Una ofensa a los argentinos

Sebastián Javier García

CIPOLLETTI

No puedo dejar de manifestar mi indignación -y la de muchos argentinos seguramente- por la novedad de que el fiscal de San Isidro Fernando Domínguez aceptó la donación ofrecida por el presidente Alberto Fernández de $1,6 millón (y 1,4 millón por parte de su esposa Fabiola Yáñez) para cerrar la causa por la Fiesta en Olivos.

Es una ofensa a los argentinos. El mismo presidente incumplió el decreto que firmó y pretende llevar al olvido la causa que se le inició con dinero.

A miles de ciudadanos les han iniciado causas penales por “transgredir” las normas presidenciales dictadas en pandemia. Muchos también no pudieron despedir a sus familiares y seres queridos mientras él hacía fiestas en Olivos. Y esto es más vergonzoso aún.

En cualquier país serio un funcionario de su jerarquía debería avergonzarse, pedir disculpas -pero sinceras- y muy probablemente quedar sometido a un juicio, no solo por transgredir sino también por mentirles a los argentinos cuando desde un principio negó las fiestas sociales y luego, al aparecer las evidencias, dijera que las fotos no eran de esa celebración en la residencia presidencial.

Solo nos queda esperar que el juez Lino Mirabelli no homologue el acuerdo, aunque las esperanzas son casi nulas, ya que aceptó la propuesta de pago de la estilista Carolina Marafioti -participante de la fiesta- quien acordó donar $200.000 a un hospital de San Fernando y logró así su sobreseimiento.


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