Centro, periferia y la agenda feminista en el arte contemporáneo

En “Contra el canon”, la investigadora Andrea Giunta desactiva las categorías de centro y periferia para pensar al arte latinoamericano con respecto al arte moderno en Europa. En esta entrevista, también se refiere a la presencia del feminismo en el arte actual.

En su libro «Contra el canon», la investigadora Andrea Giunta desactiva las categorías de centro y periferia que se aplicaron para trazar una narrativa que sitúa al arte latinoamericano como una réplica a destiempo de lo que significaron las exploraciones del arte moderno en Europa y analiza cómo tras la posguerra -especialmente desde los años sesenta- las vanguardias se despliegan en una trama de simultaneidades que conecta la producción de los artistas en distintos puntos del planeta.

La investigadora elige para esta indagación recién publicada por Siglo XXI Editores un horizonte de tiempo que arranca en la Segunda Guerra Mundial con la descentralización de París como foco de la producción artística y desarma la idea de que las vanguardias surgidas desde entonces hayan sido el disparador de una innovación distribuida luego al resto del mundo.

En entrevista con Télam, Giunta recorre los hitos que le permitieron desarticular las lecturas canónicas concebidas desde los centros y conceptualiza el paisaje contemporáneo, en el que detecta por un lado el avance de la agenda feminista que permite quebrar inequidades históricas y por el otro un desequilibrio en la valoración del mercado: «Los precios que se pagan por las obras en las subastas internacionales son un espejo de la obscena desigualdad del mundo», dispara.

Andrea Giunta también es autora de «Feminismo y arte latinoamericano».

P: Si uno analiza la historia de muchos descubrimientos -la relatividad, la electricidad- es posible detectar que había varios científicos en simultáneo trabajando en el mismo tema, aunque los hallazgos luego los haya patentado uno en particular. ¿Hubo otros artistas en otros territorios alejados de Europa que estuvieron embarcados en búsquedas similares al mismo tiempo?

R: Al menos en el arte moderno y contemporáneo, pueden identificarse articulaciones internacionales, alimentadas por viajes, correspondencias, revistas y libros que tienen un hiato durante los años de la segunda guerra mundial, y que desde mediados del siglo XX se intensifican.

La historia del arte se articula desde un relato evolutivo, el del arte moderno, que se basó en la idea de que este arte se producía en Europa, sobre todo en París, y desde allí se distribuía al resto del mundo. Tal percepción acomodó escenas locales a las lógicas de un arte periférico, en el que lo que sucedía en los centros se verificaba en las periferias como una copia posterior, devaluada. Después de la segunda guerra mundial, las neovanguardias se articulan de formas nuevas en distintas ciudades del mundo.Todas manejaban información plástica y conceptual de las vanguardias históricas, pero sus propuestas eran simultáneas en términos de nuevas formulaciones. Originales, distintas.

Las artistas mujeres están menos representadas en las subastas y los precios son menores. Es necesario todavía ver si las exposiciones de artistas mujeres son un episodio, una demanda con la hay que cumplir para volver a los mismo, o modificarán el estado del arte»

Andrea Giunta.

La vanguardia concreta fue intensa en Buenos Aires. Lucio Fontana no hubiese realizado las obras que lo hicieron famoso, tajos y perforaciones, el espacialismo, si no hubiese tenido el contacto con los artistas concretos durante los años de la guerra que pasó entre Rosario y Buenos Aires. Lo que encontró cuando volvió a Milán fue su estudio bombardeado.

P: La globalización ha erosionado las categorías de modernidad y periferia ¿Esto generó mejores condiciones para el circuito de arte?

R: Tengo una percepción alterada de ese mundo en el que las exposiciones se convirtieron en estaciones terminales a las que llegar y desde las que partir en un tráfico aéreo de obras y de cuerpos constante. Una competencia por recursos corporativos, un vínculo con el turismo urbano, en los que la curaduría y el fundraising -conjunto de acciones desarrolladas para la captación de fondos- son complementarios en una dinámica del mercado de la novedad que termina impactando en las primeras planas de los anuncios de los precios de las obras en las subastas. Tiene que existir una revisión crítica del sistema del arte. Los precios que se pagan por las obras en las subastas internacionales son un espejo de la concentración de capitales, de la obscena desigualdad del mundo. Precios escandalosos por algunas obras cuando la inmensa mayoría de los artistas, y de los curadores, apenas subsisten

P: En el libro plantea que a los circuitos principales del arte les interesa todo aquello que no cuestiona el canon ¿Qué ocurre con las deconstrucciones que los feminismos han incorporado a la agenda social?

R: Los feminismos pasaron de la marginalidad al centro. De ser ignorados a ser buscados. El mercado aun no refleja ese movimiento que se está produciendo en la historia del arte y en las exposiciones. Las artistas mujeres están menos representadas en las subastas y los precios son menores. Es necesario todavía ver si las exposiciones de artistas mujeres son un episodio, una demanda con la hay que cumplir para volver a los mismo, o modificarán el estado del arte.

La representación igualitaria se ha establecido en casi todos los premios y en las exposiciones de arte contemporáneo. En Argentina esto no era así en 2018. Aunque la nueva paridad se quiera presentar como natural, es resultado de la lucha feminista, de las intervenciones que artistas e investigadoras llevaron adelante con acciones de señalización no punitivista, que permitieron visualizar la disparidad de género en el arte argentino. Los cambios en las prácticas solo se producen desde el conocimiento. En el montaje de las colecciones de los museos todavía no produjo ese giro. No se siguen criterios de representación igualitaria. Las mujeres artistas no llegan al 20% de lo que se exhibe.

P: Hoy se multiplican los circuitos de legitimación de una obra y se disuelven cada vez más las fronteras entre lo institucional y lo informal. ¿Cómo se resignifica en este marco el concepto de vanguardia?

R: Las fronteras entre lo institucional y lo informal en el arte se disuelven en términos de formas de producción. Pero el mercado del arte, el sistema de galerías, museos, bienales, establece con claridad quien vive y quien no del arte, quién está dentro del sistema y quién no. La crisis actual lo pasó a un formato de contrastes radicales. Hoy no sabemos cómo persistirá el mundo del arte tal como lo conocíamos. Quizás, en espacios en los que lo corporativo no tiene la presencia que tiene en el arte en los Estados Unidos, se articulen otras tramas de creatividad artística. El estado tendrá que tener un rol para amparar a los artistas y a la creación en términos de sustento básico.


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