Cuidado con el poder

Neuquén

No descubrimos nada al decir que la mujer ha sido objeto de desprecio a través de la historia humana. Esto, en mayor o menor medida, según las culturas o idiosincrasias. Así como en algunos países hoy se la sojuzga, oculta y minimiza, podemos ver con satisfacción que con esfuerzo y capacidad el “sexo débil” fue escalando posiciones importantes impensadas décadas atrás. Presidentas de naciones al frente de grandes empresas multinacionales, astronautas, entre otras dignas tareas.

Hoy en la Argentina se escucha recurrentemente que “hay que empoderar a la mujer”. Esto en lo personal me resulta preocupante. Soy de la creencia de que el poder puesto en manos de cualquier ser humano es peligroso.

La historia nos muestra que el poder sirvió para fomentar la destrucción (guerras), el apetito personal y la inmunidad a cualquier acto despreciable. Por lo expuesto, sería dable pensar en dar una vuelta de tuerca y cambiar el poder por el deber. Los que conducen el país, los tres poderes, tienen el deber de ejecutar lo que prometieron, legislar y hacer justicia con reglas de sapiencia y moral, así como los ciudadanos tenemos el deber de cumplir con lo que nos dictan las leyes.

En lo particular, la mujer debe estar ubicada en la sociedad dentro de los planos que cada una elija a través de su propia capacidad, sin necesidad de “empoderarla”, ya que por esta metodología puede caer en la sensualidad o la fascinación que el poder le otorga. Los argentinos debemos construir caminos hacia la pacificación, desterrando los rumbos a la crispación y las divisiones que tanto daño nos han causado.

Rolando Juan de Dios Russo

DNI 4.310.021


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Feminismo

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