Cerró su planta la refinería neuquina Fox Petrol

NEUQUÉN (AN) – Fox Petrol, la refinería de la familia Rodríguez Álvarez, decidió cerrar su planta de Senillosa y despedir a sus 45 empleados, a raíz del desfasaje entre el precio al que les compra a las empresas productoras y el de venta de los destilados que produce.

La destilería fabricaba naftas, gasoil y solventes que colocaba en el mercado interno y en el exterior.

Ricardo Rodríguez Álvarez, que fue subsecretario de Energía en el inicio del segundo mandato de Sobisch, responsabilizó del cierre de la empresa al gobierno nacional y su política de retenciones a las exportaciones de petróleo. Explicó que cada barril de crudo le costaba a Fox Petrol 46 dólares y le rendía destilados que podía colocar a no más de 36.

Contó que plantearon la situación de esta refinería pyme al ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, y al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, pero que no recibió respuestas.

Incluso denunció que Moreno le dijo: «dejate de joder porque me los voy a llevar puesto», y que eso fue en definitiva lo que hizo.

Durante 11 meses esperaron que la situación se revirtiera o que apareciera un auxilio, pero la empresa llegó a un punto de difícil retorno.

Agradeció al gremio petrolero y al gobierno de la provincia. Jorge Sapag habló durante su campaña de defender a las empresas pequeñas del sector energético; incluso en ámbitos de la industria se mencionó la posibilidad de que Neuquén cobrara en especie las regalías para abastecer esta destilería a precio promocional.

«Se nos consumió el capital de trabajo», dijo, con notable pesar, Rodríguez Álvarez. Fox Petrol puso a la venta una serie de activos para poder hacer frente al pago de indemnizaciones y de la deuda de la empresa con el Instituto Autárquico del Desarrollo Productivo (Iadep), que asciende a dos cuotas por un total de 300.000 pesos.

Los 45 empleados ya recibieron los telegramas de despido. Les corresponden, dijo el empresario, 1.800.000 pesos de manera global.

La familia mantiene su otra empresa, la de servicios petroleros, que lleva ya varias generaciones.

Para hacer frente a las deudas, venderán equipos, camiones y otros activos, pero difícilmente puedan hacer negocio con la planta porque, salvo que la maneje una petrolera integrada (produce, refina y comercializa), la ecuación no cambiaría.

«La planta es un elefante blanco». La caracterización del empresario lo dice todo.


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