Crimen de Zapala: los hermanos recuerdan «pantallazos» del asesinato del padre
Mañana serán entrevistados por un psiquiatra y un psicólogo de la defensa pública. Varias familias se ofrecieron para alojarlos.
Fernando Jara (27) no estaba ebrio ni había consumido drogas. Nunca lo hacía. Pero apenas recuerda «pantallazos» de la mañana del pasado domingo 26, cuando junto a su hermano Matías (21) mató a puñaladas a su padre Orlando Jara (55) delante de los vecinos del barrio Zona 2 de Zapala y después, en plena calle, le cortó la cabeza, la exhibió, se sacó una selfie y se la envió a un amigo.
Ese tramo final de la ejecución del crimen es el que mantiene desconcertados a los investigadores. ¿Qué llevó a un joven voluntario del Ejército, buen ajedrecista, capaz de resolver en minutos el cubo de Rubik, a realizar semejante manifestación pública?
«Es un caso típico de ciclo de violencia. Ni ellos se imaginaban este desenlace», dijo hoy a RÍO NEGRO la defensora pública Natalia Godoy.
Afirmó que los dos hermanos están «muy consternados» por lo que pasó, y apenas han podido hablar del tema.
Cumplen prisión preventiva en una comisaría, pero el jueves habrá una audiencia de revisión en la que la defensora pedirá que les otorguen prisión domiciliaria. «Muchos amigos y familiares ofrecieron sus casas para albergarlos», informó. «Ellos no son un peligro para la sociedad, no tienen que estar en una celda».
Sobre Fernando y Matías añadió que «hay que conocer su historia familiar. Son chicos sin conflictos con otras personas que de un momento a otro se convirtieron en protagonistas de un suceso terrible».
Anticipó que mañana se presentará en Zapala el equipo interdisciplinario de la defensa pública -psiquiatra, psicólogo, asistente social- para «hablar con ellos y tratar de averiguar cuál fue el detonante» .
Respecto de Fernando, quien tuvo el rol más activo en el homicidio de su padre, la defensora Godoy señaló que «él dice que tiene como pantallazos».
Admitió que esa madrugada no bebió ni consumió drogas, pero al parecer se encontraba en un estado tal que podría discutirse legalmente si comprendía lo que estaba haciendo.
«Estamos trabajando en reconstruir el contexto de violencia crónica en el que se crió Fernando», dijo Godoy. «El aporte del equipo interdisciplinario será importante para que él pueda hablar y contarnos su versión».
De acuerdo con Hilda Acuña (51) pareja de Orlando y madre de los imputados y de Diego y Giuliana Jara, el hombre llegó a la casa en el barrio Zona 2 el domingo a las 4 de la madrugada en estado de ebriedad y comenzó a discutir a los gritos porque no encontró en la heladera una cabeza de chivo que se había reservado para comer.
Según Hilda, tenía dos cuchillos en la cintura. Sus hijos (salvo Diego, que no vive allí) dormían en la parte alta, y hacia allí subió Orlando: «los voy a matar», amenazó.
Allí comenzó una larga pelea que terminó pasadas las 8 de la mañana con los hermanos asesinando a golpes y puñaladas a Orlando en plena calle, ante la vista del vecindario. Y luego vinieron la decapitación y la selfie, gestos crudos con los que, quizá, alguna zona de Fernando que permanecía muy oscura buscó su manera de expresarse.
Fernando Jara (27) no estaba ebrio ni había consumido drogas. Nunca lo hacía. Pero apenas recuerda "pantallazos" de la mañana del pasado domingo 26, cuando junto a su hermano Matías (21) mató a puñaladas a su padre Orlando Jara (55) delante de los vecinos del barrio Zona 2 de Zapala y después, en plena calle, le cortó la cabeza, la exhibió, se sacó una selfie y se la envió a un amigo.
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