Cronología de las denuncias previas al femicidio de Villa La Angostura

En julio de 2020 Guadalupe Curual hizo la primera presentación en la comisaría 28 luego de que Quintriqueo ejerciera violencia física. El 8 de enero se produjo un nuevo episodio. Las medidas de prohibición de acercamiento estaban vigentes.

Juan Bautista Quintriqueo, de 33 años, mató a Guadalupe Curual, de 20, ayer en pleno centro de Villa La Angostura. El ataque femicida es la expresión de una escalada de violencia que comenzó en 2020.

El 12 de julio, a la madrugada, cuando todavía regía el aislamiento obligatorio por la pandemia, la joven hizo la primera denuncia en la comisaría 28° de la localidad cordillerana. Allí relató que convivía con él desde hace dos años y que tenían una hija en común, que cumplió un año a principios de febrero. Describió episodios de violencia física ocurridos en su casa, una pieza en la parte trasera de la vivienda de los padres de Quintriqueo. Ella dejó ese lugar y la recibieron sus amigas.

Al día siguiente la contactaron telefónicamente desde la Oficina de Violencia del Poder Judicial, con sede en La Angostura -el régimen que estaba vigente por la emergencia sanitaria- y ratificó su denuncia policial. En ese momento el juez Jorge Videla, a cargo del juzgado Multifueros de la ciudad, le impuso a Quintriqueo medidas de prohibición de acercamiento a menos de 100 metros y de realizar actos de violencia contra Guadalupe. La vigencia era por tres meses.

Estas medidas no tienen un control, es decir que si las incumple el agresor la que debe informar de lo sucedido es la víctima. Lo que comúnmente se dispone son «rondines policiales», esto significa, un móvil que circula en inmediaciones de la vivienda y le consulta si se acercó. En este caso se ordenaron.

Se le dio intervención al hospital de Villa La Angostura, a la secretaria de Desarrollo Social Municipal y al Centro de Atención a la Víctima de Delitos.

El 8 de enero de 2021 Guadalupe realizó la segunda denuncia policial en la misma comisaría. Ella expresó que cuando le llevó la niña, él le preguntó sobre su vida, la tomó de los brazos, la zamarreó y la tiró al piso.

Tres días después la contactaron nuevamente de la Oficina de Violencia. La joven manifestó que no deseaba nuevas medidas, porque había pactado con él compartir el cuidado de la niña durante la tarde, mientras trabajaba. La joven tenía un empleo remunerado de medio tiempo en una panadería. Quintriqueo era municipal contratado, y por la tarde manejaba un taxi.

El 11 de enero Videla le impuso de forma preventiva la prohibición de acercamiento, más allá de lo expresado por la joven, por un plazo de tres meses, con la posibilidad de que mantuviera contacto en lo referido al cuidado de la niña.

El 22 de enero Guadalupe le planteó a la Oficina de Violencia que Quintriqueo la hostigaba telefónicamente y que incumplía debidamente el régimen de visitas. Se le ratificó la prohibición de contacto.

El 1 de febrero la joven indicó que él continuaba burlándose de la prohibición, porque se lo cruzaba y lo veía por el lugar donde trabaja, además de aprovechar los momentos de contacto para hostigarla.

De nuevo Guadalupe advirtiéndoles de que la situación se prolongaba.

Videla ratificó las medidas cautelares ese día, declaró el incumplimiento, se le aplicó una sanción económica de 2.360 pesos (equivalente al valor de 1 IUS) y se lo intimó a que concurra a un espacio terapéutico, además de la suspensión del régimen de comunicación.

El camino que recorrió la joven es muy similar al que transitaron Carina y Valentina Apablaza en Las Ovejas, cuando fueron asesinadas por Lorenzo Muñoz el 22 de febrero de 2018.


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