El Gobierno resiste el embate contra las tarifas

El gobierno decidió contraatacar con el tema tarifas y por eso el discurso del presidente Mauricio Macri para reafirmar el rumbo adoptado, enviando un claro mensaje al interior de la propia coalición de Cambiemos: el único camino posible es seguir con el gradualismo y finalizar el esquema de aumento de tarifas que permitan reducir los subsidios y mejorar el balance de las cuentas públicas.

Claro que esa postura, notablemente inflexible del presidente y su entorno, generó en los últimos días nuevos ruidos internos dentro de la propia coalición oficial, especialmente, percibiéndose en un desgaste en el radicalismo.

En el entorno del presidente comentan que “el grueso del ajuste ya pasó” y que en forma paulatina “vamos a ver una estabilización en las tarifas y un nivel inflacionario más bajo”.

El problema justamente es que el actual gobierno ha pifiado totalmente en las previsiones de inflación que ha elaborado en los últimos dos años.

A partir de esos “pifies” y del costo al que están arribando las tarifas de servicios públicos, especialmente en los grandes centros urbanos del país, comienzan a generar un desgaste político más amplio de lo que muchos suponían en el propio gobierno.

Si bien es importante orientar la política económica a un mejoramiento fiscal, no es fácil explicar en forma popular para aquellos que toman un colectivo o un tren a las seis de la mañana que los servicios públicos les van aumentar de un mes para el otro entre el 25 al 40%, según sea su consumo.

Sin dudas que los ajustes anteriores le afectó el bolsillo a mucha gente y este ahora más.

El nudo central de todo es que los subsidios son dañinos para la economía, es verdad, pero en la Argentina se congelaron a las tarifas durante 14 años, una verdadera locura, entonces normalizar esa situación en dos años parece demasiado ambiciosa.

Y ese quizás ha sido otro de los errores de la actual gestión: fijarse metas demasiado ambiciosas para la dura realidad de una gran mayoría de ciudadanos.

Esto mismo es lo que le comentaron al presidente Macri algunos de los dirigentes del radicalismo y la Coalición Cívica.

Ante la evaluación negativa sobre el impacto que tendrá este nuevo ajuste tarifario en los bolsillos de los argentinos, se resolvió conceder un esquema de prorrateo en el pago de los servicios, como forma de atenuar el impacto.

Igualmente, las facturas hay que pagarlas y de allí otra preocupación que han tenido algunos asesores gubernamentales es que este nuevo incremento de los servicios afecte a aquellos que podían tomar un crédito ya sea para comprar una casa, remodelarla o cambiar el auto.

El exministro de Hacienda Alfonso Prat Gay advirtió sobre este tema en los últimos días.

Pero en el entorno del presidente se cansan de decir una y otra vez que eso no es así, que no tendrá tanta incidencia el costo de los servicios en las decisiones de gastos que podrían adoptar las familias argentinas.

Por eso es que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, defiende a rajatabla a los ministros que han sido duramente cuestionados en los últimos días como Juan José Aranguren, de Energía; Nicolás Dujovne, de Hacienda y Luis Caputo, de Finanzas.

“El kirchnerismo lo que busca es generar un desgaste del gobierno con cualquier tema que pueda inventar o tener a mano. El año pasado fue con el ajuste primero y después con el caso Maldonado. Ahora toma otra vez el tema del ajuste y hace denuncias que no han tenido ningún sustento sobre algunos ministros. Claro, como la economía está creciendo y la situación ha mejorado, buscan atacar por cualquier lado”, comentó a “Río Negro” una fuente de Casa de Gobierno.

Es elocuente que todo en la vida no se puede. Crecer, tener menor inflación, mejorar el balance de las cuentas públicas y lograr que la deuda baje en un contexto social complicado es algo que aparece como una montaña sumamente difícil de escalar.

El gobierno dice que habrá un nivel de inflación más bajo. El problema es justamente que ha pifiado estas previsiones de los últimos dos años.

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El gobierno dice que habrá un nivel de inflación más bajo. El problema es justamente que ha pifiado estas previsiones de los últimos dos años.

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