Carreras y la ayuda presidencial


Aparecerá la discusión en la paritaria salarial del martes, pero habrá acuerdo con Unter y ATE, con alzas del 20% o algo más. Fijaron ayer una estrategia conjunta de negociación.


La grave situación del sector turístico y la estrechez financiera del Estado. Esta fue la agenda central que la gobernadora Carreras llevó a Olivos. Sus señales de agotamiento se han vuelto críticas.

El estancamiento económico de Bariloche es una fuerte preocupación y se ensayan desesperadas alternativas de reapertura turística. Un dato elocuente: su ingreso anual parece destinado a menos del 15% de los visitantes históricos, es decir, solo aquellos que llegaron antes de la cuarentena. El derrumbe es inevitable.

El déficit provincial sí que no es novedad, ahora acentuado por la caída de ingresos. Se sumará, además, la forzada mejora salarial que se prepara, arrastrada por el alza policial, y todo requerirá más de 2.000 millones para el último cuatrimestre.

Las paritarias empezarán este martes y el gobierno partirá de una oferta que será del 13% al 15%.

Hay indicios de que existió una preparitaria en Bariloche cuando Carreras se juntó con Rodolfo Aguiar por un convenio de viviendas para ATE. El camino salarial ocupó parte del diálogo de ellos y sus rastros aparecen en la reunión de ayer de las cúpulas de Unter y de ATE, que concluyó con una estrategia conjunta. “El aumento -plantearon- no puede ser menor a la inflación del año”, que proyectan en algo más del 30% y la suba ya recibida rondó el 13%. En conclusión, habrá discusión, pero terminará en acuerdo con esos gremios, con incrementos del 20% o un poco más. Apartada, UPCN pidió no negociar con “propuestas cerradas”.

Carreras tiene un cálculo global del desajuste. “Faltarán dos masas salariales”, estima. La referencia significa de 7.000 a 8.000 millones. Asusta, pero ella trasladó esa necesidad a Fernández, sostenida en herramientas o avales de financiamiento. Entre ellas, aplazar la devolución de 1.000 millones de un adelanto que Nación realizó en enero a Río Negro. Su pase para el 2021 ya no es un desafío técnico. Es político.

La gobernadora se fue confiada de Olivos tras el apoyo prometido. Ocurre que ella y el senador Alberto Weretilneck acumulan manifestaciones de seguidismo del gobierno de Fernández. Las últimas: ella respaldó enseguida el recorte a la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires, y él votó para apartar los jueces de causas donde investigaban a la expresidenta Cristina Fernández.


“Faltarán dos masas salariales” para cerrar el año en el Estado provincial, estimó la gobernadora. Confía en la promesa de ayuda financiera de Fernández a Río Negro.


Weretilneck cumple con esa misión. Si se incomoda, no será por contrariar convicciones, y sí por el costo electoral que su adhesión tiene en su electorado no K. Pocas veces fue en sentido contrario a la marcha kirchnerista y cuando ocurrió fue ciertamente un recado. Por ejemplo, no apoyó la cuestión de privilegio contra el procurador, Eduardo Casal, que impulsó el senador Martín Doñate.

Cuatro días antes, Carreras visitó a Doñate en Luis Beltrán, extremándose en elogios por el vínculo logrado entre la Provincia y la Nación. Weretilneck no objetó el encuentro pero el resultado no le gustó al entender que se lo ignoró en su sacrificado rol parlamentario. Eso explicó un comunicado de los intendentes de Juntos para valorar su función por Río Negro. Con protagonismo y demandas, los jefes locales asoman como partícipes del proceso. Ayer, Carreras tuvo otro Zoom con ellos.

Gran parte de sus contrariedades parten del seno del oficialismo. Así, la semana se caracterizó por las renuncias, que empezaron por la del fiscal de Estado, Julián Fernández Eguía. Su compleja relación con la mandataria se cerró abruptamente con las diferencias por el expediente de la licitación de los casinos, que el aún fiscal avaló. Esa vacante sirvió para que Gastón Pérez Estevan pase a ese órgano y deje -definitivamente- Seguridad, lugar donde ya poco mandaba. Irá -con censuras técnicas y políticas- a un espacio acogedor y, en Seguridad, lo reemplazará su segunda, Bettiana Minor, cuyo ascenso determinará que la cartera baje a Secretaría de Estado porque no cumple con la residencia para ser ministra.

Obligados y superficiales retoques para que poco o nada cambie.


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