito de la alimentación de animales, pero en la municipalidad de Bariloche trabajan en un proyecto de industrialización que permita usos más complejos.

Las cervecerías de Bariloche desechan cada año importantes volúmenes de “bagazo”, que hoy no tienen destino fijo y suelen terminar en las “chancherías” de la zona, sin ningún valor agregado.

 Luego de tomar nota sobre la existencia de varios intentos aislados de darle un mayor aprovechamiento, el municipio creó una “mesa” intersectorial, con el fin de buscar alternativas concretas para secar el subproducto, con la posibilidad de generar alimento animal e incluso de consumo humano.

 La secretaria de Producción, Innovación y Empleo, Eugenia Ordóñez, dijo que el FabLab del municipio y su “incubadora” de proyectos fue donde surgió la primera inquietud y por eso decidieron crear la mesa, de la que participan algunos emprendedores del sector como la cervecería Wesley, técnicos del Inta, del Conicet, Punto Pyme y también un especialista de Córdoba.

 Ordóñez dijo que su rol es simplemente el de “articular” entre los distintos actores, con la mira puesta en otorgar valor agregado al residuo resultante de la producción de cerveza y generar así nuevas “oportunidades de negocio”.

 Santiago Wesley, productor cervecero, dijo que hace tiempo buscan alguna alternativa para utilizar el bagazo sin encontrar todavía la fórmula ideal para sacarlo de la categoría de “desecho” y valorar sus propiedades nutritivas.

 Según explicó Ordóñez, el bagazo se puede emplear como insumo para el engorde de animales y también sería apto para la alimentación humana, claro que con controles y tecnologías más sofisticadas.

 En este último caso, el paso excluyente sería tramitar y obtener el “código” habilitante que otorga la Comisión Nacional de Alimentos (Conal). Para cumplir con ese costoso proceso, una vía a explorar es el posible apoyo financiero por parte de alguna cervecería industrial

 La producción cervecera de Bariloche, si bien es de escala artesanal, tuvo un importante desarrollo en los últimos años y en la actualidad genera cientos de puestos laborales.

 El principal residuo que produce, luego del proceso de “cocción” de la cebada malteada, no tiene ningún destino aprovechable y la mayoría de las plantas lo entregan en forma gratuita a chancherías de la zona. Wesley es un caso distinto porque también tiene servicio de cabalgatas y lo emplea como alimento de los caballos.

Una fórmula de rentabilidad

 Ordoñez dijo que “hay distintos elementos a tener en cuenta, la cuestión logística y buscar una relación de costos que lo haga rentable”, porque para ser comercializado es necesario secar el bagazo, lo cual implica un importante gasto de energía.

 Dijo que una de las tecnologías en evaluación es un “tornillo extrusor”, que permitiría escurrir el residuo de malta, antes de su secado final para eliminar los restos de humedad y  permitir su acopio y pelletización. Este formato es ideal para usarlo como balanceado de animales. Otro derivado, de consumo humano, podría tener forma de harina.

 Ordóñez dijo que ya hay experiencias en otros países y que el bagazo de la industria cervecera tiene “atributos alimentarios sólidos”. Aseguró que a pesar del potencial que tiene, todavía está todo en la fase de experiencias “piloto” y no hay una “super solución” que pueda ser replicada a nivel local. “Es un camino que hay que iniciar y el principal problema a resolver es cómo lograrlo con un gasto mínimo de energía para que sea viable en lo económico”, expresó Ordóñez.


Mil toneladas


 El impulso por buscarle un destino al bagazo creció año tras año a medida que evolucionaba también el pujante polo cervecero local, que hoy agrupa a unas 30 microempresas. El descarte de ese material constituye no solo un problema ambiental, sin también el desaprovechamiento de un recurso que podría aportar un ingreso económico extra. Según lo difundido por el municipio, en Bariloche se generan unas 1.000 toneladas de bagazo cada año.

 Santiago Wesley dijo que al grano de malta resultante del proceso de cocción “le queda mucho nutriente” y por eso suele ese empleado como alimento de animales, pero nada impediría usarlo también para consumo humano.

 Dijo que las grandes cerveceras suelen tener vínculos con “feed lots” vacunos, para derivarles el bagazo. Pero en Bariloche no hay demanda de ese tipo, salvo el polo marginal constituido por las chancherías.

 Explicó también que en la actualidad se reutiliza húmedo, con lo cual tiene una utilidad de sólo 48 horas, porque luego se pudre. La opción es secarlo, para que dure más, lo cual requiere tecnología y una inversión de otro tipo.

 La cervecería Wesley ya había iniciado un proyecto para avanzar en el “agregado de valor” del residuo de malta, mediante un “túnel de secado”, en colaboración con el Inta. Santiago Wesley dijo que el proyecto “está un poco frenado por el Covid”, pero sigue en pie.

 Señaló que a mediano plazo hay que estudiar mucho el tema de la energía requerida porque “hoy está subsidiada, pero no siempre va a ser así”. Señaló que una opción es que el túnel de aire caliente funcione a gas y otra con electricidad.

 Sobre el producto final, dijo que “estaría seco, se puede manipular con facilidad y embolsar”, pero sería ineficiente por el volumen. De modo que el ideal es avanzar un paso más en el procesamiento y comercializarlo como “pellet”.


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