Conocé la cueva donde vivieron los primeros habitantes de Neuquén

Misión Ciencia recrea la cueva Huenul, el lugar donde durmieron los primeros neuquinos. También invita a descubrir el desconocido caso de los hombres que deformaban sus cabezas.

La muestra Misión-Ciencia, que se realiza en el Espacio Duam (San Martín 5901) hasta el 28 de abril, es una ventana abierta al saber. Y también una manera de espiar y conocer más sobre los primeros habitantes que tuvo Neuquén. Espiar, porque en la exposición se recreó la cueva Huenul, donde se encontraron los vestigios más antiguos de neuquinos. Y conocer, porque permite un mayor acercamiento a este grupo de ancestros que habitaba el norte de la provincia

Las primeras poblaciones datan de entre 5.000 y 12.000 años atrás, y mediante la cuidadosa investigación de sus elementos se pudo reconstruir la vida que llevaban en aquel entonces. En el Valle de Curi Leuvú, cercano a Chos Malal, se encontró una especie de cementerio, con 65 cuerpos que tienen una antigüedad de entre los 3800 a 4800 años.

Lo singular del descubrimiento es que los cráneos tienen una modificación que se realiza con un sistema de cintas alrededor de la cabeza con tientos de cuero o tela. Como los huesos en la infancia son más blandos , esa modificación evidentemente se realizó en aquellos primeros años de vida. Esto produjo una modificación permanente en el cráneo que hizo que la cabeza sea más alargada, de acuerdo a los investigadores.

Valeria Bernal, antropóloga e investigadora del Conicet e invitada de Misión Ciencia, explicó que “la principal hipótesis tiene que ver con la identificación entre grupos, o bien para identificar a un individuo dentro de un grupo. Señalar a un individuo como diferente al grupo , es un indicador de complejidad social grande”, explica la antropóloga.

El cementerio hallado se ubica en una posición estratégica en Aquihuecó, ya que está a orillas del río Curí Luevú que antes habría tenido un nivel más alto que el que tiene ahora. Desde el monte les permitía ver todo el Valle de Curí Leuvú, y visualizar así si venían otros grupos, o si necesitaban protegerse de los ataques.

Dado que la comunidad era cazadora-recolectora, tenían un estilo de vida parecido al nomadismo pero con puntos de referencia que ocupaban recurrentemente.

“Es interesante pensar cuál es el grado de complejidad de los grupos prehistóricos de Neuquén, que hacía que recurrentemente, por mil años, la gente llevara a enterrar a sus muertos al mismo lugar. Hay un conocimiento del paisaje para poder moverte cada vez que en tu grupo había una persona fallecida, para poder llevarla al mismo lugar. Podemos deducir que este comportamiento se transmitió de generación en generación”, indicó la antropóloga.

Otro descubrimiento en el cementerio fue que algunos cuerpos tenían collares con cuentas, algunos armados con caracoles, basalto y valvas; algunos con cuentas más unidas que otras. El collar -según la antropóloga -se interpreta como un rasgo de jerarquización dentro del grupo, ya que no todos los individuos tenían uno.

La muestra Misión Ciencia expone además cómo era la alimentación de las primeras comunidades, la confección de su vestimenta, los idiomas que utilizaban y los animales que se extinguieron.

Una manera interesante de espiar el pasado y saber cómo vivieron lo que habitaron este suelo hace miles de años.

Valeria Bernal es antropóloga investigadora del Conicet e invitada a Misión Ciencia. (Foto: Juan Thomes)

Un invaluable tesoro arqueológico

Un atractivo de Mundo-Ciencia fue la recreación de la cueva Huenul que posee una antigüedad de 16.000 años. Ubicada en Buta Ranquil sus dimensiones son 18 metros de alto por 35 metros de largo. Se originó por los procesos erosivos causados por el agua. El descubrimiento creó la imagen sobre cómo vivían los primeros habitantes neuquinos.

La cueva tenía paja acumulada que recrea una cama como lugar de descanso, una fogata con restos de carne de guanaco, animal que constituía parte de su dieta. Se encontraron piedras de moler tipo mortero con el que procesaban algarrobo o alpataco para generar algún tipo de harina para consumirla.

Además se hallaron trozos de vasijas y grabados sobre huesos de animales o cañas que denotan que el arte estaba presente desde hace miles de años. En la Cueva Huenul además se encontraron pinturas rupestres hechas con ocre rojo y otros pigmentos, la razón de su persistencia a través del tiempo es porque se mezclaba el pigmento con grasa de animal.

Son 150 motivos que van desde figuras geométricas, animales y pisadas, las pinturas se hicieron en diferentes momentos históricos. Si bien la Cueva Huenul está ubicada en un lugar aislado e inhóspito, su valor histórico llevó a la disyuntiva sobre si tenía que abrirse al público o si debía preservarse para la investigación.

Lamentablemente los recaudos llegaron tarde porque las pinturas rupestres fueron dibujadas con carbón, hecho que llevó a establecer nuevas pautas para las visitas. En la actualidad la Cueva Huenul se puede visitar únicamente con guía, tiene cartelería que informa sobre su valor histórico y para concientizar sobre la preservación de este tesoro arqueológico.


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