Carlos Enrique Roger, integrante del entramado social de aquel Neuquén del Siglo XX

Carlos pertenece a una familia que estaba asentada al final de la calle Mendoza de aquel Neuquén pequeño, calle que se extendía hasta calle Talero en nuestra juventud; se topaba con el Cementerio central; hacia el norte las bardas rodeaban el paisaje. Todas las mañanas, la vecindad nos veía partir a estudiar a la querida Escuela San Martín. La historia de esta familia comenzó con don Carlos Roger (padre), quien, procedente de Puan, provincia de Buenos Aires, fue trabajador de YPF.

Era hijo de Diego Daniel Roger, descendiente de escoceses por parte paterna: su abuelo había venido con el ferrocarril asentado en Carhué, y de Marina Inchauspe.

Este matrimonio tuvo prolífica familia. En primer término, había venido a Neuquén su hermano Héctor, quien comenzó una relación con Ofelia Durán. En la fiesta de bodas, Carlos conoció a Victoria Andino. Pronto formalizaron, y de esa unión nacieron: Carlos Enrique, quién estudió en la Escuela San Martín y en la Universidad Nacional de La Plata se recibió de Abogado; María Graciela, maestra de la misma escuela, y Gloria Victoria Patricia, Bachiller, trabajadora de PAMI, casada con Omar Gobbi.

La familia materna de Victoria tiene orígenes italianos. Hace un año despedimos a María Graciela, quien se había recibido, junto con la que suscribe, de Maestra Normal Nacional. Carlos estudió en La Plata.

Se recibió de abogado a los 23 años y, ya casado y con dos hijos, volvió a Neuquén donde trabajó en la provincia en distintos lugares: Ministerio de Gobierno, Industria y Comercio, Municipalidad de Plottier, Municipalidad de San Martín de los Andes como asesor, en el Diario Sur Argentino de esa época y, paralelamente, desarrollaba su profesión de abogado en estudio particular, hasta que luego de un largo viaje a Europa con su familia decidieron emigrar a España en 1983 con su esposa Marcela y ya con tres hijos Martín, Nany y María, hoy todos profesionales, casados y con dos hijos cada uno; Carlos tiene seis nietos españoles que completan la familia: Pascal, Inés, Martín, Elsa, Martina y Aitana.

Allí también desarrolló su profesión como abogado penalista hasta el 2018, año en que decidió volver (ya divorciado de Marcela), a trabajar como abogado aquí. La pandemia lo sumió en una gran depresión, la que con tratamientos logró reponerse bastante y pensaba volver a España, pero lamentablemente fue diagnosticado con una dolencia cardíaca que le impidió regresar.

Hace poco, su corazón dijo basta. “Me queda la tranquilidad de que no sufrió en su final y que lo acompañé siempre”, nos relató la hermana menor Patricia. Hoy, sus compañeros y amigos de escuela estamos consternados ante tan triste noticia. Carlos ha partido dejando su amistad intacta y los recuerdos compartidos cuando cocinaba sus ricas paellas y pollos al disco en la casa de Nolo Ocampos, quien, junto a su esposa Cristina, celebraban los años transcurridos y acompañados por Cristina Valeiras, Ruth y Beatriz Yerio, Mirta Ferragut, Nora Pessagno, Irma Freydoz, Hugo Del Pin, Hugo Calvo, Horacio Ruiz, Jorge Ayestarán, Carlos Correa, Chango Chávez, entre otros, quienes se reúnen toda vez que lo amerite.

Hoy en el Día del Amigo te damos un último adiós sabiendo que siempre estarás entre nosotros. Nostalgias del Neuquén del ayer, aquella hermandad que nos reunía en cada cumpleaños de 15 años, en aquellas tertulias, en las fiestas, los “asaltos”; la Cooperadora Escolar Conrado Villegas en donde estudiábamos música, – con Carlitos tocábamos el piano en público-, el Club Pacífico, las confiterías Zoia, “El Ciervo”, entre otras.

Añoranzas de un tiempo pasado que no nos impide reencontrarnos y revivir esas horas transcurridas en aquel poblado devenido hoy en una gran urbe. Hoy recordamos y homenajeamos a Carlos, lo despide su familia, sus compañeros de la Escuela San Martín promoción 1967 y todos aquellos amigos de épocas pasadas, de una juventud que fue pero que está latente en nuestros corazones.

Beatriz Carolina Chávez.

Neuquén


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