Investigan algas de Neuquén que tienen capacidades extraordinarias  

Es nativa de la zona cercana al volcán Domuyo. Puede disolver metales pesados y evalúan su impacto en hidrocarburos y fármacos. Cómo la investigan científicos del Conicet.

Descubiertas en la década del setenta por el médico Gregorio Álvarez, las algas “curativas” del volcán Domuyo, en Neuquén, podrían ser empleadas para absorber y eliminar la contaminación de los cursos de agua. Hasta el momento, estos microorganismos habían sido principalmente analizados por sus beneficios terapéuticos. 

Una línea de investigación desarrollada por el grupo de Biotecnología Ambiental (GBA) del Instituto de Investigación y Desarrollo en Ingeniería (PROBIEN/Conicet) profundiza sobre las características y las potenciales aplicaciones del conjunto de floraciones filamentosas, que están presentes en las formaciones geotermales del sistema volcánico mencionado.  

El estudio de esas matas fue retomado hace poco más de una década y ha contado con financiamiento del CONICET y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. 

“En los años setenta el doctor Gregorio Álvarez, de Neuquén, las encontró y dijo que podían curar enfermedades de la piel. Las llamó algas del Domuyo, pero biológicamente son cianobacterias”, comentó Guillermina Bongiovanni, directora del GBA del PROBIEN, en diálogo con Diario RÍO NEGRO. 

Investigadores en biotecnología analizan la capacidad de las algas para filtrar contaminantes.

Las cianobacterias son microorganismos fotosintéticos presentes en la mayoría de los cursos de agua del mundo. Sin embargo, el conjunto que habita en el Domuyo cuenta con características propias de adaptación. Son solo asimilables a las registradas en el parque nacional de Yellowstone, en los Estados Unidos. 

Las algas del Domuyo son organismos extremófilos, es decir, sobreviven en condiciones de altas temperaturas y elevada concentración de metales pesados. Tienen, además, la particularidad de generar estructuras filamentosas y son fácilmente observables desde las rocas por sus colores blanco, naranja y verde. 


Estudios en Brasil  


La capacidad de supervivencia a ambientes adversos permite a estas algas retener metales pesados y no liberarlos al medio nuevamente. Este fenómeno sería efectivo para eliminar contaminantes de las aguas ya que funciona como si fuera un filtro. “En el 2012 comenzamos a estudiarlas con mi primera becaria, Paula Lamela. Las llevamos a analizar al sincrotrón de Brasil, que es un acelerador de partículas. Allí pudimos comprobar que estos microorganismos tienen una gran cantidad de metales pesados, que eran retenidos y no eran liberados de nuevo al agua. Pudimos corroborar que podía servir para descontaminar”, agregó Bongiovanni.  

El grupo de Biotecnología hizo publicaciones sobre el tema en las revistas Science of the Total Environment (Elsevier) y X-Ray Spectrometry (Wiley). 

Las algas del volcán Domuyo que fueron descubiertas por el médico Gregorio Álvarez.

Hasta el momento las algas no habían sido estudiadas por sus propiedades descontaminantes. Los escasos registros previos se limitaban a describir beneficios medicinales. 

“Este tipo de algas, al igual que los barros de los volcanes, tienen microorganismos que matan las bacterias que viven en nuestra piel. Por eso se dice que curan la piel, tal como lo describió el doctor Gregorio Álvarez cuando las encontró. Pero casi no hay estudios sobre ellas”, agregó. 


Las posibles aplicaciones 


Desde 2019, el becario Eduardo Padilla retomó la investigación de las algas como parte de su tesis doctoral. Los resultados de la primera etapa de trabajo serán próximamente publicados.  

La Dirección de Áreas Protegidas de la provincia del Neuquén (el Domuyo es una reserva natural) autorizó que se extrajeran algunas muestras de las algas y luego se hizo su reproducción in vitro, comentó Padilla ante Diario RÍO NEGRO. Un proceso consistió en replicar condiciones de temperaturas extremas y variaciones en el medio de cultivo, tal como se da naturalmente en el entorno volcánico. 

“Una vez que fueron cultivadas, se pudieron hacer experimentos para comprobar si mantenían las propiedades de vivir en ambientes tóxicos, resistir temperaturas y contar con la misma capacidad de retención. Las hemos sometido a pruebas con manganeso, cadmio y arsénico, y comprobamos que absorben estos metales y no las liberan al medio”, dijo Bongiovanni.  

Las algas podrían ser clave en la producción de medicamentos gracias a sus enzimas extremófilas.

La investigadora advirtió que las algas en cultivo conservan gran parte de sus propiedades.  

El siguiente paso se encuentra en desarrollo y consiste en indagar sobre los usos o aplicaciones biotecnológicas. En una primera fase se procedió a probar con contaminantes que no se encuentran en el área del Domuyo, como lo son los hidrocarburos. 

Por otra parte, se avanzó con la absorción de fármacos. “Con los medicamentos lo que buscamos es que los retenga. Si hay un fármaco en el agua, el alga podría ayudar a que haya menos. Es muy interesante porque las investigaciones de los últimos tiempos van en esa línea”, añadió Padilla. 


Quién era el doctor Gregorio Álvarez 


Gregorio Alvarez, figura clave de la historia neuquina, nació el 28 de noviembre de 1899 en el paraje Ranquilón, ubicado en el departamento de Ñorquín. En 1919 se convirtió en el primer médico nativo de la Patagonia. Estudió gracias a una beca. 

Durante su carrera profesional profundizó en varias investigaciones referidas a las plantas acuáticas del noroeste neuquino y en su uso para diversas dolencias. Sin embargo, se destacó por ponderar los beneficios de las algas encontradas en el Domuyo, una formación volcánica ubicada en el departamento Minas, a unos 100 kilómetros de la localidad de Andacollo. 

“En las algas termales del Domuyo podría estar la clave de la prolongación de la vida”, aseguraba Álvarez respecto a los beneficios de los microorganismos que habitaban las rocas de las zonas termales. Dado el impacto curativo que le atribuía a estas floraciones algales, las introdujo en las terapias de sus pacientes. 

Sus investigaciones lo llevaron a viajar por el mundo y recibió innumerables galardones. Hasta la Universidad de Harvard lo distinguió con una orden de mérito. 

Por su devoción al saber y la ciencia fue uno de los fundadores de la Universidad Provincial del Neuquén. Además, fue fiel difusor de las costumbres, cultura y geografía de su provincia natal. 


Descubiertas en la década del setenta por el médico Gregorio Álvarez, las algas “curativas” del volcán Domuyo, en Neuquén, podrían ser empleadas para absorber y eliminar la contaminación de los cursos de agua. Hasta el momento, estos microorganismos habían sido principalmente analizados por sus beneficios terapéuticos. 

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