Compilan documentos sobre Eichmann y sus actividades post guerra

El libro, “Los expedientes Eichmann” , editado por Sudamericana, ilumina el entramado de intereses políticos internacionales que le permitieron a Eichmann moverse casi en plena libertad en el caliente tablero de la Guerra Fría.

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Gabriela Weber investiga en el libro “Los expedientes Eichmann” el secuestro del jerarca nazi y repasa su fuerte impacto social, en tanto demanda que se desclasifiquen en Alemania, Argentina y Estados Unidos archivos vinculados a sus actividades luego de la Segunda Guerra Mundial.

Para Weber, el efecto social de ese secuestro fue muy fuerte: “En Israel fue el primer caso que trajo al Holocausto a la discusión pública. Fue muy importante para las víctimas que un miembro del Estado terrorista alemán haya sido atrapado y juzgado. En Europa también fue importante porque en los años 50 y 60 nadie quería acordarse de Hitler, y la captura de Eichmann forzó a recordar”.

El libro, editado por Sudamericana, ilumina el entramado de intereses políticos internacionales que le permitieron a Eichmann moverse casi en plena libertad en el caliente tablero de la Guerra Fría.

Weber afirma, en diálogo con Télam, que “nunca hubo una búsqueda de nazis en Argentina, ni por parte de Israel, ni de Alemania para iniciar juicios. Es mentira que buscaron nazis porque si bien ingresaron al país con nombres falsos, luego enviaron a sus hijos a los colegios con sus nombres verdaderos”.

“Los servicios del mundo sabían dónde vivían los nazis en Argentina y todos trabajaban para un servicio o varios”, indica la autora en el marco de uno de sus mayores desafíos: “Difundir otra verdad sobre el secuestro de Eichmann en Argentina”.

Al respecto, la autora señala que “no fueron agentes del Mossad los que lo descubrieron en el país, sino un sobreviviente del campo de concentración Dachau, Lothar Hermann”, quien no aceptó la recompensa monetaria de 10.000 dólares ofrecida por el Estado, sino que se sintió satisfecho por ayudar a detener a un criminal.

“El que finalmente se movió -explica Weber- fue Tuviah Friedman, director del Centro de Documentación de los Crímenes Nazis de Haifa, quien había perdido a casi toda su familia en Treblinka”.

A su entender, la extradición de Eichmann sólo podía hacerse bajo pedido de Alemania porque con Israel no había tratado vigente, por eso considera que “la acción contra Eichmann no fue planeada como un secuestro, como dice la historia oficial, sino como una detención para forzar a las autoridades argentinas a extraditarlo a las autoridades judiciales alemanas”.

Las investigaciones la llevaron a concluir que Eichmann tuvo “desde 1954 relaciones con la DAIA y daba informaciones sobre la época del fascismo en Alemania y la política de exterminio de los nazis”.

La autora marca otro `agujero negro` de la historia: “Las autoridades israelíes nunca dieron explicaciones sobre lo sucedido entre el 11 y 23 de mayo de 1960 con Eichmann cuando permaneció secuestrado y fue trasladado clandestinamente a Israel. ¿Lo interrogaron, lo torturaron, o negociaron con Eichmann, en ese momento el nazi de rango mayor en el exilio?”, se pregunta.

Weber se lamenta porque “la mayor parte de los expedientes sobre este tema siguen clasificados”, pero “algo hay -asegura-, porque el 13 de agosto de 2012, la DAIA quiso honrar a Lothar Hermann y una semana antes cancelaron todo”.

Más curioso aún fue que en medio del acto “se hizo presente el entonces embajador de Israel, Daniel Gazit, quien abrazó a la sobrina nieta de Hermann, Liliana,” convocada para la celebración, y que calificó como “vergonzosa”.

Según la investigadora, Gazit dijo: “Saludamos a Liliana en nombre de Israel, en aprecio a todo lo que hizo Lothar Hermann”.

“Para Israel, Lothar Hermann es un héroe, para la DAIA un tabú. Liliana Hermann hasta hoy no puede explicar por qué la DAIA se resiste a abrir sus archivos”, agregó Weber.

Sin embargo arriesgó una respuesta: Eichmann “fue un doble agente que luego de la guerra trabajó para Alemania e Israel”, según un documento desclasificado del servicio nacional de inteligencia alemana BND.

“¿De dónde sacó la información Israel, si no era de un nazi, para negociar indemnizaciones con Alemania”, refuerza Weber, sobre una de las tantas trabas con las lidió para investigar.

“Cuando quise indagar en otros gobiernos, también me encontré con algún grado de complacencia hacia Eichmann. Me parece vergonzoso que los gobiernos aún escondan sus expedientes”, concluye Weber, que sigue trabajando para actualizar la historia con otro libro. (Télam)


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