Cuidador de lo que otros disfrutan
El placero se lamenta por los que ensucian y rayan y por los que dejan “las cositas de sus perros”.
“Fui a Servicios Públicos. Ya vuelvo. Tron”, se lee en un papelito escrito a mano, apenas pellizcado por la puerta de la casita en la plaza Ministro González, donde Tron guarda su material de trabajo. Tron es Tronco o Leandro Troncoso, el placero que desde hace siete años cuida “de la mitad para allá” uno de los espacios verdes más bellos y visitados del centro de Neuquén. Leandro llegó ahí cuando en 2005 se privatizó el mantenimiento del Parque Central y la empresa Santa Irene se hizo cargo del trabajo que él, junto a varios más, había realizado durante 13 años. “Ahí nos sacaron del parque y estuve como dos meses sin hacer nada”, recuerda. En las crónicas de aquellos días los funcionarios de la gestión de quien era intendente -como hoy- Horacio Quiroga, habían aclarado: “no habrá despidos”, sino “reasignación de tareas de 35 operarios a plazas de barrios”. Uno de aquellos 35, que abandonó el parque fue Leandro. “Nos habían ofrecido tres plazas, la Roca, la Güemes y ésta (la Ministro González). Acá justo surgió una vacante y me vine”, resume. Leandro, con sus 65 años, arranca el día a las 6 de la mañana en invierno y a las 5 en verano para terminarlo, respectivamente, a las 13 o a las 12 . “Después la plaza es de ellos”, dice Leandro, y ellos son familias, jóvenes, abuelos, niños, niñas, y hasta trabajadores que al mediodía la convierten en un comedor al paso. “Tenemos una cisterna de 10.000 litros y regamos dos horas y media con la bomba prendida. Ahí tenemos que esperar que se recupere para poder largar la otra parte. Después el trabajo que hacemos es limpiar las veredas, vaciar los canastos, la basura, sacar las cositas que dejan los perros”. Las cositas que dejan los perros -”y no perros chicos, sino unos leones”- son un problema para Leandro y su compañero. “Estamos cansados de decirle a las señoras que traigan una bolsita porque se ensucian ellas mismas y nosotros ”, reprende y señala también la Comisaría Primera enfrente y que “mire el monumento cómo está, todo rayado”. Leandro se jubila este año o el próximo. Ya acumuló 20 de servicio en el municipio, siempre cuidando los pulmones verdes de la ciudad. Y, antes de eso, otros 10 como oficial de albañil en la constructora Riva. La torre de departamentos más alta de la diagonal 9 de Julio, el viejo edificio de la ex-Hidronor frente al aeropuerto, y las viviendas del barrio Mudón tienen mucho de él.
Leandro Troncoso, 65 años. Tres hijos (dos mujeres y un varón) y tres nietos. Llegó a Neuquén a los 16 años.
Luis García
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