Análisis: Ríver volvió a ganarle a Boca en la Bombonera

Como en la Supercopa de marzo en Mendoza. Ríver hizo un gol en cada tiempo mediante Pity Martínez y Nacho Scocco y volvió a ganarle a Boca en la Bombonera, como lo había hecho en el primer semestre de 2017 en la misma cancha (aquella vez 3-1).

Los argumentos del Millo fueron similares a los que sus dirigidos emplean desde el arribo de Marcelo Gallardo al banco del conjunto de Núñez.

Cambian los nombres, pero la postura es la misma. Libreto claro en cuanto a lo táctico, intensidad e inteligencia para leer los momentos clave.

De un lado, el Muñeco apostó por un equipo que viene jugando de forma similar en los apellidos.

Sin Quintero, tampoco le faltó fútbol en el comienzo. Para colmo, le salen todas. Martínez agarró un balón suelto en una jugada aislada y venció a Agustín Rossi con una facilidad asombrosa.

El ex Huracán se lesionó y allí fue reemplazado por el colombiano, que no la rompió, pero cumplió su rol e incluso le aportó buena ubicación para marcar.

Del otro lado, Pavón y Benedetto estuvieron activos, pero a Boca se lo notó como un equipo desmembrado. El xeneize no liga hace mucho contra Ríver, pero a la suerte hay que acompañarla con algo de solidez.

Guillermo Barros Schelotto volvió a fallar en el planteo. Boca dejó mucho espacio en el mediocampo y estuvo siempre lejos de ganar los balones sueltos.

Los intentos de los delanteros fueron desactivados por Armani, que no se cansa de aparecer cada vez que el Millo lo precisa.

Cuando el local logró algo de dominio territorial e iba en busca del empate, Ríver lo anestesió con otro golazo del ingresado Scocco. Quintero tocó, Santos Borré tiró la diagonal y aguantó la pelota como pudo, hasta que el ex Newell’s reventó el arco de la ‘‘12’’.

La entrada de Zárate por un (otra vez) desaparecido Tevez no sirvió de mucho. Incluso se cruzó en fuertes términos con Cardona por abusar de la individual.

Sobre el cierre, la suerte le dio una mano al equipo que dio sensación colectiva por sobre otro que asomó como el cúmulo de jugadores inconexos que se ve cada vez que juega. Entre el travesaño y Armani volvieron a salvar la caída del arco riverplatense y ya no hubo tiempo para más.

Los fallos arbitrales son anecdóticos. Desde lo táctico, la ubicación de los futbolistas, el planteo previo y la resolución de los intérpretes en términos individuales y de conjunto, Ríver ganó bien el clásico de nuevo. Esto no termina acá. De un lado, el envión puede servir y, del otro, la herida es cada vez más grande.

Superliga

Un animal

inexpugnable

Lo de Vigliano fue

espantoso

Además de errar en varios fallos de pelota dividida, Mauro Vigliano volvió a demostrar que no está a la altura de la primera división. Para empezar, se comió la roja a Cardona por un golpe en el rostro sobre Enzo Pérez, el mismo que había inventado Pitana hace casi un año en el Monumental.

Después, no sancionó un par de penales para Boca y debió haber sacado alguna tarjeta más para que el partido no se desvirtuara como de a ratos ocurrió. Ríver fue más y se sobrepuso a esos ‘‘horrores’’. Boca los sufrió, porque además de jugar mal, también se vio perjudicado por el juez.

Datos

20
las vallas invictas de Armani en 31 partidos disputados en Ríver. Ayer volvió a aparecer cada vez que lo llamaron.

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