Cómo se sostienen los bomberos en Bariloche

Además de mucho esfuerzo de cada voluntario, la tasa que financia el Simbov es indispensable para que los cuatro cuarteles de la ciudad estén en condiciones de combatir incendios.

La alarma suena en el celular y Juan Pablo Domínguez observa de inmediato la pantalla. Si indica Rojo 2, debe salir de inmediato desde su domicilio en el barrio El Frutillar hasta el destacamento, que está ubicado en el barrio 2 de Abril. Nicolás Haneck recibe el mismo aviso en forma simultánea en su teléfono. Vive en el barrio Valle Azul, que está más cerca del destacamento. Juan Pablo y Nicolás tienen vehículo. Pero varios bomberos voluntarios no tienen otra opción que correr por la extensa avenida Juan Herman cada vez que son convocados para salir a una emergencia. Es un esfuerzo cotidiano que pocos ven.

Los voluntarios son la columna vertebral del sistema. En Bariloche hay casi 200 bomberos voluntarios activos distribuidos en los cuarteles y destacamentos que dependen de las cuatro asociaciones que funcionan en la ciudad. Se trata de las Asociaciones de Bomberos Voluntarios de Bariloche (ABVB), Melipal, Ruca Cura y Campanario.

Prestan un servicio voluntario. Ninguno cobra una remuneración. Los únicos que perciben un salario son los operadores de cada cuartel o destacamento, que trabajan en turnos durante las 24 horas.

El otro pilar que sostiene el funcionamiento de los cuarteles y destacamentos es el Sistema Municipal de Bomberos Voluntarios (Simbov). Es una fuente de financiamiento que nació en 1997 como una contribución no obligatoria por una necesidad de darle recursos a la actividad de las asociaciones. Pero en el último tiempo se transformó en una virtual tasa.

Equipo

US$ 1.300
Chaqueta y pantalón
$ 12.000
Botas

Cómo se recauda

Hay dos vías de recaudación. La más importante es por intermedio de la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB). Cada asociado de la CEB paga esa contribución, que está incluida en el polémico “talón B”, en función del consumo de energía.

La ordenanza 3005, sancionada el año pasado por el Concejo Municipal, modificó la vieja normativa y actualizó los montos, que estuvieron congelados durante 4 años.

Así lo informó el presidente del Simbov, Carlos Aristegui, y el secretario de la ABVB, Jorge Alonso, que explicó que el aumento para este año alcanza el 143% y se aplicó en forma escalonada.

Los vehículos deben estar siempre en condiciones. Foto: Alfredo Leiva

Alonso aseguró que el usuario de la CEB que consume hasta 100 kilovatios hora por mes pagó hasta el año pasado 2 pesos al Simbov. Con el incremento de este año, el aporte aumentó a 7. Los usuarios residenciales de las categorías A, B y C (que en conjunto suman 32.098 socios de la CEB) representan la columna vertebral del aporte al Simbov. Aportan entre 45 y 113 pesos mensuales. Mientras que los grandes consumidores de energía de Bariloche y Dina Huapi pagan 665 pesos.

La municipalidad recauda otra parte, pero es mucho menor. Es por el pago de baldíos.

Los datos oficiales indican que en 2015, la cuenta del Simbov cerró con un superávit de 1.983.796 pesos. En 2016, el ejercicio arrojó un saldo a favor de 827.889 pesos. La balanza se desequilibró a partir de 2017, porque el año terminó con déficit de 828.600 pesos y el año pasado fue peor porque acumuló un saldo negativo de 1.557.090.

Equipo

$ 8.000
Casco
$ 2.000
Monja (para proteger el rostro)

Aumento

Pero con el incremento aprobado para este año se recuperaron las finanzas del Simbov. La información oficial consigna que hasta septiembre se recaudaron 13.810.470 pesos y se gastaron 10.833.800 pesos. El saldo favorable es hasta el momento de 2.976.669 pesos.

Un dato llamativo es que la municipalidad no depositó nada el año pasado de la recaudación por baldío. El concejal de Juntos Gerardo Ávila admitió que hubo una demora, pero aseguró que se acordó hacer “pagos mensuales para ir reduciendo la falta de aportes”. Dijo que a mitad de este año, el Ejecutivo municipal dictó una resolución “para ir normalizando los pagos”.

Aristegui y Alonso explicaron que el 60% de los fondos del Simbov se destinan a los gastos de funcionamiento de las cuatro asociaciones. Esa partida comprende salarios y cargas sociales de los cuarteleros, capacitaciones, combustible, servicios de cuarteles, seguros, entre otros.

El 33% de esa masa de recursos, que se deposita mensualmente, va para la ABVB, el 25% para Melipal y el 21% para Campanario y Ruca Cura respectivamente. El reparto se fijó de acuerdo con las estadísticas de las salidas que cada cuartel y destacamento deben registrar en un sistema interno.

Alonso dijo que el cuartel Centro y los destacamentos del barrio 2 de Abril y del San Francisco tienen, en promedio, unas 1.200 salidas al año. Es decir, 3,3 salidas diarias.

Otro 30% de los fondos del Simbov se destina para equipamiento, pero la asignación de esos recursos la decide el directorio del Simbov, que está integrado por representantes de las 4 asociaciones, de las 5 delegaciones municipales, 2 concejales y 3 funcionarios del Ejecutivo.

