Cecilia Collueque: hija del río y de la Regata

En la etapa que llevó su nombre, la palista roquense fue profeta en su propio río, y ante su gente le ganó el 2ª parcial a la española Aurora Figueras Palomeras. El K2 senior fue esta vez para los hermanos Caffa.

En el 2002, cuando Cecilia Collueque llegó por el agua a Paso Córdoba por primera vez, su cara lo decía todo. Cansancio, agotamiento, mucho dolor y una pregunta que se han hecho muchos los que alguna vez han desafiado la inmensidad del río Negro: ¿Qué estoy haciendo acá…?.
Corría por primera vez la Regata y lo hacía junto a su padre. Este cronista se acercó aquella vez a intentar sacar un testimonio de su bautismo en la travesía y Cecilia, en su timidez de piba, sólo alcanzó a decir: “Estoy muy cansada…”.

Ayer, a 18 años de aquel día y bajo el aliento de su gente, Collueque fue la primera mujer en pasar la línea de sentencia en un apretadísimo final con la española Aurora Figueras Palomeras, para ganar la segunda etapa que justamente lleva su nombre.
El homenaje que le brindaba la organización de la prueba, era validado en el río. “Tenía cierta presión la verdad. Todo el mundo venía y me decía que tenía que ganar… (risas) Fue muy peleado hasta el final”, cuenta esta roquense de 36 años, hija del río y de la Regata.

Cuenta Oscar Cacho Collueque, su primer compañero en la travesía, padre y entrenador. “En aquella Regata del 2002 yo la iba a correr con un compañero que después por problemas de salud, no pudo hacerlo. Ceci ya había empezado a remar y salió la idea de correr juntos. Llegamos hasta Choele donde rompimos el timón y no pudimos seguir. Al otro año volvimos a correrla juntos y ahí sí, llegamos a Viedma”.

A partir de esa Regata no hubo vuelta atrás para Cecilia. Aquella chica tímida y de pocas palabras tuvo una meteórica carrera y tan sólo dos años después, ya estaba en la selección argentina. Tuvo que irse a vivir a Buenos Aires para estar cerca de los lugares de entrenamiento. “Ahí tuve que madurar sí o sí. Crecer. Tuve que empezar a desenvolverme un poco más, no quedó otra…”
La personalidad de Cecilia se fue modificando y su carrera deportiva también, con una figura excluyente en aquellos años: Javier Correa. “Él estaba en el punto máximo de su carrera. Fue mi referente, el que me hizo conocer la pista. Me ayudó mucho tanto él como Vanesa Pitao, que también es de Viedma. Fue ahí cuando comencé con el canotaje de velocidad”.

El secreto del éxito de Cecilia se encierra en pocas palabras. “Entrenar duro, siempre fui igual. No tomaba realmente dimensión de cómo se iban dando las cosas. Cuando gané mi primer selectivo y vencí a las que yo admiraba, algo cambió a partir de ahí. Fue una decisión difícil, yo nunca había salido de mi casa y me tuve que ir a vivir a Buenos Aires con otras chicas que estaban en la selección. Después de los primeros 15 días me tuve que venir un fin de semana a mi casa porque lo necesitaba”, recuerda Cecilia en la charla con Río Negro luego de ganar ayer la segunda etapa, una muy especial para ella.
“Estaba como obligada a ganar… Yo trataba de no darle mucha bola. Los españoles me decían ‘vos conocés acá, tenés un plus…’. Se ve que me tenían fe”.


P- ¿Te sorprendió en nombramiento?
R- No esperaba nada de esto. Incluso no pensaba correr porque no había entrenado muy bien en el año por estudios (NdR: cursa educación física). Me llamo incluso la serbia Krisztina Bedocs (medalla de oro en K1 en el último Mundial de China) para correr juntas, pero por compromisos con la selección de su país no pudo venir. El K-2 es mucho más llevadero que el K1. Incluso yo le decía a ella que no iba a correr sola. Y acá me tenés… (risas)”.
P- ¿Con Aurora Figueras va a ser así hasta el final?
R- Nos conocemos de los mundiales y entrenamientos cuando fui a España en la previa al Mundial de Portugal. Sé lo buena palista que es, va a ser muy duro.
P- No estuviste en China, vas a estar en el Mundial de Noruega?
R- Voy a ir a buscar mi lugar en el Selectivo y nada más. Si clasifico, no voy a ponerme a hacer cosas para conseguir el dinero. Si tengo un apoyo privado o del Estado y que sólo tenga que preocuparme por entrenar, iría. Si no me quedaré estudiando.
Entre aquella Cecilia de hace casi 20 años y la de estos días, hay una mujer con la templanza de quién ha recorrido el camino que construyó para sí. Hoy lo disfruta, y ante su gente, tuvo su homenaje.


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