Cuatro internos egresaron del centro educativo del Penal 2

Hace unos meses parecía una lejana meta. Hoy, es un desafío cumplido. Porque cuatro hombres que cumplen su condena en el Establecimiento de Ejecución Penal 2, terminaron sus estudios el 14 de diciembre en el Centro Educativo para Jóvenes (Cepja) N° 39, ex CENS.

Son los primeros en egresar de ese centro educativo, que funciona hace tan sólo un año en esa modalidad. Para sus docentes, los hombres son un ejemplo de perseverancia y superación ante la adversidad.

En medio del ciclo lectivo, los jóvenes tendieron lazos con instituciones como el hogar de niños Alfonsina Storni y la Universidad de Río Negro, logrando un inédito diálogo con la sociedad.

“Lo más importante que se llevan las personas privadas de su libertad que realizan trayectos educativos es la convivencia, permanecer durante cuatro horas en un espacio en el cual no rige la lógica del pabellón”, destacó Lorena Faath, coordinadora del Cepja.

Los lazos de amistad construidos con estudiantes de la Universidad de Río Negro difícilmente se borren. Futuros diseñadores junto con los internos que trabajan en la carpintería del Penal les enseñaron algunas nociones sobre diseño de juguetes. Con sus propias manos, los confeccionaron y luego los donaron a los niños del Caina.

En el cierre del ciclo lectivo, los internos pintaron un mural en el patio del establecimiento penitenciario, frente a la cancha de fútbol, junto a los estudiantes de la UNRN.

En el acto de colación, los visitaron integrantes de la Escuela Patagónica de Narración Oral, Hugo Herrera y Marisa Iturriós quienes deleiteraron con su poesía.

Cambio de modalidad

Hasta 2016 el espacio funcionó en el penal como un anexo de lo que era “afuera” el CENS N°7. Se trabajaba bajo una modalidad anual, convencional, desde 2012, con clases de lunes a viernes, de 9 a 12.50, bajo el título de “Bachiller especializado en Relaciones Humanas”.

Sin embargo, la reforma educativa general que se aplicó en la Provincia tuvo su consecuencia también en el ámbito penitenciario y se implementaron los CEPJA (Centros Educativos para Jóvenes y Adultos).

Este formato trajo polémica, porque pasaban a trabajar los contenidos “por módulos” a elección del interno y con una rutina mucho más flexible. Temían que eso perjudicara el proceso de aprendizaje para quienes deben convivir en los pabellones y llevan años lejos del aula. Hubo quienes aseguraron que se trataba de un ajuste de gastos y que sobrecargaba a los docentes.

A pesar de las diferencias y el debate, el equipo de trabajo sostuvo su dedicación y compromiso, seguros de que los estudiantes son lo importante. Los resultados siguen estando a la vista.


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