Cuando se suma la falta de un diagnóstico preciso

Padecer los síntomas de la celiaquía pero no contar con el diagnóstico es algo que ocurre. Gabriela Yáñez (32) da cuenta de eso. “Tenía la mayoría de los síntomas pero el laboratorio me daba negativo, hasta hace tres años, cuando bajé 18 kilos en un mes. Decidieron hacerme la endoscopía, y salió. La biopsia dio positivo y con el mayor grado”.

Saber qué le pasaba no trajo la solución. “Me cuesta un montón. Hacer la dieta no es barato. La mutual te da 380 pesos por mes, pero sólo para la harina, no cubre comidas hechas”, se lamentó.

“De vez en cuando voy hasta Cipolletti, allá hay panadería para celíacos, es una opción cuando querés comer algo rico, porque a mí no me sale todo. Y si quiero comer algo rico de lo que comía antes, una porción de pizza por ejemplo, enseguida me hincho, me descompongo”, dijo y refirió a “lo difícil” que es lo social.

“Cuesta que te tengan en cuenta porque primero que nada es difícil cocinar. ¿Quién tiene un kilo de harina sin TACC en su casa? Con mis amigas preparamos comidas sin nada de harina. En Roca, en su momento había una panadería pero ya no está más”.


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