La Angostura: desde lo alto de una montaña, Guido Ferrari pinta la Patagonia como pocos
El artista nacido en Villa Angostura, que pinta la Patagonia desde su atril, al aire libre, en una cumbre o en pleno bosque, acaba de exponer en Buenos Aires su obra “Mahuida”. De eso, de su estilo y de su visión del arte y del mundo habló con RÍO NEGRO.
En la quietud de la cordillera a Guido Ferrari (29) le parece oír hasta el sonido de cómo avanza el tiempo, del paso de la vida. Es un sentimiento que vive con total intensidad, que luego desaparecerá para pasar a otro.
En el mientras tanto, él lo pinta, ahí parado donde sea -en una pendiente, en una cumbre- en esta Patagonia infinita.
Su arte está ligado a la práctica impresionista del “plein air”, la pintura al aire libre.
Sea con sol pleno, llueva o truene, nieve o corra muchísimo viento, él toma su atril y su valija para internarse en la naturaleza y hacer lo que más le apasiona en la vida. Esa valija con pinceles y pinturas es también una buena metáfora de lo que se pierde, encuentra, mezcla, desaparece y reencuentra. “Es mi vida misma”, comenta este hijo y nieto de patagónicos, nacido en Bariloche y criado en La Angostura, donde vive desde hace años.
Días atrás llevó un poco de nuestra cordillera a Buenos Aires. Allá, en el Banco Ciudad en Buenos Aires inauguró su exposición Mahuida. El tamaño de la obra principal es de 18 x 1 metros. Deslumbró a los asistentes y a quienes pasan por el lugar. Él está feliz con este logro más que suma a su trayectoria. ¿Por qué lo hizo? ¿Cuál es su intención? De esto hablamos horas atrás.
-¿Qué te llevó a la pintura?
-Desde que tengo memoria que me interesan las artes, la música la pintura, el dibujo, la escultura, la ilustración, la danza y el cine.
Nos conforma un cuerpo, mente y espíritu (o emociones). El cuerpo va al gimnasio; la mente lee o estudia y el espíritu se alimenta de las artes, del bienestar social, el amor, la expresión.
Sobre su método de trabajar al aire libre dijo tiempo atrás a este diario: “pintar al aire libre tiene un término específico en francés que es ‘plein air’ y que significa al aire libre. Viene del impresionismo, en la segunda mitad del siglo XIX, durante la segunda revolución industrial, que es cuando los artistas pudieron llevar sus instrumentos y pomos de pintura, que antes no se podían transportar al aire libre, y terminar la obra al natural. De esa época y de ese movimiento impresionista yo rescato la vida conectada a la naturaleza y llevo mi oficio hacia allí, a una comunión, un estilo de vida donde no me aleje de lo que considero el mejor alimento. Nos podemos alimentar de otras cosas como fama, poder, likes, pero no hay alimento como la naturaleza, el sol, el agua”.
-¿Cómo se entrena la mirada y la observación?
-Siempre cito a Atahualpa cuando dijo “para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás”.
El ojo se entrena simplemente entrenando lo que hay dentro, pues por consecuencia damos el foco en lo que queremos ver, es decir vemos afuera lo que esta adentro.
Y el artista es entonces el que te muestra con su visión lo que estaba allí pero quizás no podías ver.
Aquí debo acentuar quizás un rol muy importante de las artes, muchas personas con roles políticos, sociales, médicos, terapéuticos, etc, podrían usar a favor las artes por el simple hecho de que revela un inconsciente colectivo, si se analiza ese inconsciente se pueden prever acontecimientos. Las artes son la expresión de lo que viene, es la expresión del futuro.
Este es solo una de las razones por las cuales el arte tiene importancia, podría nombrar varias historias del arte como terapia por ejemplo, o como concientización, no solo del planeta tierra que estamos descuidando, si no también de la importancia del tiempo, del afecto, de la bondad y la empatía por los demás seres.
-¿Tu arte le suma a la naturaleza que pintás?
-A la naturaleza no le sumo nada, simplemente me detengo a oírla, a admirarla, a aprender del cosmos en cada rincón.
Cuanto más tiempo paso contemplando, más descubro. Eso es para mí la pintura, ver los detalles y acentuar rincones y momentos de luz irrepetibles. Pero sí es cierto que pintar en el lugar es una interacción, los sonidos te traspasan, te envuelven, en un momento sos parte de la naturaleza, los animales se te acercan, ya no te huelen como algo ajeno.
-¿Cómo es tu proceso creativo?
-Mi proceso es estar meditativo previo a la pintura, por eso las caminatas en la naturaleza ayudan mucho, todo el proceso de horas de caminata por el bosque y la montaña hacen que uno llegue a tiempos naturales así es mas fácil ser lo que pinto.
