Cuando el pan dulce lleva un sello solidario

Los beneficiarios de este proyecto de Viedma son integrantes de un merendero y de un centro de día para ancianos.

Las fiestas de fin de año suelen abrir el corazón y una movida solidaria comenzó a expandirse en la ciudad para que haya un pan dulce en la mesa familiar de aquellas personas que no siempre tienen asegurado una moneda en el bolsillo.

Ese producto tradicional se fabrica en la Planta Almería donde también un ruidoso grupo de mujeres cocina para sus familias promoviendo el autoconsumo.

Los beneficiarios del proyecto Pan Dulce son integrantes de un merendero y de un centro de día para ancianos, dentro del rol social que cumple el establecimiento. Asimismo, se sumaron a la iniciativa personas que colaboran con el Banquito Solidario.

Foto Pablo Leguizamon

“La gente que viene a las capacitaciones se lleva un aprendizaje en forma gratuita, un artículo para el autoconsumo, pasa momentos agradables y esto es contención”, señalan las coordinadoras del taller de elaboración, Silvia Cídes y Laura Menelik.

Este firme compromiso con el voluntariado tuvo su premio. Días atrás, Laura lanzó una campaña por redes sociales a fin de conseguir aportes para elaborar 60 unidades de este alimento con destino a las familias de los niños que asisten a un comedor comunitario. En un santiamén recibió cuatro llamados que se transformaron en aportes para asegurarse ingredientes más caros, como frutos secos y “chips” de chocolates.

Foto Pablo Leguizamon

“Acá se aprende a compartir”, insiste Laura poniendo en valor el ejemplo de una niña quien luego de una charla de las mujeres mayores hizo visible el reparto de “chips” de chocolates con otras integrantes.

La necesidad de concurrir al taller, sobre todo para algunas familias numerosas, es hacer frente a los altos costos de temporada tomando en cuenta que en las góndolas, ese producto en envases de medio kilo, llega en esta ciudad a los $ 500. Cada integrante del taller, sale para su casa con dos artículos bajo el brazo, y con los rudimentos esenciales en la mezcla de ingredientes y horneado final.

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Foto Pablo Leguizamon

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Una realidad que comenzó en 2005


La planta de elaboración de productos comenzó a ser una realidad con un amplio sentido de la solidaridad en 2005. Fue construida en un terreno contiguo a la iglesia Pío X de esta capital, Fue construida con un aporte mayoritario proveniente de la comunidad católica de Almería, España, merced a una gestión del sacerdote Pedro Pérez Martínez, enviado en misión sacerdotal a esta ciudad por espacio de seis años. Las instalaciones reciben a unas 350 familias al año.

Foto Pablo Leguizamon

Tiene actualmente el apoyo de Cáritas y sus resultados son una importante fuente de trabajo y producción de alimentos saludables en la región. En sus más de 200 metros cuadrados construidos cuenta con cocinas industriales, envasadora, tapadora y un sistema de esterilización de frascos, con las correspondientes habilitaciones del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y la municipalidad de Viedma. “Según la época del año, la planta se usa además para que la gente pueda elaborar dulces o ensaladas, con materia prima local, que luego salen a vender”, concluye Silvia.

Foto Pablo Leguizamon

Junto con la promoción del autosustento familiar, como devolución se le pide a la gente que realiza cursos gratuitos que arrime utensilios o elementos de limpieza para hacer frente a su funcionamiento. A veces sus integrantes, realizan campañas vendiendo alimentos para conseguir pagar altos costos de consumo de los servicios públicos.

Foto Pablo Leguizamon

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