De la actualidad más rabiosa a los valores esenciales de siempre
* “Mi padre era diplomático, yo nací en Panamá, a los dos meses nos fuimos a Quito y de allí a Montevideo. Luego, a Washington, Santiago, Buenos Aires… Mi infancia y adolescencia fueron un continuo periplo. Pero los tres meses de vacaciones me mandaban a la escuela en México para que no olvidara el español de allá y aprendiera la historia de mi país, de manera que nunca tuve vacaciones. Mi gran recuerdo son los viajes en barco que emprendía mi padre con nosotros cuando le cambiaban de destino: 19 días de Nueva York a Valparaíso, por ejemplo, parando en los puertos más increíbles: Guayaquil, El Callao… Era muy divertido, flotar en el mar durante 19 días, leyendo libros, conociendo gente extravagante…”.
* Muy joven integró el “basfumismo”, un movimiento que “nos inventamos en México, una excusa intelectual para la parranda, en la que participé cuando tenía 18 o 19 años. Mis amigos artistas y yo estábamos muy influidos por los ismos europeos, el surrealismo, el dadaísmo, el futurismo, el existencialismo, y decidimos que en México debía existir un equivalente, así que creamos este. No fue muy serio, simplemente nos divertíamos: íbamos a hacer el amor a los cementerios y esas cosas…”, reconoció años después.
* Vivió y formó parte de la “gauche divine” en Europa. “En París conocí Vargas Llosa. Era una etapa muy precaria de su vida, trabajaba a destajo, en la radio francesa, de doce de la noche a seis de la mañana, era una vida difícil. Pero encontraba tiempo para salir a cenar con nosotros”. En Barcelona “me hice amigo de Gabo, Donoso… que vivían aquí. Salíamos a cenar copiosamente, a lugares como el Amaya, y luego íbamos a bailar a Bocaccio, donde Manuel Vázquez Montalbán me confundió con el cantante Jorge Negrete, lo que me halagó enormemente. Aquella discoteca era el feudo de los Regàs, Oriol y su hermana Rosa, a quien cada vez que Gabo y yo veíamos le cantábamos: “¡Ro-sa-re-gás-qué-bue-naes-tás! ¡Ro-sa-re-gás-qué-bue-naes-tás!”.
* ¡Como no iba a hacer amigo del uruguayo Juan Carlos Onetti! “Una vez fui a verlo a su casa en Montevideo, y estaba con su mujer, que le recriminaba que fumara, le iba regañando por cosas, así que él salió a la calle, con una botella de whisky en la mano, bata y zapatillas, y me dijo: “Voy a ver a mi amante, ¿me acompañas?”. Llegamos a un piso cercano, donde, efectivamente, había otra mujer, quien, al verlo, ¡también le recriminó que fumara! Eran como dos situaciones paralelas que él mantenía, una era un calco de la otra”.
* Siempre le preguntaron si no tenía tentaciones políticas a lo que respondía: “Querían que fuera presidente de México, hubo una época en que me lo pidieron muy fuertemente, pero me resistí. Me parecía una broma. Habría convertido el país en Calcuta… Los escritores han hecho grandes cosas en Latinoamérica, y los artistas también. Pero el gran drama es que no existe una correspondencia entre esas grandes creaciones culturales y lo que hemos hecho en la política. Seguimos teniendo una política del tercer mundo, pero eso no se arregla convirtiendo a los artistas en políticos. Son dos oficios muy distintos. En Latinoamérica hemos tenido muy pocos años de democracia, y hay que ser pacientes”.
* ¿Y nunca quizo ser actor? “Ni siquiera he nacido para escribir teatro. Tengo unas pocas obras, pero tuve éxito solamente porque me las interpretó María Casares, con ella mi texto parecía una obra maestra, pero luego, con otras actrices menores, no funcionaba. ¿Actor? Hace poco me propusieron un papel en Argentina. “¿Qué personaje?”, les dije. “El de abuelo”, me respondieron. ¡Al carajo! Me niego a hacer de abuelo. ¡Yo no soy viejo! ¿Quién se atreve a decir tal cosa?… Ya aparecí, eso sí, en películas experimentales que se hacían en México en los años 60”.
* Sus dos hijos murieron a los 25 y 29 años y viajaba siempre con una foto de ellos. “Los tengo presentes en mis libros. No los tenía presentes cuando estaban vivos porque allí estaban. Pero cuando murieron, los incorporé en mi escritura, y ahora no escribo una línea sin pensar en ellos. Es mi manera de mantenerlos vivos y me sirve mucho para sentirlos cerca”.
* Su concepción de la lengua era “como un río caudaloso a veces, apenas un arroyo otras, pero siempre dueño de un cauce (…), toda una profusa corriente de oralidad que corre entre dos riberas: la memoria y la imaginación”.