En atelier es el mismo proceso, busco en qué sintonía estoy, todo lo que se pinta tiene un simbolismo oculto; si es montaña: de día, de noche, nublado, atardecer, con niebla, todas ellas te cuentan una historia diferente, cada búsqueda tiene un propósito.
No nos atrae un horizonte torcido porque sí, o uno desenfocado o un horizonte poco visible o completamente derecho.
El horizonte es hacia dónde vamos, por ende si lo vemos nublado, tenemos un futuro incierto, por ejemplo.
Esto tiene que ver con esa teoría de la belleza que sostiene que hay un sentido primitivo de atracción hacia la belleza, desde que somos agricultores desarrollamos un lenguaje con los ciclos de cultivo. Entonces podemos decir intuitivamente que mañana va a ser un buen día para plantar, cosechar, para que crezca nuestra siembra.
Por estos días, por ejemplo, el atardecer es de buenos colores rojizos, por eso nos atraen los atardeceres, y cuanto más rojo, más atractivo.
-O como dicen en Italia “Rosso di sera, buon tempo si spera”.
-No estoy diciendo con esto qué es lo bello y qué no lo es, sí estoy diciendo que los que nos atrae tiene un motivo y personalmente me gusta descubrirlo en la naturaleza.
Un poco de nuestra cordillera en Buenos Aires
-¿Cuál fue tu propósito con tu última obra?
-La Expo Mahuida, en el Banco Ciudad tenía como objetivo llevar un poquito de cordillera. Quería que la gente entre y se vea envuelto en los lugares donde pinto y sin preguntarlo la gente me respondió que así fue: así que cumplió el objetivo.
El tamaño de la obra principal (Mahuida) es de 18 x 1metros. Tuvimos que adaptarla al lugar así que se le restó finalmente un metro. Son 6 bastidores de 3×1 que juntos forman un pedacito de la cordillera andino patagónica. El tamaño puede sonar enorme y fue todo un desafío pintarlo pero no es nada a comparación de nuestra gigante Patagonia y cordillera, obviamente.
-¿Cómo respirás esta Patagonia que vivís en La Angostura?
-Siempre me gustó haber nacido acá, es como si lo hubiese elegido de antes.
Viajé por Europa, Estados Unidos, Latinoamérica pero es acá donde encuentro mi carga, la Patagonia tiene esa rusticidad que me alimenta. Viajé por Europa, Estados Unidos, Latinoamérica pero es acá donde encuentro mi carga, la Patagonia tiene esa rusticidad que me alimenta, protegidos, a donde quizás el humano nunca llegó…
Es un lugar donde la vida se renueva por sí misma. Me gusta también el lenguaje que dejaron nuestros ancestros, mapuches tehuelches, selknam, y onas, entre otros.
-Hablemos de los colores de este sur argentino.
-Si bien el color de la Patagonia es bien contrastante, tiene mucha claridad la atmósfera. A diferencia de otros lugares donde el polvo y humedad flota en el aire y el sol refleja en esas partículas, en la Patagonia tenemos un aire claro, transparente, que hace que tengamos por un lado colores, sombras y luces y por otro un azul profundo, sombras de los bosques con casi oscuridad total, sin incidencia de la luz en la sombras y distancias.
También tenemos nuestro distinguido otoño con sus colores y variaciones únicas en el mundo. Por supuesto que también están las mesetas “doradas” que son como desiertos de oro, donde los guanacos se camuflan con la tierra y los cielos nocturnos de otoño e invierno, que cuando se despejan las nubes se ve el cosmos completo.
-¿Qué historias querés contar desde tus pinturas?
-El cuidado de la tierra, el respeto hacia la naturaleza y el cosmos, la empatía por los seres, los tiempos de la naturaleza, la contemplación del todo.
-¿Para que te parece que sirven tus pinturas?
-Para sensibilizarnos sobre el entorno en que vivimos.
-¿Qué le sumás vos con tu arte a la Patagonia?
-Visibilización. La Patagonia no es un lugar donde el humano pueda exprimir la tierra y abandonarla, no es ese negocio del que tanto se habla, particionar la tierra, usarla, pudrirla, estropearla.
Por el contrario, es una tierra rica por su gente, sus tradiciones, su flora y fauna, sus distancias, el agua y el aire, su misterio, la diversidad. Estamos en una tierra que nos dio todo, sembrás algo y crece, tenemos energías de todo tipo, atracciones y turismo, aguas de todo tipo, extensión de sobra, minerales, mares, bosques. Si no empezamos a darle algo a cambio, o por lo menos cuidar “el negocio” no hace falta que yo aclare donde termina todo lo que no se cuida.
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