El 6% restante se asigna a cubrir los gastos administrativos del Simbov, el 2%va a un fondo solidario que utiliza el Concejo Municipal o el Ejecutivo para casos de destrucción total o parcial de viviendas y el último 2% se deposita en un fondo para contingencias.

Rendiciones

Alonso explicó que cada asociación recibe un aporte anual de Nación. Este año rondará los 2 millones de pesos, que hay que rendirlos al finalizar cada ejercicio.

Dijo que cada asociación debe presentar sus balances ante el Tribunal de Contralor Municipal. El Gobierno provincial gira un aporte mínimo que sale de lo que recauda Lotería de Río Negro. Pero llegan atrasados. La ABVB recibió el pago último de 70 mil pesos en mayo pasado.

“Si no existiera el Simbov sería muy complicado mantener el funcionamiento de los cuarteles”, opinó Aristegui.

Solo la ABVB tiene la posibilidad de percibir ingresos importantes por el alquiler del gimnasio que tiene en Beschtedt casi Moreno.

Alonso consideró que sin los aportes del Sinmbov sería muy difícil sostener a las asociaciones. Estimó que solo en sueldos y cargas sociales necesitan 240 mil pesos mensuales.

Organización

La ciudad está dividida en jurisdicciones. El cuartel Centro tiene 85 bomberos voluntarios activos sumando los destacamentos del 2 de Abril y San Francisco. Cubre el área urbana, junto con el destacamento 2 de Abril, que tiene jurisdicción hasta el puesto de Gendarmería en río Villegas en la ruta nacional 40. Mientras que el destacamento San Francisco tiene a su cargo toda la zona este hasta el río Ñirihuau, La Paloma y detrás del aeropuerto.

El cuartel Melipal tiene 53 voluntarios, con las dotaciones de los destacamentos de Villa Los Coihues y Villa Catedral.

Su área de cobertura comprende desde el kilómetro 1 de las avenidas de los Pioneros y Bustillo hasta el kilómetro 10 de Bustillo. También, Villa Los Coihues hasta la entrada de Arelauquen y el área de Villa Catedral.

La jurisdicción del cuartel Campanario va desde el kilómetro 15,5 de Bustillo hasta el puente de Bahía López, la Península San Pedro, Bosque y Península de Llao Llao, Circuito Chico hasta el puente Angostura y laguna el Trébol. Tiene 27 voluntarios activos.

Ruca Cura, con 32 voluntarios, tiene bajo su órbita desde el kilómetro 10 hasta el 15 de Bustillo, incluido Don Orione, y desde Bahía López hasta Colonia Suiza.

Un año de capacitación

Ingresar al cuerpo activo de un cuartel de bomberos no es sencillo. Se debe aprobar un curso de un año, con 14 materias.

Los voluntarios cuentan con obra social (Ipross) y la posibilidad de acceder a una pensión graciable, que es el monto de un salario mínimo vital y móvil (12.500 pesos). Para recibirla deben acreditar 25 años de servicio o haber cumplido 50 años, con 15 de antigüedad. No cuentan con ART. Esa situación complica sobre todo a los voluntarios que son monotributistas, están en negro o desempleados.

La vida interna en cuarteles y destacamentos

“La prioridad es la vida de las víctimas”, aseguró Nicolás Haneck. “Los bomberos juran por el honor”, destacó Jorge Alonso, secretario de la ABVB.

El trabajo visible del bombero voluntario es combatir un incendio, asistir a los lesionados de un choque, a personas descompensadas y eventos de todo tipo. Sin embargo, hay muchas actividades que se desarrollan en el interior de los cuarteles que son clave para las salidas a una emergencia.

“Muchos piensan que estamos tomando mate todo el tiempo”, comentó Haneck.

Hay cosas básicas que se deben hacer en forma periódica para estar preparados ante cualquier contingencia. Desde revisar que los camiones tengan combustible y neumáticos óptimos para estar operativos, con todo su equipamiento en condiciones (mangueras, elementos de seguridad, máquinas de corte, artículos de primeros auxilios e insumos médicos).

Nicolás y Juan Pablo Domínguez pertenecen al destacamento 2 de Abril. Varias veces tuvieron que soportar la furia de algunas personas que les reprocharon que llegaban tarde para apagar un incendio. De todos modos, son casos aislados.

Por eso, en cada cuartel hay responsables de la movilidad, de los materiales, de intendencia, que tiene a su cargo que la ropa y equipos de cada voluntario esté en óptimas condiciones, de comunicaciones y un responsable de la administración. “Cuando estás en una emergencia no puede fallar nada”, aseguró Haneck.

Uno de los problemas es la falta de unidades de doble tracción en una zona como Bariloche. De hecho, este invierno por las intensas nevadas quedaron aislados en el cuartel del 2 de Abril porque el despeje de las calles demoró varios días.

Además, muchas veces el mapa con las calles de la ciudad no coincide con la realidad. Eso provoca que la unidad demore en poder acceder hasta el lugar del incendio. Por eso, salen en forma periódica a hacer un relevamiento de las calles.

El jefe del destacamento 2 de Abril, Lucas López, recordó que cuando empezaron a funcionar en 2001 eran 8 bomberos. Dijo que en esa zona es común salir a incendios de viviendas causados por salamandras.

Explicó que los equipos que necesita un bombero, por lo general, son importados desde Estados Unidos. Cada voluntario ficha el horario de ingreso y salida, porque debe hacer por lo menos 45 horas mensuales. También, tres guardias nocturnas programadas por mes.


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