* Amante del idioma en que escribía, llegó a decir que su lucha por conservar el español duró toda su niñez, pues estuvo “a punto de perder su idioma nativo cada veinticuatro horas. El idioma quería decir para mí nacionalidad: era un conjunto opresivo de significados sujetos siempre a lucha, a reconquista”, apuntó.
*“Ni la ciencia, ni la lógica, ni la política nos darán una respuesta. Tampoco nos la dará la novela. Lo que hace la novela es plantear la pregunta de una manera equívoca, de una manera cómica, transgresora que as otras disciplinas no nos permiten”, pensaba.
* La actualidad más rabiosa no le fue ajena nunca. “En España, son los jóvenes y los estudiantes quienes ocupan la Puerta del Sol y exigen políticas que los partidos no ofrecen. ¿Qué políticas? Nada menos que las de una sociedad posindustrial, tecnológica y movida por Facebook y Twitter. De ambos lados del Mediterráneo, se perfila una nueva sociedad protagonizada, del Atlántico al mar Rojo y de Siria a Yemen y Bahréin,por una generación de jóvenes desconocida antes de aparecer y portadora de una idea tan propia como la de la Revolución Mexicana de 1910-1940: crear instituciones, sociedades, formas de vida que correspondan a la cultura local y sepan contribuir a la cultura internacional. Esbozo apenas los cambios en curso. Quiero asociarlos a cambios del pasado que comparten con los actuales un tiempo muy ceñido. Reconozco los fracasos o dificultades de la independencia hispanoamericana a partir de 1810. De la democracia y la sociedad civil en Europa a partir de 1848. De los brotes de renovación en 1968. También los movimientos actuales sufrirán derrotas, retrasos, desviaciones. Lo importante es que la idea y la dinámica del cambio ya está plantada y en marcha. Será difícil volver atrás. Abramos los ojos. Hoy sucede para mañana”.
La superpotencia china no le fue ajena a sus observaciones. Escribió al respecto: “Hoy, China es la potencia rival de Estados Unidos, es dueña de una parte del tesoro norteamericano, invierte y comercia con la América Latina, tiene una gran presencia en África y, no se diga, en Asia. De ser una dictadura totalitaria, ha pasado a ser un capitalismo autoritario. ¿Puede ser capitalista y democrática? La sociedad se remueve y el futuro estará lleno de sorpresas. ¿Seguirá una parte del mundo chino el camino de la democratización política? ¿Seguirá otra parte empeñada en un desarrollo capitalista sin libertades?”.
* ¿De ser ejemplos a los peores? Consideraba sobre la crisis europea. “Grecia, la madre de nuestra cultura occidental, se hunde en un penoso proceso de deuda impagable, inmensa indignación popular, gobernanza ineficaz, dependencia de la caridad europea y, sobre todo, de los humores de la señora Merkel. Se habla de ruina, expulsión de la Comunidad Europea, venta de islas a particulares griegos o extranjeros. Las crisis de Portugal e Irlanda fueron superadas. La de Grecia parece no tener salida y sin embargo es solo parte de la crisis mayor de la Comunidad Europea. Hace pocos años, había autores que afirmaban el éxito de Europa, “primera potencia” por encima de los propios EE UU. Hoy, de Reino Unido a España, de Italia a Francia, el sentimiento de crisis se europeíza”.
* Obviamente, de todas las realidades la que más le dolía, en los últimos años, “el México narco” ocupaba el primer puesto. “México necesita soluciones de fuerza. Los barones de la droga derrotan sin problemas al ejército de mi país, así que creo que deberíamos traernos a la policía israelí, a la francesa y a la alemana y que no dejaran títere con cabeza. No tendría por qué saberse, esos tipos ya están actuando en otras partes del mundo con gran eficacia. La violencia ya está ahí, lo que yo propongo es acabar con ella a golpes, como estas policías sin escrúpulos han conseguido en ciertos lugares. Yo soy más partidario de Erasmo de Rotterdam que de Maquiavelo, pero esta es una situación de emergencia”.
* “Mi padre era diplomático, yo nací en Panamá, a los dos meses nos fuimos a Quito y de allí a Montevideo. Luego, a Washington, Santiago, Buenos Aires... Mi infancia y adolescencia fueron un continuo periplo. Pero los tres meses de vacaciones me mandaban a la escuela en México para que no olvidara el español de allá y aprendiera la historia de mi país, de manera que nunca tuve vacaciones. Mi gran recuerdo son los viajes en barco que emprendía mi padre con nosotros cuando le cambiaban de destino: 19 días de Nueva York a Valparaíso, por ejemplo, parando en los puertos más increíbles: Guayaquil, El Callao... Era muy divertido, flotar en el mar durante 19 días, leyendo libros, conociendo gente extravagante...”.
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