Cercos a medida

Defina el ancho y el alto, para que esté acorde con el espacio en el jardín.

Cuando se tiene un jardín se desea ante todo aislamiento, privacidad, para que no sea fisgoneada la intimidad familiar, y esta es la razón principal por la que se construyen medianeras de ladrillos. Obviamente será la forma más drástica de encerrarse pero, en nuestra región especialmente, no protegen de los fuertes vientos, como se puede creer.

Un viento fuerte, al chocar contra un muro impermeable se frena, se eleva y produce un vacío en el sector presuntamente protegido, espacio que es ocupado por las ráfagas descendentes en forma de remolino… o sea que “de guatemala pasamos a guatepeor”, porque esos remolinos son más destructivos que el viento mismo.

Un cerco de plantas filtra el viento, permite que parte de él pase por su parte inferior y por eso no habrá remolinos sino con una dirección mucho más uniforme. Los de hoja perenne protegen todo el año y los de hoja caduca, desde la primavera hasta el otoño… un ejemplo son las alamedas de nuestra región.

GUÍA PARA ELEGIRLOS

“Hasta aquí vamos bien, dijo el pavo y estaba en la puerta del horno”. La pregunta es qué tipo de plantas nos conviene usar en nuestros jardines… ésa es la cuestión. Desde mi punto de vista, eso dependerá de las dimensiones del jardín.

Si se vive en una chacra o se tiene un parque amplio, lo más usual es recurrir a coníferas y -en nuestra región del norte de la Patagonia- serían los cipreses arizónica o lambertiana (foto 1). Allí no importa si sus follajes y raíces ocupan una franja periférica de varios metros y su altura libre (sin poda) supera los 10 metros.

Si el jardín es mediano, como son la mayoría dentro de nuestras ciudades, un cerco de este tamaño y altura nos quitará mucho espacio de suelo y también luz, lo que será una limitante en cuanto a las ornamentales que podemos cultivar. Dentro de la línea de las coníferas convendría pensar en tuyas (género Thuja, foto 2), menores en ancho y en alto, de las que hay varias opciones. Si queremos un cerco de plantas con hoja perenne y una altura fácilmente controlabe, podremos optar por fotinias, laurentinos o la tradicional ligustrina.

Si es muy chico, la mejor opción es un alambre tejido o malla cima para que trepen plantas como el jazmín de leche y jazmín solano. Si se lo quiere más angosto aún, la campanilla (foto 4), que es una correhuela de grandes flores e igualmente invasiva, por lo que hago la advertencia de que después será difícil erradicarla… tomen en cuenta que en Buenos Aires se han adueñado de los alrededores de las vías férreas y allí forman enormes matas imposibles de eliminar.

Por último, si se está pensando en plantas con espinas como el piracanta (foto 3), especialmente para evitar el ingreso de perros de los vecinos (y sobre lo que recibo numerosas consultas), adelanto que no sirve… son “más porfiados que bocha chueca” y no los va a detener. Deberá optar por una malla cima enterrada unos 50 centímetros o incluso reforzada su base con mampostería.

TEODORICO HILDEBRANDT

ELJARDIN@RIONEGRO.COM.AR

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